En el Más Allá

Capítulo 10: La niña

Luego de salir de aquel recuerdo di un grito de terror, que me llegó a despertar a mí mismo, me senté de golpe, todo estaba oscuro, en una silenciosa penumbra, el corazón me latía con fuerza, sentía que me golpeaba el pecho con un martillo, la cabeza me explotaba, un crujido muy fuerte sentía, si llegué a gritar, no me percaté.

Esperé durante un tiempo en aquel silencio para esperar alguna señal de que me hubieran escuchado, pero no ocurrió.

Respiraba muy agitado, jadeaba carrasposa mente, transpiraba a mares, me temblaba todo el cuerpo y me dolía todo, mi pierna izquierda en particular, tal cual me ocurrió en ese lugar.

  • Agua - dije apenas - cocina, sed

Se que decir, pero no puedo hacerlo, traté de levantarme, pero mi cuerpo no respondía como debía, saqué los pies de la cama con una gran dificultad, me levanté, solo para caer sobre mi propio peso, me encuentro en el congelado suelo de madera, temblando como una hipotermia, pero sin sufrir de aquello. Traté de levantarme, pero mis fuerzas me abandonaron, mi cuerpo era muy pesado para levantarlo. «Si fuera más delgado, siento que podría hacerlo», pensé con rabia e impotencia, luego de ver aquel sueño, recuerdo o historia que no puedo creer aun, me siento miserable, si alguna vez fui eso, un gran guerrero en la antigüedad, ahora soy un gordo que no puede levantar su cuerpo por el peso.

  • Así que te cuesta creer aquella visión, ¿cierto? - dijo la voz de Gabrielle - Aunque en verdad no lo creas, es verdad todo eso.
  • Como puedo creerlo - contesté- cómo es posible que sea así.
  • Hablas conmigo en este momento - comentó tranquilo - y yo soy real.
  • Como sé que eres real - exclamé molesto -es todo muy increíble, es irreal.
  • Te duelen los ojos - comentó tranquilo - has salido de la caverna y el impacto, puede ser muy grande, al punto de que ves otra realidad, más allá de lo que te han enseñado en el colegio o por medio de la gente que te rodea.
  • De que hablas, no me duelen los ojos - dije mientras me levantaba a penas - pero si, es difícil de creer todo esto, tú, ese mundo, el sueño, todo - pausé - incluso este mundo, me cuesta creerlo.
  • Entiendo de lo que hablas - respondió - un mundo donde no te aman, es difícil de asimilar, estuve en tu situación cuando estuve vivo.
  • ¿A qué te refieres? - dije intrigado, mientras lograba sentarme - Pasaste por lo mismo.
  • Así es - dijo en tono triste - Y bueno hice cosas terribles, que al menos con mi muerte llegué a pagar, pero siento que ni con eso, se pudo obtener aquello que más anhelamos, el amor de aquella persona.
  • ¿Por Qué no me cuentas tu historia?
  • Por el momento no Anthony, pronto lo harás - dijo - a su momento lo harás. Recién vienes de una vida, es mejor que descanses un tiempo antes de otra.
  • De acuerdo - dije pensativo - tienes razón, estoy alterado, mi mente da muchas vueltas, no soporto mi cuerpo, no quiero avanzar más allá de esto, por el momento.
  • Haces bien jovencito - concluyó.

Respiré profundo y me levanté para ir al baño, todo el camino de ida y vuelta, me vine sujetando de las paredes, prendí todas las luces en el trayecto.

Al volver a la cama ya me sentía mejor, estaba más tranquilo, pero me sentía distinto, como si fuera alguien más, otra persona, el Anthony que se acostó hace varias horas, no es el mismo que acaba de hacerlo, en mi mente daba vueltas las experiencias de aquel mundo, dejando de lado ese lugar lleno de monstruos, pensé en la vida que acababa de ver, que hace unos minutos estaba yo mismo sintiendo, sus pensamientos, conocimientos y experiencia, él fue una gran persona, quiero conocerlo más, pero tengo miedo a lo que podría aprender o donde llegaría estar.

Al final cerré los ojos y volví a aquel jardín, donde estuve conversando con Gabriel, me explicó que, en teoría, debería asimilarlo en el plano físico, siendo capaz de imitar varias acciones que realiza.

A mi mente llegó una pregunta, ¿seré capaz de ser como Kenshin? o es posible serlo realmente?

Antes de despertar, salí una vez más fuera del jardín, el mundo que se me presentaba era más nítido, aquella niebla era menos densa, mi campo de visión era muy amplio, pero no dejaba de estar solo, aunque pude ver a las personas como salían de sus casa temprano para ir a trabajar, algunos madrugadores se encontraban barriendo y limpiando la calle, aun sin que salga el sol, avancé rápido, llegando al lugar que vine la vez anterior, aquella lejana noche, donde fui transportado a mi mundo de origen, ocurriendo hace una semana, para mí a sido demasiado tiempo, años de recuerdos.

Luego me di cuenta, era la misma casa donde el maldito perro me había mordido el día anterior, noté que habían puntas en la parte inferior de la reja, justo debajo de donde el perro saca la cabeza. No le presté más importancia que merecía, por lo cual continué mi caminar, no sin antes subir y pisotear el techo con fuerza, provocando un sonoro ruido.

  • Auxilio, por favor que alguien me ayudé - escuché a lo lejos - Por favor, no lo hagas.

Esa voz me paralizó por completo, parecía muy lejana, no veía de donde era, sentía que debía ir, pero no sé dónde. Me puse a correr por todos lados, sin rumbo alguno, era tan rápido en este mundo que los vehículos eran sobrepasados con facilidad, por un momento me pareció ver otras personas, con las cuales crucé miradas y estas me seguían con la vista, no paré hasta que el sonido fue ahogado, pero en adición a eso, escuché algo más, un llanto, como si una persona estuviera sufriendo.

Miré a mi alrededor sin saber dónde estaba.

  • Si te alejas mucho de tu cuerpo no importa, vas a despertar igual en él - dijo Gabrielle, quien apareció a mi lado - Debes tener cuidado con quien te encuentras en este lugar, ya viste algunos ejemplos, no sabes con quien te puedes encontrar.
  • ¿Te refieres a que las personas que me miraban estaban en este mundo? - dije asombrado - y puedo interactuar con ellas?
  • Es un sí a ambas preguntas - comentó - ten cuidado de que aquí puedes ser lastimado, si la persona tiene un poder suficiente, llegaría a lastimar el cuerpo durmiente.
  • Básicamente como en el mundo físico - exclamé pensativo - entendido, pero siento que debo llegar al llanto.
  • No te lo puedo negar - dijo - pero ten cuidado.




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