En el nombre de ella

47.- IRIDNA

Había perdido el semestre, perdí mucho tiempo. Han pasado meses desde mi incidente, y está es la primera vez que salgo. Mi hermano está en el auto  yo estoy dentro de la biblioteca recolectando algo de información ya que necesito recuperar todo lo que perdí y volver a estar al corriente aunque repita semestre.

La silla fue arrastrada, no me inmute en levantar la vista, ya que las mesas son redondas y con siete sillas, así que cualquier persona pudo haberse sentado.

Que equivocada estaba.

—El pajarito ha salido.

Mis dedos se entumieron, mis labios se entreabrieron entre sorpresa y terror. Mi vista estaba en el libro sin un punto fijo, sólo maquinándome lo próximo que va a pasar.

—Más te vale que… Veme a los putos ojos, Iridna —mi cuerpo esta tan rígido que sentía que si movía la cabeza, esta se me partiría—. He dicho que me mires.

Tomo el valor y levanto el mentón encontrándome con esos ojos inyectados de sangre.

—No me hagas daño… —le suplico. Indago con la mirada en las personas en la biblioteca, pidiendo ayuda, pero todos están ensimismados en sus asuntos.

—Nadie va a salvarte, y quien se atreva a siquiera verme, terminará con la cara en el suelo.

Mis ojos comenzaron a derramar aguas saladas. Estaba aterrada, podría incluso hacerme  encima por el grado de temor que le tengo.

—¿Qué… qué quieres?

Se recorre a la otra silla para sentarse a lado de mí. Pega su rostro al mío y puedo percibir el alcohol junto con los cigarrillos.

—Que me pagues lo que me hiciste —lo decía tan lento que cada palabra tocaba una fibra de mi escuálido cuerpo.

—Por favor…

—Exactamente, así, te quería ver, rogándome y dejando en claro quién manda. En este momento te vas a levantar de tu silla y me vas a acompañar.

No, no, no.

Las alarmas estaban sonando como locas. Los motivos por los cuales me quería estaban atacándome. Mi corazón estaba tan desbocado, que las palpitaciones no me dejaban razonar.

—Félix, no… Mi hermano está allá fuera. Si te ve…

―Crees que no sé qué el imbécil de tu hermano está afuera. He estado esperando que salieras, pequeña puta y crees que no lo sé.

Coloqué mi cuerpo en el respaldo de la silla, para retomar algo de mi espacio personal. No servía de nada, ya que volvió su mirada, tan llameante como si el infierno estuviera a punto de salir y empezar un apocalipsis.

—Toma las putas cosas, mueve ese trasero y sígueme —comienzo a guardar mis libreta en mi mochila, junto con mis bolígrafos. Tomo el libro que usaba y pienso ir a dejarlo al mostrador para así pedir ayuda al encargado—. Ni se te ocurra, te llevas ese cosa —no iba a salir de esta.

Me toma del brazo y me jala hasta llegar al final de la biblioteca. Busco con la mirada el auto de mi hermano, y ahí está, incluso se encuentra afuera platicando con un hombre de bicicleta. Lo reconozco, sé que es amigo de Félix, muchas veces lo vi jugar con él a la ruleta.

Estaban distrayendo a mi hermano.

―Atrévete a gritar y es lo último que tu hermanito te verá hacer.

—¿Qué vas a hacerme?

—Me parece muy bien que me hagas esa pregunta, porque en este momento tengo en mente todo lo que te haré, por ser tan estúpida y mandar a tu perro rabioso a defenderte.

—Te juro que quito la demanda, pero déjame en paz —sostuve más fuerte mi mochila.

—No te hagas la mosquita muerta, que sé muy bien que nos recuerdas —me gira y antes de poder estar de frente, ya estoy en el suelo, con un sabor a hierro en mis labios. No me ven, ya que estoy a lado de su auto y este cubre todo el panorama—. No estarás viva para que esa boca —me levanta tomándome del cabello de la parte de atrás de mi nuca—, diga mi nombre.

Abre la parte del copiloto, lanzándome. Cuando cierra la puerta; me aferro a esta, elevando mis rodillas a mi pecho e intentar no gimotear porque eso lo hará enojar más.

—Me vas a pagar cada una, cada una ―sisea.

Enciende el motor.

Cuando comenzó a moverse es cuando supe que solo tenía una oportunidad de salir de esta, y era estando muerta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.