Cuando bajo a desayunar,mis padres se encontraban hablando en murmuros.
-Buenos días,¿pasa algo?.-digo tomando asiento en un de las sillas de la barra.
-Buenos días cariño.-me saluda mi madre con una sonrisa que no le llega a los ojos.Frunzo el entrecejo y mi madre suspira.-No es nada malo,solo nos preguntábamos si le has dicho a tus amigos sobre...
La interrumpo antes de que termine de cuestionarme.-Saben lo que paso antes,les dije lo que me sucedía y todos se alejaron,excepto Aria.No quiero volver a pasar por lo mismo.-me siento tan agobiada con la situación que de un momento a otro me exalto poniéndome de pie.
-Hija,sabemos que perdiste a tus amigos pero...-mi padre trata de tranquilizar el ambiente pero también lo interrumpo.
-¿Amigos? Yo no perdí a mis amigos,nunca los tuve.-digo con una risa falsa,ellos me miran sorprendidos pero solo les estoy diciendo la verdad.-No quiero que todo se arruine de nuevo,los quiero porque son buenos conmigo,ellos si son mis amigos.No quiero que este tumor me quite a esas personas maravillosas,soy feliz de pertenecer a ese grupo de chicos y quiero acabar mi vida así.
Veo como resbala una lagrima por la mejilla de mi madre y suspiro con la culpa torturándome.
-Algunos se alejaran y otros lucharan por mantenerse a tu lado.-dice mi padre con nostalgia y me da una sonrisa compasiva.Muerdo mi labio inferior y escucho el rugido que me alerta que Jack a llegado por mi.
-Solo déjenme seguir así,disfrutar mi ultimo momento y luego pasará lo que tenga que pasar.-digo dándoles una ultima mirada,tomo mi mochila y salgo de casa tratando de que la sonrisa que le dirijo a Jackson sea creíble para el y lo logro porque me sonríe de vuelta.
Mi nombre es Amanda McCall,tengo 17 años y soy una chica que su vida será arrebatada por un tumor cerebral.