En el Más Allá

Capítulo: 53 De mal en peor

Desperté de golpe, con la respiración acelerada, desorientado tras aquel sueño tan normal, sin embargo no estoy acostumbrado a sueños de este tipo, era como una película, de algo que nunca vi «¿Acaso vi una vida pasada?»«¿Acaso fui mujer en el pasado?, no comprendo que ocurrió o quizás solo fue un sueño como comúnmente tienen las personas»

Me lavé la cara para refrescarme, vi la hora en el reloj del comedor, marcaban diez para las dos, estaba a tiempo para llegar a la casa de Karen, algo en esa idea me causaba cierta incomodidad, ¿Qué interés tendría ella en verme tan imprevistamente?.

  • «Tranquilo, porque los nervios, una chica te invitó a su casa» - comentó Armishel - «ya has ido a la casa de esa niña que te abandonó, ¿cómo se llamaba?»

Cuando oí la expresión “Abandonó”, puedo admitir que una puñalada dolía menos.

  • «Perdón, la puta de MArcela, no tendría que haberla mencionado» - dijo en disculpa - «Tambien a tu amiga que está muy buena, Laura, te aconsejo, si tienes alguna oportunidad, no te niegues a ir al máximo con ella»
  • Mejor no digas nada - exclamé molesto - no sabes nada de ellas.

Me quedé contemplando al vacío.

  • Bueno, ya me comprometí - comenté suspirando - voy a ir, no tengo de otra.

Siempre recordaré donde vivía, luego que me había besado años atrás, mientras iba de camino a mi mano llegaba la sensación que tuve cuando me hizo tocar sus pechos.

  • ¿Qué estoy pensando? - comenté para mi mismo - Es solo una amiga lejana.

Cuando llegué a la casa, su reja estaba cerrada, «¿y si digo que llamé, pero no escuchó?», me lo plantee cuando iba a tocar la puerta o llamar.

«No puedo fallar a mi palabra», tras ese pensamiento quedé en una incógnita, había pensado eso yo o algo más.

Aún así dejé de prestarle atención a mi duda, proseguí a golpear la reja anaranjada y gritar un: “Aló”.

  • Deja de hacer tanto ruido - gritó una mujer desde el interior.

«Mierda sabía que era mala idea». Cuando me dispuse a devolverme la puerta se abrió.

  • ¿Si quieres irte andate mejor? - dijo una voz femenina.

Me volteé, encontrándome con una conocida, de esas personas que desearías no volver a ver otra vez, era Paulina, la mejor amiga de quien me invitó.

«Mira que tener la mala suerte de encontrarme otra vez con esta tipa, si habría sabido que iba a estar ella, mejor me negaba», pensé molesto.

No obstante, ella salió de la casa pasando junto a mí, la vi por completo, notando que tenía su cabello despeinado y el rostro colorado, me chocó con su hombro.

  • Karen te espera adentro - exclamó furiosa - pero es decisión tuya entrar, pendejo.
  • ¿Qué te pasa contra mí? - respondí incómodo - nunca te he hecho nada y siempre tienes esa actitud de mierda.
  • Detesto los hombres - comentó - me desagrada saber que has hecho con ella y que te tenga en tanta estima, como dices, nunca has hecho nada.

Escupió el suelo y se fue.

  • Por cierto, ella ahora está un poco ocupada - dijo a sus espaldas, su respiración se encontraba agitada - si quieres comer, en la mesa hay un aperitivo, lo hizo para ti.
  • ¿De acuerdo? - exclamé extrañado - ¿ocurre algo?.

SE dió vuelta, con los ojos llorosos.

  • Nada que te importe - vociferó.

Se marchó saliendo del pasaje a paso rápido, con pocos pasos ya había desaparecido.

  • «Esa chica necesita ayuda urgente - comentó Armishel.
  • Cállate - susurré.

Entre a la casa, mientras trataba de entender que había ocurrido, analizando que ella estuviera al borde del llanto, cara enrojecida, cabello enmarañado y sudada, podría significar que tuvo un enfrentamiento físico con Karen.

Ya dentro de la casa, me encontré un pequeño living-comedor, vi sobre la mesa un sándwich de palta.

  • Hola, Karen, soy Anthony - exclamé.
  • Hola Bebe, que gusto saber que viniste - escuché al otro lado de una puerta - En este momento estoy algo ocupado.
  • Si tiene problemas, podría volver otro dia - comenté.-
  • No es necesario - respondió de inmediato - solo son cinco minutos, si tiene hambre, le dejé un sándwich sobre la mesa, lo hice recién, si tiene hambre.

En mi interior algo me gritaba que comiera tranquilo, pero otra más interna, decía que no a menos que lo revisara si tuviera una sustancia extraña, me rugió la tripa en ese instante.

  • Muchas gracias - respondí - entraré en unos minutos.
  • Excelente - exclamó.

Me acerqué al emparedado, lo abrí inspeccionando su contenido, le sentí el aroma al aguacate, tenía su fragancia normal, muy agradable, en ese instante, sentí tranquilidad, al tener hambre me comí el Sandwich bastante rápido, me cayó muy bien al estómago, incluso recuperé mis energías, sintiéndome mejor, fuí a la puerta que toqué.

  • Karen, ¿está todo bien? - pregunté.
  • Si, estaba a punto de decirte que puedes entrar - indicó.

Roté la perilla pintada de bronce, antes de mirar adentro, sentí un aroma a sudor, similar a esos días donde hacía ejercicio con Laura, tras varias horas «Eso es, entrenaban, pero eso no explica que llorara», al entrar, el aroma me extasió, lograba percibir un aroma inexplicable, pero me recordaba al mar, no importaba todo lo que sintiera, pues nada me preparó para lo que tenía frente a mí, Karen se encontraba acostada en su cama cubierta únicamente con la sábana, que cubría sus pechos como un escote, podía ver su hombre que tenían marcado el brasier. su figura se dibujaba, como si no llevara nada puesto.

  • ¿Te encuentras bien? - pregunté.
  • Así es, solo estoy cansado - respondió sonriendo de lado - ven, acércate, toma asiento en la cama.

Me puse a los pies de la cama, notando que debajo de su sabana blanca, podia ver su piel claramente, mi vista pasó por su zona privada, donde se notaba el calzón negro o eso creo.

  • Vamos, acércate más - indicó alegre - no te incomodes si estoy así, digamos que confío mucho en ti para recibirte de esta forma.




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