Con el mes de noviembre terminado, pasó mi cumpleaños numero trece, al menos cayó viernes y pudieron cantarme un feliz cumpleaños otra vez en el curso, me habría encantado que estuviera conmigo Marcela, lo bueno es que como regalo pude hablar con ella dos días seguidos, el viernes y sabado, quizás lo más feliz que me había ocurrido en tiempo, ahora solo quedaba aguantar el último paso y posiblemente el peor: Diciembre, para volver a ver a Marcela, aunque para estas fechas, se ha tornado una tortura, pues solo hablo con ella una vez a la semana, espero ansioso este viernes para la siguiente llamada.
Los exámenes finales están a la vuelta de la esquina y las cosas en el más allá se han vuelto aún más caóticas, pues me la he pasado peleando contra todo tipo de criatura que me ha aparecido, el grupo de los raritos en taparrabo.
Pero eso no fue nada, a los ojos amarillos que me miran desde la oscuridad, una criatura que desconozco, no importa donde esté o vaya, la veo como me observa, no dice nada, solo se encuentra parado en las sombras que le rodean inmovil frente a mi.
Aunque lo más curioso es el hecho que también he visto más grupos de personas que vagan juntos en este lugar, en una oportunidad me encontré uno pequeño compuesto por solo tres integrantes, los encontré mientras recorría una ciudad con pocos habitantes, mientras me sentaba junto a un árbol, el mar estaba frente a unos cientos de metros, el mar de Groenlandia, que era visto desde Islandia, un lugar llamado Ólafsvík, que es bastante agradable a la vista y tranquilo, entregándome una paz que en pocos momentos he logrado obtener genuinamente.
El hombre era alto, no muy corpulento, ojos grises, de pelo negro,
Al verla me percaté que debía de tener mi misma edad.
Escuchar aquello me dejó por completo helado.
El hombre quedó pensativo ante tales palabras.
Extendió las manos hacia mi.
De fondo aquel joven se tapaba la boca, por lo visto se estaba riendo en silencio.
Esta situación me estaba comenzando a molestar.
Continuaron discutiendo unos instantes más.
Mientras les gritaba, no evité lanzar una llamarada a mi costado, los dos hombres se exaltaron ante esto, excepto la pequeña que me miró impávida.
Los dos que estaban sujetados de la cara mientras peleaban se soltaron.
Me miró con seriedad.
«Porque siento que estoy metido en un lugar incorrecto», pensé frustrado.
El llamado León, por un instante pude ver, un destello amarillo en sus ojos, seguido a esto, me lanzó un puñetazo, que evadí moviendome a la izquierda, dió una patada que frené con una mía, pero tenía más fuerza de la pensada, logrando hacerme retroceder.
Dió otro puñetazo más, que logré frenar, tenía una fuerza extraordinaria.
De entre sus manos apareció un revólver, me apuntó y antes que lograra disparar, desvié hacia arriba, tronando un cañonazo sobre mi.
Saltó hacia atrás, soltandonos, me apuntó,, de inmediato lencé una rafaga de fuego,me corrí a un lado, logrando esquivar el siguiente tiro.
Salió del costado de las llamas, en ese momento apareció el hombre mayor que estaba con él, quien le sostuvo.
La niña se acercó a él para tocarle el rostro, sus ojos si eran amarillos, volviendo a un cafe.
Los tres me miraron.
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Editado: 12.11.2024