En el Más Allá

Capítulo 57: Silenciosos Lamentos

Desde aquel día, nos comprometimos a vernos semanalmente, conversar cada cierta cantidad de días por teléfono, aunque sea para saludar.

No obstante, por cada cosa buena que me ocurre, el mundo me provoca dos o tres al respecto, así que esta noticia, debería haberlo previsto.

Un dia mientras llegaba a la casa, me percaté que todos estaban allí, vestidos de negro, como si de un funeral se tratara, pero no le di importancia.

  • Era mejor que no fueras, a ti no te importa nada - dijo Joaquín molesto,
  • ¿Qué pasó ahora? - comenté devolviéndome.

Me miró con tristeza.

  • Mi cuñado, Alberto lo encontraron ahorcado hace unos días - contestó sombríamente - hoy se le hizo el funeral.

Aquella noticia me cayó como un balde de agua fría, que me heló el pecho.

«¿Acaso esto lo tenía planeado?», pasó por mi perturbada mente.

  • ¿Pero por qué no me dijiste nada? - exclamé
  • No quería que le causaras problemas a mi querida hermana - respondió - además estoy muy enojado con tu caso, aun seguimos pensando quien lo llamó para que hablara exactamente de tí, yo no suelto mi celular y tampoco tengo su número telefónico, piensan que fue la pequeña Susana, pero a pesar que la pillaron con el celular en mano, no alcanzó a verlo.
  • Oye, pero el tío, donde fue enterrado - pregunté - no me importa que estes enojado conmigo, siempre lo han estado,desde que era muy pequeño.
  • Ese es el problema, no le das importancia a lo que hacer - respondió molesto - mínimo, pedir disculpas por todo lo que has hecho.
  • Dime que hice - exclamé.

Se quedó en completo silencio, dicho esto, me alejé directo a mi pieza, donde permanecí callado, tratando de procesar la información, tal cual dijo la última vez, ya no nos veremos otra vez…

  • Maldita sea - exclamé.

Recordé que me entregó una tarjeta, la cual tenía en mi billetera, al revisar me encontré con los datos que me entregó aquella ocasión: “Tres de Octubre, a las seis de la tarde, en la oficina central Número once”.

  • Bien Tío, iré ese día - comenté - es en dos semanas más… que tal planeado estaba esto y porqué.

Esperaba que pasara la semana para encontrarme con Laura, quien le tenía un tema de conversación, llegando el viernes salimos antes, me fuí sentado en la micro, esta se detuvo, apareciendo frente a mí, alguien que llamó fuertemente la atención, mantuve la mirada, estaba vestida de escolar, exactamente el uniforme de la preparatoria Universal o PUN, se notaba muy nueva, tenía el cabello castaño oscuro, medianamente ondulado hasta los hombros, al voltearse est vi por un instante, sintiendo un apretón en mi pecho, tuve que llevarme la mano, era…

  • Marcela… - susurré con la voz ahogada - estas devuelta.

Luego la joven que contemplé desapareció entre las personas que la rodearon.

Cerré los ojos un momento, comprobando que no estaba, «¿eso fue real o una broma de mi imaginación?», mi corazón estaba acelerado, casi agónico palpitaba.

Estaba seguro que la había visto, cuando justo creí que la había superado, aunque por lo visto tedré que verla otra vez, sino estaré en problemas.

  • «Anthony, creo que tambien lo vi» - dijo Gabrielle - «Pero antes de sacar alguna conclusión hay que verla bien y de persona»

Su palabras eran correctas, sin embargo, no podía centrar bien mi mente.

  • «Vamos, Anthony, parece que ella ya llegó sin avisar» - escuche la voz de Armishel.
  • «Genial, apareciste» - pensé con sarcasmo.
  • «¿Me extrañaste?» - exclamó asombrado - «Yo tambien lo haria»
  • «No se si me siento más tranquilo cuando estás o no estás a esta altura» - comenté.
  • «De verdad, eso es muy lindo de ti amigo» - dijo alegre - «Vez, nuestro lazo es inigualable»
  • «Lo digo porque si estoy junto a tí, te tengo vigilado» - respondí - «peor lejos, no se que harás y eso me preocupa»

Aquella noche seguía con la mente perturbada tras aquella visión, si me mantenía así, iba a terminar atrayendo criaturas peligrosas, no obstante, por mucho me tratara de relajar, no podía pensar más allá de eso, la imagen de aquella muchacha igual a Marcela rondaba mi mente, lo cual como si de un profeta, escuché un ulular en las cercanías, mientras contemplaba una metrópolis, desde un rascacielos.

Miré alrededor, encontrándo una criatura similar a un lagarto bípedo emplumado, tenía una protuberancias terminadas en punta que salían de sus codos, me miró y abrió su hocico que se parte hacia los lados. con una circular hilera de colmillos que rodeaba todo el interior.

  • Mierda, esto será complicado - comenté.

A mi mente llegó aquellos lejanos días donde estaba en el jardín de Leriel, ojalá estuviera disponible para volver a ingresar, aún existe, pero está bloqueado, ya que allí se quedaron hace años, mis peluches que nunca más vi, al menos se que viven tranquilos, sin que los dañen, los cuales, extrañaba sinceramente.

La criatura corrió hacia mí, di un salto al costado evadiendo su zarpazo que destrozó el suelo, pasé por detrás de él, para darle una patada, con el deseo de empujarlo por el edificio, sin embargo esto fue inutil, pues lo único que conseguí fue impulsarme a mi mismo, de su espalda aparecieron tres protuberancias extras similares a colas que terminaban en agujas, estas las lanzó hacia, evadiéndola casi de milagro.

  • «Anthony, te puedo dar mi poder» - comentó Armishel - «Ese es un Daltrixnus, una criatura de categoría B, es peligrosa y muy agresiva»

Volteó hacia mí, ululando reiteradamente, el suelo bajo sus pies se rasgó cuando me embistió, su velocidad era anormalmente rápida para su tamaño, era como una flecha viviente, salí volando al impacto que me dió directo, quedando al borde del edificio que me encontraba, tuve conciencia que si me dejaba caer, aquella criatura se iba a abalanzar sobre mí, atrapando al instante, así que cuando continuó su arremetida di un salto cuando estuvo a punto llegar hasta a mí, este frenó al borde sin problema alguno, impidiendo caer otra vez, por lo visto le balance de su cuerpo es rígido, noté como se volteaba a mí, para atacar incesantemente aquella feroz criatura, tenía que estar pendiente en seis direcciones distintas, cuando golpeaba el suelo con sus colas continuaba a explosión, las garras creaban profundos surcos, a pesar que era rápido, girar le era un problema al tener tantas colas, dejó de tener una estabilidad, así que corrí a su alrededor arrojando llamaradas que rebotaban en su cuerpo, este respondía con zarpazos que reventaban el suelo.



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En el texto hay: fantasia, drama, suspenso

Editado: 11.01.2025

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