En el Más Allá

Capítulo 59: Abriéndose camino

La alarma que marcaban las ocho de la mañana retumbó alrededor.

  • Qué significa esto…. - dije desconcertado - no recuerdo qué pasó estas dos últimas horas del plano onírico.

Tenía la sensación de que algo importante había visto, pero no podía saber que era, en mucho tiempo sentí miedo ante mi propio desconocimiento.

El desconcierto fue tal que continuó el resto del día, incluso cuando compartí con Laura, quien se percató, pues me preguntaba cada cierto tiempo.

  • Oh Anthony, por lo visto tienes varios problemas - comentó - espero que puedas solucionarlos, recuerda - tomó mi mano - yo estoy aquí para tí, cuanto necesites.

Besó mi mejilla, le respondí con un abrazo.

Al menos con ella, esta preocupación se calmó, en particular cuando tocaba su mano, nos abrazamos, al punto que en un momento estuve con mi brazo cruzado por sobre ella durante horas. Al final quedamos con el encuentro que sería el próximo domingo, siendo ya nuestra rutina diaria.

Para cuando octubre se hizo presente, asistí a la dirección indicada por el papel del tío Alberto, al llegar descubrí que se trataba de una notaría, en ella expliqué por parte de quien vine, presenté mi cédula de identidad, me hicieron pasar a una oficina donde estaba un abogado.

  • Buenas tardes, Joven Anthony, me presento, soy el abogado Román – dijo – eres el último que faltaba por ver, Alberto me dijo que vendrías este día.
  • Buenas tardes - respondí - ¿Cuál es mi propósito para ser citado?

Mostró una sorpresa.

  • Por lo visto Alberto no te dijo – explicó – pues te explicaré, soy el abogado de Alberto o al menos lo era cuando estaba con vida, Señor Anthony, usted estaba ingresado en su testamento, pero tuve las indicaciones exactas para saber cuándo decirle.

«Eso sí que fue una sorpresa, no creía ni me importaba estar dentro de su testamento, ya fue muy bueno conmigo»

  • Esto es en verdad sorpresivo – comenté.
  • Bien señor, le daré su testamente – comentó – se compone de tres cosas.
  • Yo no esperaba algo por parte de él – dije asombrado.
  • Pues por lo visto, le tuvo mucho cariño y le consideraba – respondió – primero que nada le tengo estas llaves, segundo una caja y tercero, una pequeña herencia de treinta y cinco mil dólares, que están en una cuenta privada.

Aquella suma había sido sorpresiva, saber que tenía bajo mi nombre tanto dinero.

  • ¿Estás llaves a que pertenecen? – dije anonadado.
  • Esas son de un departamento que tiene en el centro de la ciudad – contestó – era uno de sus bienes.

Tomé las llaves aún sin comprender que me había ocurrido, luego la caja, en ella tenía en su interior una carta, un collar, dos anillos y dos brazaletes.

  • Permiso, voy a leerlo – indiqué.

EL hombre sonrió haciendo un gesto con la mano de que lo hiciera.

“Querido Anthony, lamento que la última vez en la cual interactuamos sea en este medio, desde que volví al país, supe que mis días estaban contados, no solo por mis problemas matrimoniales que provoqué, sino por los causados fuera de mi vida cotidiana, me involucré con la gente indebida, se que para este punto mi deuda con ellos estará saldada, con el pago de mi vida y lo valió, hice de todo, siempre sonreí y fui feliz, espero que puedas ser feliz también mi niño, pues como estás, no es posible para ti, tu querida Sisi, mi Isabel me lo dijo, era un buena mujer, muy sabia y llena de talentos, me mostró tu vida, la miserable existencia que tendrías por quienes te rodean. Lamento decirlo de esta forma, pero nunca pude encontrar las palabras para hacerlo, no eres su nieto, era consciente, sin embargo, vio en ti un algo especial, sus últimas palabras que entregó para cuando mi día llegara fueron: Tienes el valor dentro tuyo, lucha, confía en ti, enfrenta y corta la oscuridad e ilumina tu camino.

Ella sabía que moriría al igual que yo, al igual que mi muerte, fue provocada, ten cuidado con quienes juntas, rodean y observan.

Confió que tomaras el buen camino, si no tienes sueños por seguir, encuéntralos, eres joven y más fuerte de lo que crees

Con Cariño Alberto”

Dejé la carta en el cofre, el collar estaba hecho de oro de puro, compuesto por una gema roja, al revisarlo tenía una inscripción de un símbolo, no me costó averiguar qué se trataba de un glifo similar a una llave egipcia, las argollas tenían sus propios símbolos, runas nórdicas desconocía su significado, los brazaletes ya eran tenían marcas curvadas que jamás había visto, todo esto significaba una tarea: “averiguar”, este tenía una inscripción en una tarjeta: “Este es el collar de Sisi, tiene una protección ante la oscuridad, los anillos presentes pertenecieron a ella, son para tener conexión” Alberto.

  • Ahora ya tomó conocimiento de todo esto, le informo, que esto podrá recibirlo desde que cumpla sus dieciocho años – indicó el Abogado – tengo una clausula donde indica que para cuidar sus bienes, estos deben ser usados por usted, cuando no esté bajo el yugo de el Señor Joaquín Rockwell y su esposa. Así que mientras tanto el dinero estará en un fondo donde se actualizará la suma acorde a los aumentos que reciba del IPC, yo me encargaré de esta administración, le entregaré mi número para que estemos en contacto.

Me pasó una tarjeta, donde estaban anotados sus datos,

  • Dado que no puedo contactar su casa, será su deber venir o llamarme cada 2 semanas – explicó – las joyas podrían llevarla, pero es peligroso ir con él por la calle, teniendo su edad, por eso le digo, que es decisión personal.
  • Comprendo, muchas gracias por su ayuda – dije asombrado.
  • Es un gusto, además es mi trabajo – comentó – ayudé en varios asuntos a Alberto, fuimos buenos compañeros y espero que ambos podamos tener una relación similar, suelo rascar la espalda de todos, esperando encontrar un amigo.




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