En el Más Allá

Capítulo C 3: Parte II

 

El trayecto fue medianamente tranquilo, conversamos pacificamente al menos, pues Murata guardó silencio, comentando misiones que tuvimos,  mi sorpresa fue saber que Deusou estaba pendiente de todo.

  • Bueno, como te darás cuenta, mi presencia es anormal - indicó - porque no soy humano - sonrió - al menos uno en toda su expresión, en las tierras que provengo me consideran en la actualidad, Nefilim - luego su mirada se tornó sombria - mi ciclo de vida es distinto, al ser hijo de un ángel que fue corrompido por la belleza de una humana, mi madre, y decidió perder su puesto divino, cuando con tal de poder concebir, provocando que naciera.
  • ¿Eso hace cuánto tiempo pasó? - pregunté intrigado.
  • Hace ya seiscientos años - indicó nostálgico - mi nacimiento trajo muchos problemas, pues tanto demonios como Ángeles me buscaban, estos no sabían qué hacer con mi existencia.
  • ¿Pero cómo llegó hasta aquí? - dije pensativo,
  • ¿En verdad quieres saber? - respondió bajando la voz.

Me incliné para asentir con entusiasmo.

  • En barco - respondió.

Se echó hacia atrás y comenzó a reír a grandes carcajadas.

  • Perdón, perdón joven Kenshin - dijo riendo - pero tuve la oportunidad que no desaproveché.

Me senté contra el asiento cruzando los brazos, con cierta molestia.

  • No se moleste - indicó - es mejor reir y relajar el ambiente un poco.
  • Bueno, en todo caso, que otra forma podría haber para venir - exclamé - no tenemos medio para volar, no creo que camine sobre el agua o nade.

Encaró una ceja para sonreir otra vez.

  • Has acertado con dos métodos - exclamó - el primero es inusual, cuando no sabes cómo hacerlo - guardó silencio ante mi sorpresa - pero recuerda una cosa, el humano tiene sus raíces divinas y las alas son nuestra representación, solo tienes que saber cómo abrirlas, la segunda, han habido quienes han podido, pero uno de ellos murió hace muchos siglos y la tercera, lo hice la primera vez que vine a Nippon.
  • Eso es sorprendente - dije anonadado - ahora comprendo porque es el más poderoso de todos los cazadores.
  • Lo que soy fue gracias a mi madre que me protegió y guió en la vida - indicó.
  • ¿Qué pasó con su padre? - pregunté sin pensarlo.
  • Fue capturado - sentenció - tras ser juzgado por la creación, como me explicaron, estuvo un tiempo cuidándonos, para lograr protegernos, selló mis poderes para que no explotaran y lastimara a otros, además así evitaré llamar la atención de lo ángeles y demonios, pues estos últimos nos encontraron, cuando tenía siete años, se entregó para que me dejaran en paz, luego, nunca más supe de él.

Guardé silencio, a lo cual solo pude pronunciar.

  • Lamento escuchar aquello - indiqué.
  • Descuida, me has caído bien - exclamó - me recuerdas a alguien.

Extendió sus brazos descubriéndose, comenzó a centrar un poco su energía, a lo cual aparecieron unos círculos que lo rodeaban, estos se entrelazan como cadenas y grilletes.

  • Como verás son marcas, tres círculos por brazos y dos cadenas, que llegan a mi pecho - explicó - alcanzando la tercera marca que cruza mi torso, así cuando libere mi poder se desaparecen, pero sí liberó más de la cuenta puedo llegar a morir, aun no logro usar mi real fuerza.
  • Aquello es muy peligroso - indiqué.
  • Si, pero era eso o irme con ellos - respondió - y respondiendo tu pregunta, un día los cazadores llegaron a nosotros, posiblemente alguna intervención divina, me inscribí, recibí entrenamiento, mi meta es encontrar a mi padre, el único vínculo familiar que tengo, tengo que salvarlo de donde quiera que esté aprisionado.

En un instante en la conversación miraba por la ventana apareciendo frente a mí una silueta que no veía hace mucho tiempo, una simple sombra que se repetía, la cual miraba el carruaje donde viajamos, de inmediato todos se exaltaron.

  • Que mierda es eso - exclamó Jean - esta presencia….
  • Si, hace tiempo no percibo una similar - indicó Murata.
  • No se detengan, yo lo alcanzaré - exclamó saltando por la puerta.

Los presentes nos miramos impactados ante la situación, pero no pasaron muchos minutos para que volviera.

  • Sea quien sea el demonio, se fue - indicó - pero por lo visto, es un insidioso.

«Un insidioso…. se que lo he visto antes, temo saber cuando», pensé tenso.

El resto del viaje lo continuamos hablando, que pasaron rápido, sin otro inconveniente, nos detuvimos en un puerto, donde por lo visto, tendremos que seguir en barco.

  • A dónde tenemos que ir - pregunté extrañado - nunca se mencionó de tomar un barco.
  • Debemos llegar a una isla - comentó el Maestro Supremo - está fuera de los mapas, pues la misma no fue visible hasta hace una semana atrás, cuando perseguimos a los culpables.
  • Se refieren al incidente de vuestro viaje - dije pensativo.
  • Así es, al vencer  aquel brujo, pudimos realizar ciertas averiguaciones - indicó - fue complicado, pero logramos obtener información muy valiosa, como la ubicación de esta isla, donde harían un ritual en particular.
  • ¿Cual exactamente? - dije intrigado.
  • El brujo se suicidó antes de poder averiguar algo - comentó.
  • Ese fue el motivo por el cual tuvimos que acabar con todos ellos - indicó Murata.
  • ¿Ustedes acabaron con los inocentes? - exclamé sorprendido.
  • Así es, ¿algún problema? - respondió el maestro en tono provocativo - matamos a decenas, para salvar a miles, quizás millones, no es como que tú no lo hayas hecho.

Él era consciente que nunca lo había hecho, pero sus deseos de provocar eran más que los racionales de ese instante, por lo cual decidí subir a la balsa sin mirarlo..

  • Tranquilizate Murata - increpó el Maestro Supremo - si sigues con esa actitud tendré que dejarte aquí, necesitamos que estén tranquilos, si su corazón está perturbado, no podrán realizar la misión, pues serán fácilmente manipulados.



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En el texto hay: fantasia, drama, suspenso

Editado: 12.11.2024

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