Capitulo 24: Un pueblo Misterioso 2
Seguimos mirando a nuestros amigos, de vez en cuando sentía que me miraban, no me costó mucho saberlo, era Marcela, quien estaba a mi lado.
- Ocurre algo - pregunté sin mirarla - se que me estás mirando.
- ¿A cuántas has besado? - dijo.
Yo casi me caigo al escuchar semejante pregunta.
- ¿Y eso a qué viene? - comenté.
- No, nada es que - dijo balbuceando - es que pensaba, que quizás no me crean.. y quisiera que para comprobarlo, tú ya sabes..
- Aun no comprendo lo que dices - dije extrañado - puedes explicarme, qué tiene que ver a cuántas he besado, con que no te vayan a creer.
- Pues, es que - continuó balbuceando - a cuántas has besado, no puedo saber.
- Eso es algo personal - respondí sonriendo - pero si quieres saberlo, dame otro.
Comencé a reír en lo bajo, mientras ella miraba hacia arriba con el índice en sus labios mientras veía como al fin Máximo y Laura se miraran a los ojos, para por fin besarse, lo cual fue muy breve, un tope y se apartaron.
- Por dios que aburrido - pensé - parecen niños chicos, por poco no llaman a sus padres para preguntar si pueden hacerlo.
- Acepto - dijo - acepto otro.
- ¿Aceptas otro que? - comenté extrañado.
- Otro beso…. - comentó tímidamente - osea, estoy intrigada por lo que me dijiste.
Yo le miré aún más confuso.
Me acerqué, repetí el mismo proceso, solo que esta vez ella me tomó los hombros, lo cual impidió que me apartara de ella cuando iba a hacerlo, así que presioné hacia ella, posicionándose sobre mi amiga, me arrodille, la tomé por la cadera, apretandola contra mi.
No sé porqué lo hice, solo sé que mi cuerpo se movió solo.
- Permiso, los dejamos solo un ratito más - escuché a mis espaldas.
- Veo que están ocupados - escuché la voz de Laura.
En ese momento nos separamos, solo para mirarnos un instante con los ojos abiertos, luego ambos volteamos y miramos a la pareja que estaba de la mano mirándonos con una sonrisa, mientras Máximo en sí, me miraba asintiendo, mostrando mucho interés.
- Los estábamos esperando - comenté - por aquí,cuidando a Marcela, mientras Victorio hace sus anotaciones extrañas
- Veo que hacían algo más que cuidarse - dijo Laura - Marcela, ven conmigo.
- De acuerdo - comentó.
Me levanté, luego le dí la mano a ella para que se levantara, las cuales se fueron a caminar.
- Vaya, veo que algo pasa entre tú y Marcela - comentó Máximo - me sorprendieron.
- Pues más grande será tu sorpresa al saber que nada - respondí - solo fue un beso, bueno, dos realmente.
- Dos - dijo impresionado - todo un galán amigo.
Me tocó el hombro en señal de apruebo, el cual le respondí.
- Lo mismo puedo decirte - contesté - al fin avanzaron, pero ponle más pasión.
- Bueno, es que nos dió vergüenza a ambos - dijo apenado - pero por lo visto ustedes no lo tuvieron, y no lo niegues, se que pasa algo entre ambos.
Lo miré a los ojos.
- No Maximo, no hemos tratado nada más allá - respondí - solo fueron un par de besos, ¿cuánto podría provocar eso?.
- Realmente no lo sé, Anthony - respondió - por casualidad, dijo algo Victorio.
- Nada, solo nos miró, luego se devolvió hacia el cerro - contesté - pero quizás sea lo mejor, pues no quiero que vuelva pasar eso.
- A qué te refieres con eso - comentó intrigado.
- Te cuento, pero solo entre los dos, no quiero tener problemas con Victorio - le dije serio - pues cuando Marcela se cayó sobre mí, él deseaba saber si tenía un aroma impregnado en mi cara, lo cual me incomodó mucho.
Máximo me miró, luego se puso a reír, miré con el ceño fruncido.
- Que es tan gracioso - pregunté intrigado.
- Piensas que te iba a besar - dijo riendo - o algo raro por el estilo.
- De hecho si - respondí - casi le doy un puñetazo.
- Comparto lo que dices - respondió - ya sea el que lo hiciera y porqué lo hiciera.
- Parece que sabes algo - exclamé - vamos, cuéntame.
- Por lo visto no te has dado cuenta - comentó - muy bien, a Victorio le gusta Marcela, desde el primer curso, ver como se besaban, debió ser catastrófico.
Lo miré boquiabierto.
- Mierda la he cagado - exclamé - creo que hablaré luego con él.
- Sería lo mejor - comentó - para que evitemos malos entendidos.
- Sabes lo más curioso - dije - es que hace un tiempo atrás, con ella me llevaba mal.
- Ya conoces el dicho - dijo riendo - del odio al amor, hay un solo paso.
Me reí un poco y moví la cabeza en negación.
- No digas esas cosas, es imposible - exclamé riéndome - no creo que sea para tanto.
- Bueno, quien sabe - sentenció - ahora vayamos con el resto, hay mucho que explorar aún.
Comenzó a avanzar, mientras lo miré pensativo «qué habrá querido decir con eso», pensé, luego lo seguí. Al llegar arriba, nos encontramos con un Victorio totalmente eufórico, el cual tenía en sus manos una larga vara.
- Al fin llegas Anthony - exclamó alegre - ahora que estamos reunidos puedo decir lo siguiente, la leyenda es real.
Todos lo miramos mientras realizamos una exclamación de sorpresa.
- Te refieres a que esto es una prisión - exclamó Marcela - ¿por qué lo dices?.
Mientras decía esto, comenzó a caminar, hasta quedarse a mi lado.
- Mi estimada, querida Marcela - respondió - además de los presentes,con esta cara que traje en mi mochila, me puse a examinar el área, como verán es muy larga, pues con ella hice un sondeo, hasta que encontré lo que buscaba, una cerradura, saben que significa eso, ¿cierto?.
- Una cerradura no es más que la entrada a un candado - comentó Laura - ¿pero que tiene que ver con la leyenda?.
- Pues la historia dice lo siguiente - comenzó a narrar - cuando el demonio, cuyonomrbe es desconocido, pero si se entendió que era alguien de temer, fue encerrado por un grupo de guerreros enviados por Dios, los cuales se les conocía como santos, estos lo enfrentaron, redujeron e ingresaron en la estatua, sellandolo con una llave, la cual fue arrojada al río que pasa junto al cerro, esta está dentro de una caja metálica que tiene unas cadenas.
- Interesante la historia - comenté -¿ y donde está la prueba?, suena intrigante.
- Aquí está - comentó - tomen atención