Siempre tuve la idea de que las personas pueden cambiar; con un poco de amor, paciencia y comprensión. Pero algunas simplemente no lo hacen y esa es la pregunta que me hago ahora: ¿por qué? ¿Qué es lo que los hace diferente? ¿Acaso somos nosotros mismos?
Es una pregunta que no tiene una respuesta concreta.
Di lo mejor de mí, convirtiéndome en miserable, desvalorándome a mí misma para poner en un pedestal a alguien que ni llegaba a ser una persona, sino una bestia salvaje, tan territorial y cavernícola que no llegará a conocer la palabra: respeto.
Sabía que estaba muriendo cuando mi cerebro apagó las alarmas de alerta y comenzó aceptar lo que estaba sucediendo, supongo que ahora comprendía todo.