Estaba deseoso de ir a ese local donde siempre me siento a observar a la gente. Suena extraño, ¿no? El solo sentarse y observar, aunque claro, siempre consumo algo, porque si no, no podría estar ahí.
Puedes encontrar a todo tipo de personas, desde el que finge agradarle a alguien, hasta el que intenta disimular el amor hacia su acompañante, el que aguanta el mal olor de la boca de uno, hasta saber que uno se rasca lo que no debe ser en público. Sí, así de extraños somos, y actuamos realmente cuando creemos que nadie nos ve.
¿Pero adivina qué?
Deneb Ramírez, te observa.
Vaya, ese sería un buen nombre para una serie de Netflix. Un día les mandaré un correo diciéndoles de mi excelente idea.
Saco la cajetilla de cigarros, para tomar uno y colocarlo entre mis dientes. Palmeo mi sudadera buscando el encendedor, pero antes de que eso suceda, el cuerpo de alguien ha hecho que mi cuadrado metálico salga volando.
—Ve por donde vas…
Y en ese momento la bomba se activó.