En el Más Allá

Capitulo 38: Algún día

Al otro día, asistí a clases, eran los momentos de repasar lo pasado en el semestre, no lo necesitaba, pero iba para no estar en la casa y principalmente, ver a mi novia y mis amigos en este mundo.

Noté a Marcela que estaba decaida, me contó que tuvo una terrible pesadilla que no la dejó descansar como es debido, cuando quise saber lo que ocurrió, me dijo que no lo recordaba bien, así que la abracé, estando de la mano en las clases, cambió de puesto con Máximo.

  • Que ocurre Marcela - volví a preguntarle  en el recreo - te noto muy decaida, ¿ocurrió algo malo ayer, luego que me fuera?.

Terminó de sobetear su taza de té, el desayuno que ofrecía el colegio.

  • Nada querido Anthony - respondió negando con la cabeza - lo que ocurre, es que anoche tuve un sueño terrible y al despertar no había descansado nada mi cuerpo, pero lo peor es que no recuerdo mucho del sueño.
  • Comprendo - comenté tocando acariciando su cabello - lo importante es que ya despertaste y estás bien, me encuentro a tu lado y te apoyaré.

Dejó su taza a un lado, para darme un abrazo, casi me dió un beso, pero dentro del establecimiento ese tipo de acciones están penadas, incluso a los mayores.

  • Gracias querido - susurró alegre en mi oído - en verdad eres el mejor.

Le devolví el abrazo, me encantaba sentir su delicado cuerpo, pero más sentir su calor cuando se apegaba al mío, era muy cálido.

El día pasó tranquilo, ya preparándonos para los exámenes que estaban por empezar.

Curiosamente, también estuve todo el día con el cuerpo agotado, esto al ser tan notorio que Laura nos miró y sonrió.

  • Parece que anoche estuvieron haciendo cosas - comentó lascivamente - ¿hasta donde ya han llegado?.

Ambos la miramos extrañados de lo que dijo.

Máximo quedó confundido y Victorio quedó atónito, mientras imaginaba algo, recorrió con la vista a mi novia de pies a cabeza,  a lo cual puse mi mochila frente a ella, me desagrada que lo hiciera, luego me observó a mi, a lo cual le regresé la mirada, este se exaltó y desvió a Laura, quien estaba hablando.

  • Vamos, ya llevan tiempo juntos - comentó - es normal hacer avances, ¿cierto Máximo?, es algo usual.

Mi amigo se exaltó, con los ojos como platos.

  • A qué te refieres - dijo disimulando - si nos besamos  o lo que hagamos, es asunto personal de pareja, no para compartirlo con otros.
  • Pero si ellos son pareja igual que nosotros - respondió - estamos platicando con alguien por igual - luego miró a Victorio - bueno, excepto por él, que no tiene a nadie.
  • Eso no era necesario que lo dijeras - respondió triste - creo que buscaré novia.
  • O puedes buscar novio también - dije riendo.

Todos se pusieron a reír, excepto él.

  • Ay, Anthony no seas pesado - me recriminó Marcela - no digas esas cosas, yo se que encontrará alguien, hay muchas chicas que comparten sus gustos.
  • ¿Lo dices en serio? - dijo alegre - ¿conoces alguien a quien podría gustarle?.

Se quedó pensativa, con un dedo en los labios, mirando hacia arriba.

  • Realmente no - dijo sonriente - pero sí, que podrías compartir aficiones, si quieres entramos a jugar en el pc y te presento unas amigas online.

Este quedó helado.

  • De acuerdo - respondió triste - a la noche nos juntamos, ¿pero en cual?.

Algo en esa frase me molesta.

  • En donde se van a juntar exactamente. - dije intrigado.
  • A través del computador - respondió mi novia - entramos a un juego juntos y listo.
  • Comprendo ahora entiendo - respondí tranquilizado - eso es lo que me explicabas el otro día, online, es cuando estás conectado a internet, donde puedes hablar con otros y compartir juego, cierto.

Laura miró inquisitiva.

  • ¿Qué ocurrió Anthony - dijo riendo - acaso?
  • El se preocupa por mí - respondió Marcela - ¿estamos de acuerdo, Laura?.

Esta se rió nerviosa.

  • Si, tienes razón - exclamó - pero respondan mi pregunta.
  • No los molestes con eso - dijo Máximo - que ellos estén listos a su tiempo y nosotros también, por favor.

Se tiró hacia atrás con la silla.

  • De acuerdo - exclamó - son muy aburridos en este sentido.
  • Como tu digas - respondí - señorita precoz.

Ahora todos nos pusimos a reír.

Para mi a pesar de todo, era algo extraño hablar de relaciones, e insinuar que se hace en la misma, referente a lo íntimo. 

En primera, a diferencia de ellos, no tenía la intención de tener pareja, pero me reencontré con Marcela en mejores términos y fue en verdad, de lo mejor, cuando la veo, mi corazón palpita con alegría, su sonrisa y abrazos, luego ya lo que hacemos, es nuestra forma de representar nuestro cariño, aunque las caricias están aumentado demasiado últimamente.

El resto del tiempo ya cuando Marcela estuvo más tranquila, repasamos matemáticas e Historia, lo cual siempre me ha encantado los sucesos, las guerras y en especial la mitología, de lo cual entraría esta prueba de fin de semestre. Lo mejor de el colegio, es que al profetizar alguna religión, no teníamos tales asignaturas asociadas, además de aceptar la cultura, así conocí a compañeros que eran muy creyentes del catolicismo u otros que eran ateos, por mi cuenta, estaba al margen de todos, pues no tenía religión alguna. Aun así tuvimos que estudiar tales historias, más por un tema de cultura, que por creencias, en ese momento al repasar las historias bíblicas, me encontré Levítico capítulo dieciséis, versículo del ocho al diez, donde era nombrado un ser llamado Azazel.

  • Pero que mierda - susurré - es el nombre de aquel demonio que me apareció..

En ese instante me toqué la cabeza, recordando el mordisco que me dió la silla.

  • Anthony, ¿qué dijiste? - dijo Marcela asombrada - esa es una mala palabra.
  • Lo siento - respondí - es solo que me encontré algo sorprendente.
  • Que cosa, si se puede saber - comentó acercándose.




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