En el Más Allá

Capítulo 33 el reloj corre..

Al otro día desperté con el cuerpo adolorido, por lo visto fue la emoción que tuvo el mismo tras el ejercicio, pero cuando me relajé tras un agradable baño, la situación cambió, moverme se convirtió en un martirio, pero esto no me afectó durante el sueño, pues cuando estuve en el más allá estuve con todos, fuimos visitados por ellos, pero solo nos miraban como nos ibamos, esto fue extraño, de hecho se sintió más incómodo.

Cuando llegué salón, donde saludé a mis compañeros, los cuales notaron que me movía extraño, cuando llegó Marcela, esta me abrazó, no sé si siempre lo hacía con fuerzas, pero esta vez solté un bufido de dolor, mis músculos se acalambran, aun así, se lo devolví.

  • ¿Cómo estás querido Anthony - exclamó alegre - como estuvo tu entrenamiento ayer?
  • Muy… - dije.

Fuí interrumpido pues vi la imagen de Karen frente a mi, recordando como me había besado.

  • ¿Ocurre algo Anthony? - dijo preocupada.
  • Nada, estoy bien, muchas gracias - mentí - es solo que el entrenamiento fue bestial, en verdad quedé hecho polvo, una terrible experiencia.
  • Me lo imagino - exclamó - por eso no quise entrenar, se escuchaba muy duro.

Sentó junto a mí, para seguir conversando.

Ese día cambió de puesto con Laura, quien contó acerca de cómo me fue, además que fuí muy  bien recibido, lo cual hizo feliz a mi novia. Ella estuvo conmigo en cada momento, me dió el brazo para caminar mejor, recibir su cálida atención era maravilloso, pero estaba sintiendo que no lo merecía…. me siento mal, genuinamente no por algo que me hicieron, sino por algo que hice yo, Marcela no lo sabe, pero si llegara a enterarse, se que la haría sentirse triste, la quiero mucho y no quiero que ella sufra, siento que incluso tratando de imaginarme que su rostro no expresa su habitual sonrisa, sino que verla llorar, rompería mi corazón o peor aún, el de ella.

Fue tan dulce que incluso aunque ya me sentía bien, cuando comimos la colación de las diez, ella insistió en darme de comer en la boca, fue extraño, podía sentir su calidez.

Para el final de las clases antes de irnos me ofreció llevarme de nuevo hasta lo más cercano a mi casa, lo mejor es que esta vez fue su madre quien me llevó.

  • ¿Qué vas a hacer al final? - me dijo - no irás más a ese entrenamiento?
  • Tenía pensado seguir asistiendo - respondí - a pesar de lo cansado y adolorido que quedé, siento que puedo conseguirlo,además el próximo entrenamiento, será más sencillo, eso es algo que dejó claro el profesor.

Miró con preocupación.

  • De acuerdo, si es tu decisión te apoyaré - respondió sonriente - recuerda que siempre contarás conmigo para lo que necesites.
  • Yo igual a Marcela - exclamé tomando su mano.

Sentir el cariño que siento a través de sus manos es lo más maravilloso de la vida.

  • Eso sí, espero seguir teniendote para tocarte - comentó.

Sus palabras me dejaron extrañado.

  • ¿A qué te refieres? - comenté intrigado.
  • Me gusta tu cuerpo actual - dijo tocando mi estómago - tengo más de ti
  • Oye, qué pesada eres - exclamé sonrojado - además esto no me gusta tenerlo.

Continuó tocando con delicadeza.

  • Si pierdes esto de ti, lo voy a  extrañar - dijo con tristeza - pero mientras sigas siendo tú, estaré feliz contigo.

En ese momento vi que su madre nos miraba y se ponía a reír.

Los días pasaron y las clases se tornaron un ciclo normal. PAsando mi tiempo entre dos partes, mi vida escolar, el nuevo deporte que me estaba acostumbrando, aquí a la siguiente clase ocurrió algo extraño, pues apareció una chica que era la mejor amiga de Karen, quien en todo momento me miraba feo y no saludó, ni siquiera cuando ella le dijo que lo hiciera, cuando terminaba las clases trata de evitar irme con mi extraña amiga, pues no quería que ocurriera lo mismo otra vez, además esa mujer llamada: Paulina, siempre trataba de alejarse, por primera vez en mi vida, alguien que le cayera tan mal, me iba a caer tan bien.

A medida que pasaban los días mi cercanía con Marcela era mayor, sentarme juntoa ella era fantástico, compartir los apuntes, cuando vi su caligrafía sentí vergüenza de cómo escribía, pues escribía muy lindo, en cambio yo, tenía un desparramo de fideos, a veces ni siquiera me comprendía que decía, los trabajo en grupo eran muy sencillos ,pues al tener compañeros de grupo que si podía trabajar lo facilitaba, nunca antes había compartido con personas que me permitía confiar, lo cual era espléndido, no eran personas, eran más, ellos son mis amigos, me alegró mucho cuando Victorio se me acercó un dia y me dió un abrazo.

  •  Pasé cuatro años pensando en una sola persona - comentó - pero en todos esos años nunca logré verla sonreír como lo es contigo, es extraño, me duele, pero mientras pueda ver que ambos están bien, es lindo realmente.

Se notaba que se esforzaba en hablarme.

  • Pero si fallas una sola vez - continuó - yo saltaré por ella sin dudarlo, pero mientras, prefiero que sigamos siendo amigos todos, pues en el fondo, no tengo motivos para tenerte mala, me agradas mucho Anthony.
  • Eso dió miedo - comenté extrañado - pero entiendo tus sentimientos y la voy a cuidar lo máximo posible, ella… ha sido quien me ha hecho  sonreír en esta vida.

En ese momento llegó Máximo.

  • Es fantástico ver que una mujer no nos separará - exclamó alegre - vengan conmigo.

Nos dió un abrazo que logró levantarnos.

  • El último tiempo ha pasado muy tenso - comentó nuestro rubio amigo - pero ya se estaba pasando, seamos felices todos juntos y más aún, conseguiremos a una friki para ti Victorio, en el curso de al lado, hay una chica llamada Valentina, puede ser que te interese, tiene chapas de series que ves tu en su mochila, es una flaca de pelo castaño, posee unos lentes poto botella, es agradable.




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