Un pueblo misterioso
El tiempo no hace que pasar más rápido, tras una fiesta por la salida a vacaciones por finalizar la temporada escolar, fuimos a un paseo escolar, siendo el primero al cual he ido, pues los otros 6 años de estudio, incluyendo el kinder, no asistí por motivo de relación con mis compañeros, pero esta vez fue distinto, aunque a diferencia de ellos, este tuve que pagarlo solo, aprovechando el dinero que gano con los trabajos para el Tio Alberto, junto a su tráfico de “harina inhalable”, fuimos a la playa, donde por verguenza estuve todos los días con polera, en verdad era muy desagradable para mi tener un cuerpo gordo, lo peor es que Verónica insiste en sobre alimentarme, si dejo algo en el plato, hasta lo más mínimo comienza a gritar histérica al punto que Anastasia se pone a llorar, pero a ella no le importa, luego la hacía tranquilizar, seguido de que por días continuaba alegando que yo desperdiciaba la comida, el problema a sido peor, pues mi peso no hace más que incrementar, mido un metro cuarenta y cinco, pesando sesenta y cinco kilogramos, el cual está desgastando mi condición física, si me duelen los pies por caminar o correr, esta mujer se dedica a decirme que es por parecer un chancho, en fin, su comportamiento está cada vez peor, además de no hablar más que de su padre por todos lo bueno que ha sido en su vida, en toda la casa he escuchado al menos setenta veces por semana que los sacaba a pasear en una camioneta, donde comenzaban a asomarse, tirar piedras a los vecinos, pero todo acabó cuando uno de sus malvados vecinos se lo explotaron, posiblemente por la envidia que le tenían a ellos, al ser los únicos que tenían un automóvil, esto de acuerdo a ella, pero lo importante, es que el viaje fue muy entretenido y me divertí, aunque en las mañanas despertaba agotado, peus continuaba estudiando los sueños de Kenshin, ahora solo enfocandome en los años en los cuales entrenó, cada vez más siento que estoy comenzando a sentir las mismas sensaciones en el más allá, esa energía que recorre mi cuerpo, al punto que rompí un muro con el tacto prácticamente, en cuanto a transportarse, me cuesta controlarlo, es algo que solo puedo moverme en ida, solo que me canso muy rápido. Continuando, al terminar el viaje, Máximo, nos invitó a todos a salir algún día durante las vacaciones, como a su casa o conocer el campo que está en nuestra comunidad, esto me puso muy feliz, pues deseaba conocer por los alrededores, además así podría confirmar, donde vive mi verdadera familia.
Extrañamente, cuando les hablé del tema, a Joaquín y Verónica, me indicaron que saliera, así que tengo pase libre para viajar por la Comuna, la cual se llama, el pueblo de las colinas, llamada así por los pueblos originarios.
Por lo cual el día de hoy estaba en una exploración con mi grupo de amigos.
Mientras caminábamos a los cerros que estaban a unos dos kilómetros, luego de reunirnos en la plaza de la comunidad, este se detuvo en seco y la miró directamente.
Aquella estatua estaba en el cerro más cercano al pueblo, era tan alto que podía verse de la mayoría del pueblo, incluso desde mi casa en ocasiones en los días de verano cuando no había neblina, era visible una línea blanca que sobresale del cerro.
Todos lo miraron sorprendidos.
Marcela se quedó callada, pero en si ninguno le respondió.
Así caminamos por casi una hora hasta el borde de la comuna, llegamos a la entrada de una carretera conocida como: “El paso del demonio”.
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Editado: 12.11.2024