Amirov:
Cuando me llegó aquella propuesta de Sacramento, estuve tentado a rechazarla, no necesitaba otro negocio fuera de aquí, pero fue ella quién insistió en que debía aceptar.
- Siempre dices que ya no soy la misma que se fue de ahí, así que demostremos eso ‒se encoge de hombros mientras se sienta en mis piernas, beso su hombro y asiento.
- Sería un buen momento para mostrar a la hermosa, sensual e inteligente señora Bianchi, ¿qué dices tú? ‒beso su cuello, la siento estremecerse, amaba saber que ella reaccionaba así al más mínimo toque, saber que era mía y que era el único que podía tocarla, me hacía sentir poderoso.
- Me gusta ese plan señor Bianchi ‒me sonríe coqueta, la acomodo en el escritorio, ella enreda sus piernas en mi cintura pegándome más a ella.
Al inicio ella no se mostraba así de atrevida, era más bien tranquila, pero conforme fue cogiendo confianza y cuando entendió que me volvía loco, comenzó a soltarse hasta el punto de perder cualquier clase de inhibición al momento de la intimidad, y eso me encantaba.
Cuando el día de partir llegó noté que parecía cansada, se veía nerviosa e incluso creo que había vomitado.
- Sabes que puedo cancelar todo Enith, sólo debes pedirlo ‒tomo suave su mano y la beso de manera casta.
- Esta bien, pronto se me pasa, estoy con mi periodo ‒me sonríe apenada, solía sentirse algo mal en estas fechas‒, ya tomé algo y estaré bien si duermo durante el viaje ‒acaricio su mejilla y asiento.
Una vez arriba el piloto comienza con el vuelo, ella se despide para irse a dormir en lo que llegamos así que me quedo con Rach, ambos veíamos por la ventana, tenía un presentimiento algo extraño, suspiro, seguro era preocupación por Enith, la amaba demasiado que temía que al volver ahí la volvieran a lastimar y no poder protegerla.
La vida sabía que en ésta vida no sería yo quién lo hiciera.
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Esto llegó a su fin, en realidad no era una historia muy larga. Gracias por leer, espero les haya gustado.