En el Más Allá

Capítulo 26: ¿Que somos?

Tras darnos aquel beso, nos sentamos en la cama, nos miraron y sonreímos tímidamente, el uno al otro, ante lo que recién había ocurrido.

Algo había cambiado, luego de aquello, sentía la cara afiebrada, la sangre en mi cuerpo recorría con gran potencia, mi corazón golpeando mi pecho. Vi a Marcela, quien con una mano en el pecho y la otra entre sus piernas, aplastando su camisón.

  • Creo que hay que levantarnos ya - comenté rompiendo el hielo.
  • Si, es lo mejor - respondió ella - vamos a bañarnos juntos y desayunar.
  • ¿Lavarnos juntos? - dije intrigado - ¿tú y yo al mismo tiempo?.
  • Espera que no, no era eso - exclamó nerviosa, se tapó la cara, respiró  - me refiero a que nos vayamos a lavar y desayunamos juntos.
  • Ahora tiene más sentido - comenté riendo igual de nervioso - ya, mejor vamos a eso.

Ella se acercó al gran ropero que tenía en su habitación, este tenía otro espejo con su tamaño, del cual sacó ropa que empezó a tirar a su cama, entre las cuales figuraba, interior, pantalones, polera y una toalla. Yo retiré de mi mochila mi toalla.

  • Muy bien, vamos - exclamó ella.

Fuimos al baño, donde estaba la tina, al abrir la cortina  descubrí que era  grande, para mí tamaño, de hecho pasó por mi mente que fácilmente podríamos bañarnos al mismo tiempo.

  • Wow, es muy grande - exclamé asombrado - ayer no lo vi bien, mientras estabas sentada, por lo cual me sorprende, incluso podríamos bañarnos juntos.
  • Si, caímos los dos - comentó - pero podríamos hacer eso a futuro, si quieres.

La miré sorprendido.

  • ¿Espera, que? - exclamé asombrado - hablas tu y yo, aquí, ya sabes como.
  • Así es, si es que te atreves - respondió sonriendo.

Su sonrisa no era normal, escondía algo, era como más malévola.

  • A qué te refieres - respondí, haciéndome el tranquilo - ¿porque no me atrevería?.
  • ME he dado cuenta de algo para ti - comentó

La miré extrañado.

  • ¿A qué te refieres? - dije - que es aquello que te diste cuenta de mi.
  • Mira, soy alguien vergonzosa - comentó - pero tras lo pasado estos últimos días, ya la estoy perdiendo, al menos contigo.

Se levantó un poco el camisón, mostrando más sus piernas

  • Y eso que significa - dije intrigado - además, porque te levantas la ropa. 
  • A eso voy a llegar - respondió - el asunto es que en tu caso, no es así, tienes mucha vergüenza a mostrar tu cuerpo.
  • Puede ser - respondí - pero eso se puede arreglar.
  • Exacto - respondió - tras las palabras que me dijiste, has hecho algo en mi ser.

La situación se estaba poniendo algo espeluznante para mí, se levantó la falda, mostrando el borde de sus calzones.

  • Pero es algo que tu disfrutas - continuó explicando - peor no mostrar, así.

Se levantó la ropa, mostrando hasta el ombligo, la miré por un momento, luego  desvié.

  • Qué te parece lo que vez - comentó - te sigue gustando mi cuerpo.
  • Si, es muy bello - respondí - pero no creo que sea correcto, pensaba que eras más reservada con tu ser.

Se dejó caer la ropa, al verla bien, su rostro estaba aún más enrojecida.

  • En verdad me encanta esto - exclamó - es maravilloso ver como me miras.

Se acercó y me dió un beso en la mejilla.

  • Si se ve más allá, creo que sería a futuro - continuó - pero, aún somos pequeños y estamos empezando esto.

Me dio una risa nerviosa.

  • Toda la razón mi estimada Marcela - respondí - a fin de cuentas, debemos conocernos más y compartir aún más.
  • Me encanta ese plan - exclamó - así que vamos a pasar mucho tiempo juntos.

Esbocé una sonrisa cariñosa, que ella respondió.

  • De acuerdo, te parece que te bañes primero - comenté - como dicen, las damas primero, mientras yo hago la cama.
  • Como gustes - respondió - esta vez lo haré rápido.

volví a la la habitación, donde abrí las camas para ventilarlas ambas por unos minutos, abrí las ventanas, que estaban junto a la armario, al asomarme en ella pude comprobar que había una buena vista, di una refrescante bocanada de aire, esto me hizo sentir cierta nostalgia, siendo algo que me agradaba, volví a las camas, primero ordené en la cual dormí, cuando estaba a punto de guardarla, me di cuenta que Marcela había dejado la ropa en la pieza, por lo cual vendría luego a vestirse, la tome, iba a dejarla en la silla que usaba para dejar ropa, pero grande fue mi sorpresa que esta ya tenía ropa usada.

«Si la ropa que usó ayer, estaba en la bañera, está es.. bueno es cosa suya», pensé riendo.

Tome la ropa que iba a usar, la puse en la cama que dormí y aproveché de ordenar la cama superior,al terminarla, estaba estirada, regresé la ropa encima y guardé la cama.

Al ver que no había más que hacer, fuí a la ventana, donde me apoyé, para volver a aquella vista, donde daba al patio trasero, en su parcela.

A los pocos minutos escucho la puerta abrir y cerrar.

  • Oh no está Anthony - dijo Marcela - debe estar abajo.

Como estaba junto al ropero, que a su vez estaba detrás del Televisor, no podíamos vernos, a lo cual cerré de la ventana, esta no hizo ruido, salí al descubierto y tomar mi turno de baño.

  • Marcela, me toca en ese caso bañarme - comenté - solo tomo mis….

Lo que vi en ese momento superó cualquier cosa que haya visto hasta ese momento en las últimas horas, ya no estaba en ropa interior, estaba completamente desnuda, mientras tenía la toalla secándose parte del pelo, este se puso divertidamente ondulado, epro no era momento de pensar en aquello.

Chocamos miradas, sus ojos completamente abiertos y pálida, posiblemente yo también esto ya no era un juego como hace unos minutos atrás, no pude evitar verla una vez más de los pies a la cabeza,guardando su figura en mi cabeza.

  • ¿Estabas aquí todo el tiempo? - dijo con la voz baja.




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