En esta vida no...

Capítulo 12

Despierto desorientada, no sabía qué hora era y lo único que puedo sentir es un gran dolor de cabeza que no me deja en paz.

Era consciente de lo que había hecho y lo único que quería era toparme con Hugo para decirle todo a la cara, dudo que él pueda amar a alguien como yo, hecha de puro dolor y heridas, él es tan perfecto que no tiene por qué pasar mal conmigo.

Prendo mi celular para ver la hora y eran las ocho de la mañana del lunes, sí que estaba perdida según yo seguía en el domingo, me dirijo a mi armario toda cansada para coger el uniforme del hospital, hoy me tocaba ir todo el día y eso era lo que menos quería yo, me cambié y me peiné para bajar a desayunar algo rápido.

No había nadie en casa y tampoco estaba Lucia, me percato que Lucia me ha dejado mi desayuno en la encimera, me acerco para empezar a comer todo lo que me había preparado, mientras estaba comiendo veo que recibo una llamada y era de Hugo, no me había percatado que tenía tres llamadas perdidas de él, no le conteste solo necesito estar a solas conmigo, acabe de comer y me fui a mi cuarto para acabarme de alistar.

Voy saliendo de mi casa y me dirijo hacia Luca para decirle que me lleve al hospital porque si yo iba manejando creo que no salía viva, ya que me siento tan cansada para poder dar otro paso más.

- Buenos días, Lucas ¿será posible que me lleve al hospital?

- Buenos días, señorita claro no hay ningún problema

Entramos al coche y empieza a manejar dirección al hospital

- ¿Cansada señorita?

- Si Luca, no me siento nada bien, ¿te puedo hacer una pregunta?

- Claro, soy todos oídos

- Qué harías si conoces a alguien y le quieres demasiado, pero te da miedo que sepa de ti...

- Pues lo único que le puedo decir, es que todos somo un mundo completamente diferente y vemos al mundo de mil formas diferentes, si realmente siente que esa persona vale la pena es cuestión de apostar por lo que siente y no dejarse llevar por lo racional, si la otra persona le ha demostrado cariño y respeto es cuestión de conocerse un poco más, recuerde todos tenemos nuestros demonios pero nosotros somo los únicos que les ponemos la importancia a ellos y si esa persona logra calmar todos sus demonios a lo mejor sea ahí.

- Gracias Luca, eres como un tío para mí, eres parte de mi familia

(le digo con cierta tristeza en mi voz)

Giro mi cabeza y voy contemplando la ciudad, después de quince minutos llegamos al hospital, le doy las gracias a Luca por venirme a dejar y le digo que yo le voy a llamar para que me venga a ver, me bajo del auto y entro directo a mi despacho, hago lo mismo que todos los días tomo los datos a todos los pacientes que le están esperando al doctor Alberto, por suerte hoy no me ha llamado para que le ayude en cirugía porque hay si me hubiera dado algo.

Las horas van pasando, al igual que la gente es tan extraño ver como todos viven en su propio mundo, como pasan personas tristes y desesperadas por los pasillos, ver como tratan de no preocuparse por los resultados de los exámenes médicos, ver como otros salen felices al saber que no tienen nada y alrededor de toda esta gente yo me siento perdida, me siento como una pequeña hormiga que no haya su hogar.

- Alva ya te puedes ir a comer, nos vemos dentro de media hora

- Listo doc. Ya me retiro para ir a comer

Agarro mis cosas y me doy cuenta de que me he olvidado de traer mi almuerzo, así que la única opción que tengo es comer en un restaurante que está a unos pasos de aquí pero mi pereza es mayor que mis ganas de comer, así que me dirijo a las máquinas de comida y agarro un té y unas barras de cereal.

Me voy a mi lugar de siempre para comer tranquilamente, hasta que veo a una persona conocida Hugo, me pregunto qué hará aquí, yo no me quiero topar con él, eso es lo que menos quiero ahora. A lo mejor me vino a ver, ni que fuera el centro de su mundo, ¿pero si no me vino a ver, qué hace acá?

Veo que se carga una cara de preocupación, se le puede ver que algo le está pasando, reviso mi celular pensando que me va a llamar, pero nada, una vez que acabé mi barra de cereal me paro y me dirijo por el ascensor, pero me quedo parada y me decido ir por las escaleras, prefiero subir dos pisos por las escaleras de emergencia a toparme con él en un cubículo sin poderme mover.

Subiendo por las escaleras caigo en cuenta que mi rendimiento es pésimo, creo que no voy mi media escalera y me siento como si ya hubiera hecho tres horas de cardio, sí que me hace falta de un buen gimnasio. Por fin logro dejar atrás las venditas escaleras y voy directo para mi despacho, cubriéndome entre la gente para que Hugo no me llegue a ver si está por acá.

Continuo con lo mismo de siempre persona tras persona, así hasta las seis de la tarde.

- Muchas gracias, Alva por venir, nos vemos mañana, espero que llegues más temprano, vale

- Si doc. lo siento mucho, mañana voy a estar aquí a primera hora

Hay si por mi fuera ni loca vendría acá de nuevo, agarro mis pertenecías y me dirijo entre los pasillos para llegar al elevador.

No había gente esperando el elevador así que entro tranquilamente sabiendo que no voy a ir como sardina bien aplastada, solo estaba yo, las puertas ya se estaban juntando, hasta que veo que se vuelven abrir y para mi mala o buena suerte era él, Hugo, con una cara de preocupación y de enojado. Solo estábamos los dos no había nadie más, yo no sabía para donde ver, me moría de vergüenza, aplasto el botón para ir al primer piso a lo que me doy media vuelta veo que él aplasta un botón y de repente se para el elevador y las luces se apagan, solo veo como se prende una luz de emergencia.

- Dime que no me quieres Alva, dime que no sientes lo mismo que yo y te prometo que te dejo libre para siempre, pero no me trates así, no trates de que me ilusione contigo para que después me dejes tirado como un perro




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