En el nombre de ella

24.- DENEB

Sé que me está mintiendo y de una manera tan descarada. Incluso en mi mente cruza que las cosas que dice para defenderlo ya no son mentiras para ella, sino su lado mecánico. Se ha engañado tanto que ya no debe esforzarse en decir la verdad.

Pero algo que había aprendido estos días es que entre más la presiono más se cierra. El vació en su mirada, su piel mortecina y el descuidado de su cabellera, grita que no está bien.

En verdad no entiendo cómo es que aún puede defender lo inaceptable. ¿En qué momento el sinónimo de amor lo volvió a humillaciones? Sí su familia le han demostrado lo que es en verdad el cariño. Es algo que no comprendo.

―¿Estás segura de que eso es lo correcto?

―Sí ―levanta débilmente una de sus comisuras.

Su madre entra en la habitación, interrumpiéndonos. Trae consigo un plato humeante, diciendo que eso la hará sentir mejor.

Lo que no sabía es que su hija necesitaba más que un plato de gallina, requería algo para el corazón y el alma.

―¿Qué estudias? ―pregunto una vez que su mamá sale de la habitación.

―Ingeniería civil.

Casi me atraganto, no imaginé que estudiara ello.

―Te gustan los números.

―La verdad, sí ―lleva una cucharada de caldo a su boca.

―¿Por qué no estudiaste gastronomía? No dices que te gustan los planetas y todas esas cosas.

Me miró por mucho tiempo, hasta que habló.

―¿Gastronomía? Gastronomía es la relación con los alimentos, lo culinario. No tiene nada que ver con planetas.

―¿Ah, no?

―No.

―¿Entonces, cual estudia los planetas? ―inquirí.

―Astronomía.

Abrí la boca con pasmo al darme cuenta que había cometido el enorme error de confundir palabras. ¡Qué vergüenza! Creerá que soy un tonto.

―¡Pues eso! ―manifesté algo avergonzado. Ella no pareció darle importancia a mi equivocación―. ¿Por qué no estudiaste eso?

―Puede que algún día.

Vuelve a llevar otra cucharada a sus labios.

Me percaté que en ningún momento objetó sobre el alimento y me hace peguntar porque de su complexión tan delgada. Su madre lo es, pero no tanto para sentir que se romperá. Ni su hermano y padre lo son. Pero ella si lo es. Quisiera preguntar pero no sé cómo hacerlo sin que se lo tome a mal.

―Bueno, sé que no me preguntaste que estudio… pero te lo ahorraré, porque sé que quieres saberlo ―le guiño un ojo y sus mejillas se tiñen de rosa―. Diseño gráfico.

―Es interesante.

―La mayoría piensa que moriré de hambre ―me sincero.

―La verdad mucha gente tiene ideas erróneas. A veces la persona que tenía un futuro prometedor termina trabajando en algo que podría considerarse no del nivel para lo que estaba estudiando, así que no creo que sea la profesión, si no la persona que lo ejerce, que está involucrado con la perseverancia que tengas.

La vista la mantuvo en su plato y la mía estaba sobre ella con un asombro genuino. Su respuesta había sido tan acertada y buena que no me hacía a la idea de que esa figura desganada tuviera la potencialidad de esas palabras.

Pero la verdad es que nuca sabemos la verdad sobre las personas que nos rodean  y el cómo influyen en nosotros. Ese desgraciado tenía tanta influencia en ella que la hacía actuar de manera temerosa, retraída, intranquila y con el tormento en sus hombros. Pero estando con su familia y ahora conmigo, disminuía considerablemente hasta ser un poco de lo que me atrevo a decir que la Iridna real.




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