Si para uno, el despertar todos los días es cosa difícil, tener que madrugar es aún más complicado y si tenemos en cuenta que me he dormido hasta muy altas horas de la madrugada... es peor. Justo cuando iba camino al hospital suena mi teléfono. Pensaba en no contestar pero no paraba, así que fastidiada lo hice.
Cuando colgué, el alma se me había caído a los pies. Mi abuela había muerto, la persona que me cuido toda la vida, quien me abrazaba día y noche desde que tenía días de nacida... Ya no estaba. Corrí sin parar por las calles de la ciudad, no quería saber nada de nadie ni de nada. Me importaba un comino llegar tarde a la escuela porque al final de cuentas no iba a ir. Si no llegue al hospital fue por la noticia, iba a verla justamente. Y tenía la esperanza de lograr que riera un poco en mi compañía pero ya no lo haría. Ya no abriría los ojos nunca.
Finalmente encontré el jardín. Inconscientemente había corrido hasta él. Busque la banca y me dejé caer sobre ella. Necesitaba estar con ella una última vez, pero sabía que no lo lograría si me derrumbaba, y no lo quería hacer porque a ella no le gustaría verme así.
Pero aquella banca tenía historia. Era su lugar favorito, desde ahí se alcanza a ver unas puestas de sol espectaculares y se aprecian las estrellas perfectamente en el horizonte. Me traía aquí todos los días, a veces con un poco de comida y otras con dulces, pero me hacía sentir parte de ella. Era una emoción única. Solo que en las últimas semanas ella enfermó, los doctores decían que no sé habían enfrentado a algo así y que su cuadro clínico no ayudaba para su recuperación.
De pronto el suelo bajo mi cuerpo comenzó a temblar. Me limpie las lágrimas con el dorso de la mano tratando de poner en función mi cerebro para deducir que pasaba. Tan solo levanté la cabeza y me hundí. Literalmente. Comencé a caer, y no fue mucho tiempo hasta que mi cuerpo rebotó. El lugar sería muy oscuro de no ser por el enorme agujero en el "techo" y algunas luces colocadas a cierta distancia unas de otras. Miré a mi alrededor, parecía ser el inicio de un túnel, el suelo no era de tierra como pensé, si no más bien cemento; las paredes estaban frías e igualmente aplanadas con cemento. Sólo el techo era diferente, era de metal.
<<Esto parece la entrada de una guarida secreta>> pensé.
一Es porque lo es 一, dijo una voz infantil a mi espalda. Gire la cabeza de golpe y al verla retrocedí hasta que mi espalda tocó la pared, estaba asustada. Una tierna niña de ojos grises y piel canela me miraba fijamente a unos tres metros de donde me encontraba. Su vestido blanco parecía fuera de lugar con los tonos grises del sitio donde estábamos. 一Solo pocas personas pueden pasar, y es raro que se abra la entrada de aquí. Por lo regular siempre es del otro lado de la ciudad, cerca del mirador, pero solo los de sangre ancestral entran por este lado. Así que supongo que no te importará que lo compruebe一, después de acerco rápidamente, que no me dejó reaccionar y tomó mi mano para después pinchar mi dedo con una especie de pluma que emitió un ruido y apareció una pequeña pantalla. 一No puede ser, si tienes sangre ancestral pero... no puede haber dos herederas al mismo tiempo. No puedes asumir el cargo hasta que el heredero anterior muera. A no ser que... 一la niña se llevó las manos a la boca y me miró fijamente con sus ojos grises sorprendidos一. Tu abuela ha muerto ¿cierto?
Yo la veía aún desde el suelo. No había querido levantarme pensando que sería una trampa, pero su voz sonaba sincera y sus ojos cristalizados me decían que realmente le dolía la muerte de mi abuela... como si la conociera. Lentamente me puse de pie, aunque aún tenía la espalda pegada a la pared. La niña no apartaba los ojos de mi, siguiendo mis movimientos, y finalmente asentí. No quería decir nada porque el dolor de siquiera pronunciarlo me rompería. Ni yo misma quería creerlo y el afirmarlo sólo hacía que mi pecho se encogiera.
一Lo siento tanto一 dijo la niña antes de correr hacia a mí y abrazarme. Apenas me llegaba a la altura del pecho pero de cierta forma me reconfortaba. En mi mente no dejaba de rodar la posibilidad de que todo lo que estaba pasando era falso, un sueño nada más... 一No lo es.
Baje mi vista a la niña que me abrazaba y correspondí el abrazo. Necesitaba uno realmente. Las lágrimas volvieron a descender por mis mejillas, y después de un rato nos separamos. Ella me miro a los ojos mientras que con sus manitas se limpiaba los ojos y trataba de sonreír para hacerme sentir mejor.
<<¿Cómo es que está niña conocía a mi abuela?>>
一Era mi profesora de hechizos básicos 一, contestó la niña. ¿Eso existía? Pensé que la magia no era real, que solo era un invento para entretener a los niños. Pero yo ya no era una niña, pero ella sí... <<¿qué edad tendrá?>>一 Solo 12, pero eso no es lo importante ahora.
<<Podrías dejar de leer mi mente>>
一Lo siento, no lo hago a propósito一 dijo mientras se entrelaza sus manos detrás de la espalda y bajaba la vista al suelo. Después pareció recordar algo importante porque su cabeza subió muy rápido y clavó nuevamente sus ojos en mí一. Debes venir conmigo. Tenemos que informar a las Cortes. De seguro ya saben de la muerte de Leonor pero, no creo que sepan que ya está aquí la nueva heredera.
Y sin decir más tomó mi mano y en un parpadeo atravesamos aquel túnel que parecía infinito, para encontrarnos de pie frente a una gran ciudad que parecía estar hecha de cristal y en el centro un enorme Palacio de cristales verdes que sobresalía entre los demás colores del arcoiris. Aquella vista era magnífica, parecía un sueño... Pero si mi abuela había muerto entonces no era un sueño, si no una pesadilla.