Verónica lloraba inconsolable, había perdido a su sobrino favorito, en menos de una semana se murieron dos seres muy importantes para ella. Siendo sincero, no me importaba, ni me causaba molestia, quizás una risa interna.
La tomó del cabello.
La mujer le escupió en el rostro, luego se levantó.
Dicho estas palabras se marchó de aquel lugar.
TRas aquella situación, la casa comenzó a recibir piedrazos cada cierta cantidad de tiempo, insultos por la calle y a un Joaquín más enojado, pero quien más se afectó fue Anastasia, quien lloraba incesante, en ocasiones llegaba a la casa, encontrando a Verónica alcoholizada al extremo, con la pequeña llorando, a veces tenía un moretón, pero siempre tenía hambre, por lo cual tenía que llegar a cocinarle un almuerzo adecuado a ella.
La muerte de ellos solo causaron problemas en la vida hogareña, al menos en el instituto los problemas estaba reducidos, sin embargo en casa, solo empeoraba, a veces tenía la visión de que en cualquier momento llegaba y verónica estaba ahorcada o mataba a Anastasia, aunque ambas ya no importaban, tenía mis propios dolores que atender, no iba a permitir que la niña sufriera si yo pudiera hacer algo, era consciente que nuestra relación no se formó como pensé en primera instancia, pero, aquí estoy para cuidarla si es necesario.
Al verla a sus tres años, tan pequeña, pude verme al pasado, donde era acosada por demonios en forma de sombras, a Leriel cuidando de mí.
Cada dia que pasaba era solo una tortura a mi vida, si no fuera por la constante conversación que me da Laura, no sabría que hacer, fue ahi cuando una piedra reventó el vidrio, tuve una milésima de segundo para reaccionar sacando a la pequeña, quien no sufrió daño alguno, aunque mis piernas no tuvieron el mismo destino, la piedra me había golpeado en el tobillo, puse a la niña que lloraba en mi habitación, a lo lejos Verónica roncaba placidamente, me aproximé rapido hacia la puerta que retumbaba con cada impacto.
Los piedrazos terminaron, me asomé, viendo a Leorio, el hermano de Verónica, quien mira con los ojos llenos de rabia, luego se fue, salí de la casa.
El hombre se volteó hacia mi.
Abrió su chaqueta, mostrándome una cuchilla.
Sus ojos reflejaban una aterradora falta de vida, un deseo de sangre que solo había sentido ante los más aberrantes monstruos, como el que me atacó la noche anterior, si me aproximaba, iba a resultar herido y conociendo a Verónica con Joaquín, no les importaría.
Tuve el impulso de avanzar, ya había cometido un grave error, uno del cual no podría perdonarme, era el único que aún mostró cariño por mi y la respuesta que le di fue atacar de forma despiadada, quizás dar un paso, siendo apuñalado podría darme el silencio a mi vida que necesito.
«¿De verdad quieres caer ante este bastardo?», cruzó por mi mente.
Lo vi caminando en dirección al paradero, luego que se perdió de vista entré a la casa, mi corazón palpitaba con solo recordar el cuchillo, me he enfrentado a tantos monstruos, pero ese tipo, está lejos de ser normal, es peligroso.
Me dejé caer por el muro hasta sentarme en el suelo.
«Seguir adelante.. ¿De verdad quiero eso?»
Miré a Anastasia quien llegó asustada.
Se aproximó tambaleante para darme una patada, giré en el suelo para evitarlo, haciéndola enfadar.
Tambaleaba al punto de casi tropezar.
Su mirada desaforada solo era un indicio para el nivel de alcohol que debía tener corriendo en sus venas.
#12928 en Thriller
#5187 en Suspenso
#22384 en Fantasía
#8592 en Personajes sobrenaturales
Editado: 21.06.2025