En el Más Allá

Capitulo 51: El comienzo

A pesar de la horrorosa noche previa, pude superarla o eso creo, gracias a la gran conversación que tuve con Drogmenir. Así con todo mi ánimo, me levanté para tomar un baño y arreglarme, quería estar lo más presentable posible. Fui muy feliz al ver que no había nadie en casa.

Apenas estaba listo, salí, era temprano, me dijeron que llegara lo más pronto posible, así que calculando, estaría a las once y treinta minutos presentándome.

Pero antes pasaría a ver a la abuela Catrina, quien me recibió de un fuerte abrazo.

  • Muchas gracias por ayudarme anoche - comenté.
  • Perdón hijo, Draco quiso irse corriendo y no pude hacer nada - comentó - para cuando llegué, él quedó así.
  • No se preocupe, aun me duele su partida, pero se que su existencia está todavía conmigo - respondí - lo vi en sueños, es un dragón gigante.

Sonrió ampliamente.

  • Me alegro que haya sido así - exclamó emocionada - anoche tomé su cuerpo y lo incineré, para que su esencia vuelva al  mundo como corresponde, pues que fuera enterrado, lo encontré poco digno, para un ser como él. 
  • Luego lo repartió en el viento - concluí - él era un ser de la naturaleza, su cuerpo libre  debía ser, no enterrado.
  • Se lo agradezco de corazón - dije alegre.
  • Fue un gusto ayudarte - comentó - mi corazón es dichoso, al ver que has podido salir adelante de esto, a pesar de lo mal que está todo, esperemos que siga así.

Su respuesta me dejó extrañado, no obstante la tomé por el buen sentido.

  • Por casualidad, ¿fue usted quien estuvo en el más allá? - pregunté.

Su semblante cambió por un breve instante de malestar.

  • No lo sé, a veces viajo sin darme cuenta - contestó - quienes sí te han visto, son mis compañeros, quienes a diferencia de tu dragón, que es un ser antiguo y poderoso, quien usa un animal como enlace o Avatar, ellos son familiares en el plano astral.
  • ¿Familiares? - exclamé pensativo.
  • Seres con los cuales hice un contrato - explicó - sin embargo nuestro trato fue distinto a lo común, tenemos una relación de amistad, que de amo y sirviente.
  • Eso suena interesante - dije asombrado  - creo que hace tiempo atrás, conocí a una persona que tenía un familiar, era un feroz canino el cual me causó muchos problemas,  pertenecía a aquella mujer que estaba en el grupo enemigo.
  • En ese caso, deberías aprender cómo enfrentarlos, en este tiempo ellos se habrán hecho más fuertes - comentó - no solo tú.
  • Eso incluye al grupo de Rodrick y Valeria - indiqué - eran fuertes, espero que hayan podido sobrevivir bien sin mi, me gustaria saber como están, pero si seguía junto a ellos, terminaron muriendo.
  • Ánimo pequeño - comentó - habrá que esperar a un si.
  • Por supuesto - exclamé - muy bien, lamento la llegada de imprevisto, voy a ver un asunto en este momento, muchas gracias otra vez, nos vemos.
  • Nos vemos, que tengas un buen día - contestó.

En eso aparecieron sus mascotas, quienes se acercaron a mí, les hice cariño a todos.

  • Ahora si, nos vemos todos - exclamé - cuidense.

Ya con este tema resuelto y el espíritu en alto, me dirigí hacia la casa de esta agradable familia, por la cual me sentía muy ansioso. 

  • Voy a conocer al señor Michael - exclamé emocionado.

«Momento, porque estoy tan feliz al respecto», pensé extrañado.

  • sigo sin comprender, pero no importa - me dije a mi mismo - son gente buena y eso me agrada mucho, dudo que la señorita Liliana esté con un mal hombre o quizás por eso el señor Zelig se le nota molesto.

Me detuve al pensar aquello.

  • No, deben ser solo ideas mías - exclamé.

Cuando llegué al frente del portón principal, quedé inmovil, eran cinco para las once, el micro bus había tardado muy poco, no sabía si se tomaran a bien que llegue tan temprano.

Miraba el timbre para anunciar mi llegada, pero temía tocarlo, mantenía mi mano alzada.

  • Puedes tocar el maldito botón de una vez - escuché a mis espaldas.

Me exalté, al mirar estaba el padre de la dueña de casa mirándome desde arriba. con su ya característico: “Ceño fruncido”.

  • Perdón, no sabía si llamar tan temprano - respondí nervioso.
  • Chico, si te dicen, ven temprano, lo más que puedas, es porque están dispuesto a recibirte - comentó - me agrada alguien que llega a muy buena hora, pero sé más decidido, que sino este tipo de actitud te cobrará factura en tu vida.
  • Gracias por el consejo - indiqué - entonces tocaré el botón.
  • Muy tarde - respondió.

Adelantando a mi acción, presión el timbre, la puerta se abrió al instante, el hombre la empujó y antes que diera un paso, este me levantó del cuello de la polera, sin dañarme me llevó con los pies colgando.

  • Eres bastante ligero - dijo riendo - ¿era necesario que hiciera esto?
  • No señor - respondí extrañado - iba a hacerlo yo mismo.
  • Entonces las cosas no las pienses, cuando sabes que debes hacer - explicó - solo hazlo, no siempre habrá alguien dispuesto a llevarte.

«Esto no era una crítica, era un consejo y uno muy bueno»

  • Así será - entoné con decisión.

No vi su rostro, pero tenía la impresión que sonrió.

Al entrar por la puerta principal, me regresó al suelo, lo hizo sin previo aviso, por lo cual me tropecé, al menos puse la mano en el suelo, evitando que me estrelle por completo.

  • querida hija hemos llegado - exclamó.
  • Bienvenido padre - dijo la mujer.
  • Hola, suegro - exclamó un hombre - ¿llegamos?

Un hombre se asomó por un pasillo al living, este quedó boquiabierto, de inmediato se acercó a grandes pasos.

  • Hola, buenos días - dije con formalidad - me llamo Anthony.




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