En el Más Allá

Capitulo 12: Tiempos violentos

Me puse a respirar concentrándome en el aire que entraba en mi ser, esto me energiza, así poco a poco recuperaba el control total de mi ser. Apenas pude ponerme de pie, fui caminando al baño, durante el trayecto pasó Joaquín, quien me miró extraño.

  • ¿Qué es esa cosa verde que tienes en la polera?, parece un moco - exclamó asqueado - Además había mucho ruido desde tu pieza, que pasó.
  • Apareció un gato  muy grande en la ventana   que me despertó - mentí tranquilo - Le grité para espantarlo, cuando me estornudo en la polera.

No me sentí cómodo decir una mentira, pero esta persona no iba a entenderlo, aunque realmente nadie sería capaz de creerlo, «quizás aquellas personas del otro mundo», pensé fugazmente. «Incluso tener experiencias similares, conocerlas sería muy útil».

  • Que asqueroso, ve a cambiarte - dijo.
  • A eso iba cuando nos topamos - comenté - por eso llevo esta ropa.
  • Es sorprendente, puedes pensar - exclamó burlándose 
  • Es sorprendente que te puedas dar cuenta (?) - exclamé - ahora al baño.
  • Qué quieres decir con eso - comentó confundido - da igual, no se puede esperar nada de ti.

Pasé junto a él sin mirarle tal cual hice en el trayecto. Al llegar al baño me percaté, tenía  una mancha en la polera del pijama, la segregación de aquella criatura. 

Me bañé y cambié de ropa.

Para cuando termine de lavarme y vestirme, ya marcaron las ocho de la mañana, para lo cual me preparé el desayuno. Para estas ocasiones cuando no tenía nadie para prepararme desayuno, tomé el cereal de chocolate que me compraron, aunque varias veces me había comprado yo mismo, con el dinero que ganaba con los trabajos especiales que le hacía al tío Alberto.

Estando  ya sentado en la mesa, miro las hojuelas del cereal  flotando en la blanca leche que se decoloraba a café poco a poco. 

Por un momento me pareció que no era cereal, sino que eran moscas amontonadas, apreté los ojos y me revolvió el estómago aquella visión tan desagradable.

Al menos por mi mente pasó el recuerdo del tío Alberto, con quien hoy me iba a juntar, pues me había solicitado un trabajo especial, lo que significaba que iba a ganar dinero, por lo general, actualmente sus trabajos van desde los diez dólares, hasta los cincuenta en ciertos momentos. En esas circunstancias es cuando tiene que transaccionar con grandes volúmenes de dinero o sus negocios importantes, en una ocasión cuando era pequeño, me pidió que guardara una bolsa transparente, en su momento pensé que era harina, ahora no necesito explicación de que es.

Les da una gran vida a su familia: internet, televisión satelital, computadores de última generación, una casa muy grande. Para una persona que hace algunos años estaba viviendo en una casa que estaba junto al canal, el cual durante los días de invierno cuando subía el agua, la casa era inundada por el agua llena de heces fecales o incluso guarenes que se colaban. 

En ese momento las moscas cambiaron a parecer heces fecales, lo cual a pesar de ser repugnante, pero me era más agradable a la vista, al punto que pude probar una cucharada.

«Esto es leche», repetía en mi mente.

Su sabor era de un rico cereal. por cual me relajé.

Continué recordando, esta situación para ellos cambió, cuando obtuvo un trabajo fijo en la catedral, con un sacerdote que por lo contado, aparecía en la tele todos los días diciendo unas palabras a las diez de la noche, pero como no veo televisión, nunca lo he visto. Donde tras un par de meses, su situación cambió totalmente, pues se compró una casa nueva, incluso se mudaron usando su auto completamente nuevo.

No necesito explicaciones de lo que hace, pero como es de las últimas personas que me trata como un ser humano, no lo miraré mal, además es muy agradable, si algo puedo destacar es que gracias a él, en este mundo he podido tener lo más cercano a una navidad, a sido quien me ha hecho regalos, yo no soy alguien que le s guste los juguetes, pero tengo mis gustos, en este caso las figuras de dinosaurios que gracias a él pude comprar, sin nombrar las que me a regalado, siendo mis favoritos el Tiranosaurio Rex, triceratops,  el Pteranodon y Braquiosaurio.

Actualmente tengo unas cincuenta figuras de todos lo tamaños posibles, estos los dejé en una repisa, lo cual sería la única decoración de mi habitación, junto a los peluches que tengo, que sería más amigos, Señor Oso, Tito y Cavi, este último es un ogro que me compré, me encanta, es blanco usando un bastón de espinas dorado, usando piel de tigre, su tamaño es idéntico al del Señor oso, unos treinta centímetros, si cuento su pequeño cuerno, treinta y dos centímetros.

No soy mucho de jugar, pero con ellos me divertía mucho, todo gracias a él, Alberto.

A penas terminé de desayunar, me fui a la habitación, para ordenarla y luego me puse a leer un libro que tenía de ciencias, para ser más precisos una enciclopedia que me compré de la Oxford, me encantaba leer los conceptos científicos que tenía, tanto los aspectos investigados, descubiertos e incluso planteados.

Fue una buena forma de pasar la mañana, hasta que llegue la hora del almuerzo, el tiempo pasó muy rápido y agradable, de vez en cuando escuchaba a Verónica gritar o decir alguna pesadez gratuita como solo ella no más podría decir, aunque en un momento se puso un tanto seria y dió un grito de impresión, pero como su actitud es esa, no me pareció algo raro, aunque se me acercó y dijo que durante la tarde se iría a la casa de una hermana, Marcela a quien se le quemó la casa.

Luego caí en la cuenta de quién hablaba, era la mamá de ese supuesto primo, Patricio el cual golpee bajo la mesa azotando su cabeza en el suelo, lo cual es un buen recuerdo, ya que luego de eso nunca más tuve algún problema con él, las escasas dos o tres veces que tuvimos un contacto ni se me acercó.

Aunque esta noticia no pudo haber importado menos, esa familia podría haberse quemado adentro y yo habría continuado mi vida normalmente. Me sorprende o quizás no tanto, que la haya ido a ver, pues hace unos dos años ellos dos pelearon, luego Marcela incluyó a la pelea su madre, quien armó un espectáculo diciendo que que Verónica, la había ido a insultar, en fin todo un problema que no puede importarme menos en la vida, lo que más gritó en alegos es que con estos no podría ver bien a su amado padre, ya que su mamá le prohibió la entrada a la casa por tercera vez en su vida y como siempre el gran padre que tiene, el amado, benevolente y siempre justo, dejó que lo hicieran.



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En el texto hay: fantasia, drama, suspenso

Editado: 04.05.2024

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