En el nombre de ella

51.- IRIDNA

Me quemaba la garganta de tanto gritar, me dolían las manos de tanto golpear, los pies comenzaban a pesarme. Por primera vez estaba peleando por mí, por mi vida, por lo que alguna vez fui. Pero él simplemente lo estaba destruyendo, acabando, pisándome como si no fuera nada.

—Para…

Los golpes iban con determinación a mi rostro, restregándome en el suelo.

—Te lo advertí.

Era tan tarde para mí, que hubo un momento que acepté mi destino. Tomé de la mano ese final, y caminé con él un largo rato, pidiendo que fuera más rápido, pero no lo hizo. Se tomó el tiempo de destruirme, de demostrarme que yo jamás tuve una meta en la vida, más que ser asesinada.

Estoy siendo muy pésima, pero todo lo que hablo ahora solo es mi inconciencia, narrando una vida que yo misma me busqué. No me alejé. No pedí ayuda. No hice nada, y ese nada me arremetía sin piedad en el suelo.

Ya no me movía, ya ni siquiera peleaba, era una jaula donde se perdía mi esencia.




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