En el nombre de ella

5.- IRIDNA

Pero más descuidada no podía haber sido. Tenía razón Félix, era una torpe y una tonta. Sólo no perdía la cabeza porque la traía pegada a mi anatomía.

—¿Te encuentras bien?

Retrocedí cuando las palabras salieron de la boca de aquel joven. Avergonzada agaché la cabeza y me cubrí el rostro con mi cabello.

—Lo… lo lamento. En serio… lo lamento, fue mi culpa, siempre es mi culpa. Soy muy distraída.

Me agaché para levantar el girasol y lo que parecía ser el encendedor de él. Me daba tanta vergüenza. Así que alargué la mano y le entregué su objeto que había tirado.

—Oh, tranquila, no es para tanto… ¿Estas bien?

Podía sentir sus ojos sobre mí. No me imagino que estará pensando de mi torpeza, supongo que lo mismo que Félix.

—Sí, adiós.

Esquivé su cuerpo y corrí.

Pero lo que no sabía es que ese era Deneb Ramírez. Y ese fugaz momento, se convirtió en nuestro primer encuentro.




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