En el rostro del heredero

CAPÍTULO 15

Recuerdo muy bien ese momento en qué Colín contó lo sucedido con mis padres. No ocultó nada y eso lo agradezco de manera en qué no lo imaginan. El punto, es que desde ese instante sabía que ellos jamás volverían, y qué dolía no tenerlos.

Me los arrebataron de forma cruel. No los vería jamás o sabría cómo eran; sólo tenía la vaga idea de personas amorfas sin rostro en mis pensamientos.

Ahora teniendo a lo que parece más cercano a un pariente por parte de mi madre, me hace aducir que el cabello rizado es familiar y el parecido hacia mi madre es tanta, que la sosia se hizo presente para que Rizel mencionara el nombre de mi progenitora.

—Escuché que estabas encerrada —menciono—, cómo es qué estás aquí y ellos —señalo a los del camuflaje—, parecen conocerte.

El brillo taimado que hay en su mirada parece decirme algo que aun no entiendo.

—Para ser heredera eres bastante peculiar.

—¿Peculiar? —me acerco más a ella—. Antes de ser heredera soy hija de padres que fueron asesinados.

—Y yo antes de ser abuela, soy Líder.

—No estoy pidiendo un abrazo. Sino explicaciones.

Una risa subrepticia es su respuesta con lo siguiente:

—Es innegable el carácter de tu padre en ti. Parece que sólo los rizos son lo único que llevas de ella.

—Lo dice la persona que me seguía de forma furtiva. Así qué dejemos de lado las presentaciones y vayamos al punto. ¿Cómo llegaste aquí?

Las personas que se mantenían quietas en sus sitios, comienzan a moverse, retirándose, dejando sólo a ella y al hombre que ataqué.

—Tendrás que seguirnos.

—¿Por qué debemos hacer eso? —cuestiona Rizel con recelo.

—Porque Obsidian nos ha liberado y la llave que lleva encima libera algo más.

—¿Llave?

—Las líneas en tu brazo son la llave.

—¿Cómo se lo quitamos? —la imperiosidad de Rizel hace sonreír a Anura.

—Tienen que seguirnos, tienen más motivos para hacerlo —gira en su eje para comenzar a caminar, no sin antes mencionar—: Sus amigos están con nosotros. Y están bien.

Lo último me hace fruncir el ceño y retroceder, pero es hasta que Rizel me toma del antebrazo y de forma muy bajita dice:

—Elena y David estaban conmigo… también el fastidio de Sayil.

Podría dejarlos ahí, pero son parte de Rizel y sé que él no los va a dejar, sin mencionar que la mujer de capa fastuosa es la única qué parece tener la respuestas a toda una vida de incógnitas.

Asiento y emprendo mi camino en dirección en la que ellos van.

—Por cierto soy Arnal…

—Nadie te pregunto —le grazna Rizel al primer hombre que atrapé infraganti, espiándonos.

—Lo sé, pero por educación me presento, algo que careces.

Veo como Rizel aspira. Llevo mi mano a su torso, deteniéndolo de cualquier cosa que se le pase por la cabeza.

El camino a dónde sea que vayamos es largo, y cuidan a Aruna de cualquier peligro. Es como si ella fuera algo de suma importancia que vale la vida de ellos.

Sé que también lo nota el hombre de la cicatriz, por la forma en qué me mira, intentamos comunicar varias cosas que hemos notado; el hecho de qué Arnal es la cabecilla de todos, y van al frente, dirigiendo a cada uno de ellos.

Sea con lo que vayamos a encontrar a continuación va a abrirme el panorama de forma que ni yo misma imagino.

Comenzamos a detenernos. Visualizo mi entorno; árboles de gran tamaño atestan el lugar, la tierra bajo nuestros pies es polvorienta, como si en años no haya caído una lluvia, y una enredadera o lo que fue, se liga a tres árboles, volviéndola peligrosa por lo seca que es.

Arnal se acerca junto a uno de los hombres que vienen con nosotros para quitarla y dejar una abertura donde el cuerpo de una persona es posible.

Ingresa primero Anura y después nosotros.

Describir lo que veo a continuación es similar al Reino, quitando el hecho de que no hay castillo. Nosotros nos encontramos en la parte de arriba, hay que descender para llegar al centro de la pequeña población.

Los que parecen vigilar; al vernos, comienzan a sonar campanas y a vociferar nuestra llegada. Todos se aglomeran al inicio del camino, esperando por nosotros.

La curiosidad es palpable en los rostros y me parece dar un aire de reconocimiento, es como si estuviera frente al castillo en espera de Boris, sólo que está vez no estoy atada. Otra diferencia es que el pequeño poblado no parece temer, no se esconden. Al contrario, luchan por llegar al frente y saber qué va a suceder.

Seguimos derecho sin detenernos, hasta entrar a una pequeña morada, donde lo primero que captan mis ojos son tres figura que en este momento son algo reconocidas para mí.

Se levantan de forma inmediata y al ver a Rizel hay suspiros de alivio, y en segundos un jadeo al unísono.

—¿Obsidian? —inquiere una Elena demasiado ofuscado—. ¡Madre naturaleza! ¡Estas viva! ¿Viva? Espera, ¿qué?



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En el texto hay: venganza, reino y poder, herederos

Editado: 20.02.2023

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