En el Más Allá

Capítulo C 3: Parte VI

 

Aunque era un enemigo poderoso, tenía muchas debilidades mentales que podría explotar, conocer a mi enemigo, es el primer paso, para vencerlo.

  • No es una sorpresa que algún día harías algo así – dije en un suspiró – cómo lograste adquirir tales capacidades, Akihiko.
  • Siempre dije, soy más fuerte que tú – respondió - lo único que hice fue aceptar un trato con un ser maravilloso, a cambio de tu cabeza.

Apunte con un dedo, en acto de grosería.

  • Me había preocupado, por todo esto – comenté – pensaba que era un enemigo peligroso, pero solo veo a un ser patético, el cual vendió su alma al diablo.
  • Cállate – gritó furioso – voy a mostrarte quién es patético.

Se arrojó sobre mí, comprendí que por mucho poder que tuviera, sus capacidades solo fueron potenciadas al límite, no obstante, sus habilidades de combate siguen siendo mediocres, al ser tan amplios, el arco de ataque era predecible, viniera de donde viniera.

  • ¿Solo esto puedes ofrecer, incluso con esos poderes? - exclamé tratando de desmoralizar -  y esos cazadores, ¿también fueron seducidos?
  • Mi dios solo me entregó los poderes a mí - respondió - ellos me siguen, pues cuando te tomemos, todo seremos bendecidos aún más.

Lo evadí con cierta dificultad, su katana pasó junto a mí, le di un codazo en rostro, aunque no lo moví, su expresión de furia aumentó, continuó su arremetida, tras esquivar cuatro veloces cortes, le brindé una patada en el estómago, seguida a otra en sus piernas.

  • Me alegro que fueras bendecido - indique - sino, sería muy aburrido.
  • Deja de burlarte de mí – vociferó furioso.

Arrojó otro destello, esta vez me defendí con Hotaru, que brillaba con intensidad, logré detener su rayo oscuro, aplicando la secuencia aprendida, tomé el ataque y lo desvié al patio, donde explotó al instante.

  • No puede ser…. - dijo incrédulo - es imposible…

 Sus ojos pasaron a un rojo carmesí, antes de atacarme otra vez, cada golpe era más tosco que el anterior, pero con mayor intensidad, me bastaba moverme unos cuantos centimetros para salir de su rango, incluso agachandome ante sus ataques horizontales, cuando vi que levantó ambas manos, aproveche de golpear con la base de la empuñadura su muñeca izquierda, soltando el doble agarre de su Katana, con la defensa abierta realicé un corte vertical directo de la frente desgarrando su nariz, boca rajando su pecho, a penas lo recibió cayó de espaldas tras una explosión de sangre.

  • Todas las personas tienen un gran potencial en su ser – comenté – sin embargo, te dedicaste a llorar sobre tu vida y criticar a otros, en vez de buscar mejorar.
  • Cállate, debo matarte – exclamó escupiendo su líquido vital – no importa lo que deba hacer, tengo que lograrlo.

Antes que se levantara le brindé un corte directo en su cabeza, cayendo inmediatamente, con el cráneo abierto, ante otra lluvia de sangre.

Al darme la vuelta, Aratani junto a Kenta protegían a un asustado Ninhyo, vi como un cazador atacaba por la espalda a mi hijo.

  • Shinta, agáchate – exclamé.

No terminé de decir la frase cuando, hizo lo indicado, momento que aproveché de lanzar la otra espada que cargaba, atravesando el pecho del renegado cazador. Arma que tomó mi hijo y combatió contra sus múltiples enemigos, sin mucho problema, me aproximé para ayudarles, solo para contemplar a mi esposa, quien se adelantó, tomando a uno desde atrás, con un simple movimiento le hizo girar, rompiendo su cuello al instante. Ya solo quedaban tres, los cuales fueron acabados rápidos por ellos.

Al finalizar nos miramos con una sonrisa entre todos.

  • Eso fue increíble – exclamó Shinta – no creería que Madre fuera tan fuerte.
  • Ya te lo había comentado, soy poderosa – exclamó alegre.

Saltó hacia mí para darme un caluroso abrazo.

  • Amor mío, no comprendo qué ha pasado – comenté nerviso - pero debemos irnos de aquí pronto, nuestro hogar no es…. seguro, debemos dar aviso, pues no sabemos si ellos eran los únicos o hay más…

No terminé de hablar, cuando vi en su rostro reflejado el terror, a mi lado pasó Shinta dispuesto a pelear, no sabía qué nos amenazaba peleaba, pues no sentía ninguna presencia, me giré para ver como mi hijo era levantado por el cuello.

  • Suelta a mi hijo - exclamó Aratani furioso.

No alcancé a detenerla, pues se aproximó rápido a confrontar a… Akihiko, quien se había levantado otra vez, sus ojos relucían en un carmesí sangrante, su piel grisácea, con la cabeza aun partida tras el golpe que le di, mi esposa fue impactada por el cuerpo de nuestro hijo, quien fue lanzado con violencia, ambos al caer me hizo ver una visión del pasado cuando ella lo sostenía en sus brazos, tan dulces y frágiles, que me hizo horrorizar, no podía asimilar el hecho de no sentir la presencia de ambos.

  • Oh Kenshin, pequeño kenshin - exclamó en tono burlón.

Su voz tenía sobrepuesta otra más, distorsionando.

  • Madre, hermano - gritó Kenta furioso.
  • Veo que al fin comprendiste, esta situación - continuó riendo - me has obligado a hacer las cosas por las malas.

Detrás mío escuché como tosía mi esposa, sin embargo, su presencia era imperceptible, de hecho, me era imposible percibir alguna presencia.

  • Debe ser terrible, no puedes captar a nadie, ¿cierto?, es igual a estar ciego, que mal - comentó pensativo, usando un tono sarcástico -acabas de ver el como acabé con tu poderoso hijo en un instante y excelente luchadora que es tu mujer, te aseguro que ninguno de los dos adoptados tendrán un destino mejor.

Miré a mi familia, con mi esposa y primogénito aturdidos de un solo movimiento, junto al mayor que era cada vez más pequeño y el menor, quien solo podía contemplar con ira.

  • Tu eres quien causó todo esto - comenté tratando de ganar tiempo para pensar - antes de hacerlo respondeme algo, que o quien eres tú, pues soy consciente que no eres Akihiko, sino algo distinto.




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