En el nombre de ella

16.- DENEB

Salía a hurtadillas de la habitación de una chica que había encontrado en el bar hace menos de dos horas. Pero bueno, como siempre, todo debe terminar y para esta mujer su cita con el cielo se había acabado.

Caminé por el largo pasillo, buscando mi encendedor para prenderle el cigarrillo que traía en los labios.

Me gustaba la sensación que recorría mi cuerpo en el momento en que la nicotina entraba a mi sistema. ¿Raro?, por supuesto. Pero cada quien tiene sus extraños fetiches y oscuros secretos. El mío era este. Sí, ya sé que moriré joven y bla, bla bla. Pero, qué más da. Tarde o temprano moriré y todos lo haremos. Puede que el día de mañana me arrolle un auto y mi muerte será por eso, no por fumar.

La verdad estaba siendo un mentiroso y un imbécil. Me gustaba fumar, sí, pero mis pensamientos estaban siendo muy hostiles estos últimos días.

Estaba a punto de cruzar la calle cuando la melena de una chica llamó mi atención como las otras veces.

La vi caminar por la acera, hasta que rebusco en su mochila y sacó unas llaves. Su silueta encorvada y temblorosa me llamaba la atención de una manera tan crucial como la atracción magnética de un imán.

Estuve a nada de ir tras su figura y preguntar cómo estaba ya que ella… no, ella no, su imbécil novio la había tratado mal, de una vil y ruin manera. Pero me detuve cuando una idea arriesgada, loca y hasta podría llegar a hacer ilegal me llegó a la mente.

Mañana vendría a verla.




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