En el mundo perfecto
Si cerraba los ojos, podía divisar su silueta blanca a la perfección. La cabellera blanca y larga, su espalda ancha y fuerte, aquella en la que quería recostar mi cabeza y descansar cobijada con su estola cálida y mullida. Estar a su lado es lo que anhelo, estar a su lado es lo único que quiero.
He deseado contornear esa figura blanca, esas marcas en tu piel tantas veces que me parece irreal que estés encima de mí en este momento. He sido yo la que te ha seducido, la que te ha llevado a actuar de esa manera. He querido que desgarres mi ropa y me hagas gritar tu nombre tantas veces que no puedo explicar lo feliz que soy al recibirte en mí.
Apenas emites un sonido, apenas has mirado mi cuerpo desnudo, apenas, apenas he sentido la calidez de tu ser en mí. Y no puedo explicar cómo habiéndote entregado tan poco a mí yo puedo sentirme tan pletórica ahora.
Fue la primera vez que vino a mí. Desde que lo vi aquel día en la aldea, vivo aquí, en esta casita pequeña, esperando que llegue mi día. Siempre he sido enfermiza, incluso, el día de la tragedia estuve en cama. Pero me he empezado a sentir un poco mejor desde que vivo aquí, un doctor me vio, me dijo que es la mejoría de la muerte, aquella que te da tiempo a cumplir los pendientes que te quedan en el mundo de los vivos para estar listos y partir al mundo de los muertos. Mi único pendiente es Sesshomaru-sama, es por lo que vivo, espero y respiro.
A veces, llega a mí. Entra a casa, se sienta a mi lado y me hace su mujer y yo siento que la vida resurge en cada uno de mis poros cuando sus garras arañan mi cuerpo ardiente de deseo por él. Me levanto, corro, vivo y hasta podría volar tan sólo por sentir sus manos en mi cuerpo.
Me he acostumbrado a esperarlo. Sé que no le gustan las cosas aparatosas, con el tiempo, he dejado de hacer los arreglos florales, he visto como fruncía su nariz por las flores silvestres. El incienso tampoco le agrada, por lo que me he limitado a recibirlo con algunas frutas. A veces, toma algunas, pero no las come, simplemente se las lleva. Nunca supe qué es lo que hacía con ellas. Tampoco me importaba, con tal de volver a verlo, era más que feliz.
Y a veces, tiene algunos detalles conmigo que me compran la vida una y mil veces. Moriría de amor por ti.
Ayer vino y me trajo un kimono. No dijo nada, tan sólo me lo entregó e ilusionada de recibir un presente de él, me cambie para que me viera con la prenda puesta. Su expresión no cambió, como de costumbre, sé que le cuesta ser expresivo, mostrar que siente algo, pero me di cuenta de que le gustó: nunca me desató el obi tan rápidamente como aquella vez.
Si tan sólo supieras cuan feliz me haces con tan poco… estando así, tan sólo compartiendo la cama contigo, mirándote, con saberte aquí, nada más que eso, has cumplido todos mis deseos. Y quizás es que soy poco ambiciosa que con sólo tu presencia me alcanza.
Me apoyo en su pecho, mi cabeza descansa escuchando el latir de su corazón. Él no dice nada y aunque escucho sus latidos desbocados, él no muestra síntoma de nada ¡qué fortaleza! Por eso y por tantas cosas te amo, Sesshomaru-sama.
—Te amo.
«¡Oh, no! Realmente se lo dijiste ¿verdad? ¡Lo he dicho en voz alta!» Me reclamé mentalmente y vi su cara. Ahí estaba, tan estoico y tan serio como siempre ¡qué indignante! «¿Podrías mostrar un poco de tu corazón tan sólo por un momento? ¿Por mí?» Lo pienso, me lo repito una y otra vez, pero mi lugar no es ése. Sé que no debo pedir más de lo que tengo, sé que debo quedarme quieta y estar agradecida de estar a su lado, de haber podido quitarle su armadura y traerlo hasta mi lecho. Es el lugar de toda mujer, es el lugar de una humana. Sé que no es debido enamorarse de un demonio y aquí me tienes, desfalleciendo por uno que ni si quiera contesta a mis declaraciones.
Me siento un poco desilusionada ¿ni si quiera puedes mostrar un poco de interés en mí? Cierro los ojos y tomo aire, es un suspiro tan profundo que siento que no termino de exhalar el aire, cuando su mano se posa en mi cintura. Abro los ojos y miro como si no tuviera suficiente con sentir su tacto en mi piel, necesito ver que es su mano la que está en mi cintura ¡y lo está!
«Si el paraíso existe, debe ser muy parecido a esto» pienso con una sonrisa acomodándome contra su pecho. Sé que sólo soy una simple humana que pronto va a ver el fin de su vida… y tú no puedes comprender lo feliz que me has hecho con tan poco. Si tan sólo supieras…
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—No puedo… no hasta que él regrese —balbuceo. Me siento tan mal al intentar ponerme de pie. En esta habitación, no hay nada de mi interés, en realidad, nunca lo hubo. Desde que murieron todos aquel trágico día, no ha quedado nada más que me interese que él. Si toco para ti ¿llegarías a mí? Busco la flauta, mejor dicho, intento alcanzarla, pero me levanto y caigo teniendo que tomar impulso varias veces para conseguir ponerme en pie.