En el nombre de ella

60.- DENEB

Deberías dejar mi libreta en paz, eso no te funcionará.

—Es lo único que tengo de ti.

Claro que no.

—¿No?

Puedo ver como sus ojos saltones resaltan gracias a la luz de la ventana que entra en la cafetería.

No. Sé que merecías conocer a la verdadera Iridna Quintero, esa que a lo mejor te hubiera encantado conocer. Pero al menos te dejo mis recuerdos.

—No son demasiados.

Y eso los vuelve más valerosos. Me estrellé contigo tirando tu encendedor, fuiste a mi casa haciéndote pasar por mi amigo cuando apenas si te conocía, me diste un abrazo que por mucho tiempo anhelé, me diste vida a pesar de estar muriendo tiempo atrás. Deneb, hiciste mucho más por mí, de lo que te puedes dar cuenta.

—No debiste irte.

Aún no lo hago, porque tú debes dejarme ir, aún sigo aquí por ti. Pero sabes que debo marcharme.

—¿Por qué? —podía sentir el dolor emanar de mi pecho.

Porque he muerto, Deneb.

Abro los ojos, con el corazón al mil.

Hace un mes que ella ya no está con nosotros. Hace un mes que perdí a una amiga.

Tal vez fue mi dolor que me aventuré a hurtar el diario de Iridna, ese con grabado con su nombre, ya que necesitaba algo de ella. Después me arrepentí porque robé algo. Pero en verdad necesitaba un recuerdo y el pesar dejo de ser menos intenso.

La imagen de verla escribir en esa libreta antes de entrar a su cuarto al visitarla, llega a mi mente, y es el único recuerdo que necesito, no el de su muerte.

Pero no lo he abierto, por respeto a ella. Aunque ahora el sueño tan extraño que he tenido me hace sacar esa pequeña agenda.

Voy a la última hoja, queriendo saber cuáles fueron sus últimas palabras escritas por ella.

“Hace tiempo me encantaba leer historias que llenaban mi corazón de esperanza, esas donde los hombres cambian por el amor de su vida, esas las cuales te hacen suspirar y soñar. Pero lo dejé cuando la rutina de las humillaciones estaba al pie del día, abofeteándome la realidad de que eso jamás pasaría.

Me enamoré, eso pensé yo. El lado de Félix era tan posesivo que al inicio se me hacía tan romántico, pero se volvió tan enfermo que dejó de ser lindo. Me aferré a que yo debía escribir mi propia historia y hasta cambiarlo. Que equivocada estaba.

Pero entonces conocí a ese chico tan insistente, Deneb Ramírez. Se volvió como una estrella en todo este abismo; dando un poco de luz, al menos el chico sabia darle poder al significado de su nombre. No puedo descifrar si me enamoré de él, porque lo que más alberga en mi podrido corazón: es terror, pero puedo confirmar que lo aprecio.

Todos merecemos a una persona que nos ame, pero para ello necesitamos amarnos nosotros mismos. Algo que yo no hago.

Si algún día puedo llegar a hacer mejor; quisiera que Deneb estuviera ahí”.

Iridna Quintero.

Llevo la hoja a mi pecho, dejando derramar las lágrimas que se acumularon.

—Te voy a extrañar, Iridna.

Iridna Quintero, así como llegó, se fue. Dejando una huella en mi corazón.

 

 

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Esto ya llegó a su fin y estoy feliz a pesar de todo el caos en la historia. Sé que puede que haya sido un tema muy sensible y la verdad lamento si ocacioné algún malestar.

Pero más que nada aradecer por su tiempo y el estar aquí.

El día de mañana se publicará el capítulo final. Y antes de que eso suceda, en verdad les agradezco de corazón por acompañarme en este recorrido tan pequeño.

En días despues el posible que suba otra hiistoria corta, algo que tengo ahí desde bastante tiiempo, de igual es corta, pero que les robará el corazón (eso espero). Así que no quiten está historia de su bilioteca para información.

Hasta luego y hasta la proxima.

Espero verte pronto en algunas de mis otras obras

 




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