En ésta no

Algunas deciones

Enith:

Decir que estaba nerviosa era quedarse corta, si bien Rach tenía la edad suficiente para que viniera otro bebé al mundo, no sabía si Amirov se lo tomaría bien ya que no quería hijos biológicos.

- Enith, creo adivinar hacia donde van tus pensamientos ‒su voz me hace sobresaltarme, esperábamos en el consultorio del doctor los resultados‒, pero si resulta que estas embarazada, lo voy a disfrutar mucho igual que cuando estabas embarazada de Rach, no estaba en nuestros planes pero quizás el universo quiera decirnos algo ‒me abraza y casi me desinflo en sus brazos, no sé porque había dudado que él no estaría conmigo en esto, lo amaría como amaba a Rach.

- Bueno, aquí tengo el resultado ‒nos separamos nada más entrar el doctor, aprieto con fuerza la mano de Amirov‒, veamos ‒abre el sobre y contengo la respiración, lo veo leer y al terminar nos mira‒. Señores Bianchi, no tienen nada de que preocuparse, es negativo ‒suelto el aire casi con alivio, no creía estar preparada para esto por segunda vez, no es que no hubiese estado feliz pero por el momento, era mejor así.

- Gracias doctor ‒el hombre asiente‒, he pensado en hacerme la vasectomía, así que programe la cita ‒lo miro con sorpresa.

- Claro que sí señor Bianchi, permítame ‒se pone de pie y sale.

- ¿Estás seguro amor? Podríamos sólo tener más cuidado y ‒me besa suave y niega.

- No te haré pasar por tratamientos hormonales, es más fácil si me hago la vasectomía ahora, cuando terminen nuestras vacaciones aquí estaré como nuevo ‒me sonríe, no puedo evitar la estúpida sonrisa en mi rostro, sin duda si podía amarlo más.

- Listo señor, aquí tiene algo de información ‒tomo los folletos y asiento‒, su cita esta programada para el viernes a las doce, aquí están las indicaciones ‒tomo la hoja, asentimos mientras nos ponemos de pie.

- Gracias doctor ‒el hombre asiente y salimos del consultorio.

La fecha de la cirugía ambulatoria llegó rápido, tampoco es que del martes al viernes fueran muchos días.

- ¿Estás seguro cielo? ‒toma mi mano y besa el dorso, creo que yo estaba más nerviosa que él.

- Sí, muy seguro, así que tranquila ‒asiento, Rach aprovecha para correr hacia ella, mamma la había llevado por un jugo, a sus cinco años era muy inteligente y amorosa.

- Papá, la abuela me compró galletas también ‒nos muestra el pequeño paquete junto a la caja de jugo.

- Delicioso mi pequeña princesa ‒besa su cabeza, ella se acomoda en sus piernas y comienza a comer, sonrío con amor infinito al ver la escena.

- Amirov Bianchi, pase por favor ‒escucho a una enfermera llamarlo, con cuidado coloca a Rach en mis piernas, me da un casto beso en la boca y uno en la frente a Rach antes de entrar. Mamma no había estado muy feliz con la noticia porque quería muchos nietos, pero mi amado esposo le había dicho que con Rach era más que suficiente.

- ¿A dónde fue papi? ‒pregunta mi pequeña nada más terminar su comida.

- Irá a que le quiten algo, será muy rápido ‒beso su cabeza, ella asiente y se acomoda en mis brazos.

Pasados veinticinco minutos lo veo salir separando un poco las piernas, nos sonríe pero puedo ver que le duele un poco, una amable enfermera le acerca una silla que toma con gusto, se sienta, dejo a Rach en el suelo y me acerco a él para empujar su silla, beso su cabeza.

Salimos y en vista de que no podría subir a la camioneta, me voy con el en un taxi mientras Rach y mamma van en ella.

Por suerte podría usar el elevador en el hotel y no caminaría mucho a la habitación.

- ¿Duele papi? ‒pregunta Rach sentándose a su lado con cuidado, él la abraza suave mientras niega.

- No cariño, casi nada ahora que te tengo aquí ‒ella sonríe complacida por eso, suspiro de amor, esta era la familia perfecta que siempre soñé, amorosa, llena de respeto y confianza, sin duda, algunas decisiones pueden cambiar tu vida para siempre.




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