En esta vida no...

Capítulo 19

En ese momento me olvide como respirar no podía creer lo que estaba viviendo, Arón realmente estaba muy mal, ha llegado muy lejos, no faltaba mucho para llegar a casa estábamos a unas dos cuadras, pero cada paso que daba se sentía como una puñalada me sentía muy mal en todo aspecto, solo cruzaba los dedos para que él no se asome en nuestra casa.

- Alva ¿te sientes bien, quieres ir al hospital?

- No tranquilo, ya no falta mucho por llegar

Ya no faltaba nada para llegar, pero para mí buna suerte en ese momento se aparece nuestro vecino, él se había convertido en un gran amigo nuestro en estos días, nos ayudó bastante en todo sentido, él empezó hablar y a contar varias cosas yo realmente no recuerdo nada porque me sentía muy perdida para ponerle atención pasó un buen rato y él nos tenía conversando en la acera yo solo me quería largar de ese bendito lugar y refugiarme en casa, regreso a ver a todos los lados para asegurarme que todo estaba bien, pero lo vi.

Hay estaba él, más atrás de nosotros alado de un poste, ni siquiera se molestaba en moverse se quedó hay parado viéndonos esto no podía estar peor.

- Disculpa Jonas, Hugo me voy a la casa mi amor no aguanto más, no te demores, vale

- Vale, ya mismo voy para allá ¿segura que te sientes bien?

- Si si

- Te amo, lo sabes...

- Yo más

Sali literalmente corriendo de ahí, para que Arón no logre atraparme cada paso que cada regresaba a ver atrás mío para asegurarme que estaba sola, llegue a casa y abrí la puerta como pude porque estaba helada y temblando de la ansiedad que me cargaba encima de mí, subí a nuestra habitación me encerré hay y me fui para el baño me senté en el piso y trataba de hacer algunos ejercicios de respiración para poder controlarme. Ese momento en mi mente no existía nada más que hacerme daño, era como tener una venda en tus ojos que no te deja ver ni contemplar lo que estaba a tu alrededor, era como volverme sorda he ir contra mis propios pensamientos, no me importaba lo mucho que me iba a doler si me hacía daño, pero para mí era mi única manera de olvidar a todo el mundo por un jodido segundo.

Abro con mucho cuidado mi cajón y saco mi estuche de maquillaje, hay estaba mi único amigo, que me calmaba pero que me hacía tanto daño a la vez, saqué con mucho cuidado mi navaja y me comencé a hacer varios cortes en mis costillas, repasando algunas heridas que ya tenía, no tenía voz, ni siquiera podía gritar del dolor todas mis fuerzas se me había ido, lo único que sentía eran mis lágrimas correr por mis mejillas una tras otra, sacando todo mi dolor tan amargo.

Trato de limpiar el piso ya que estaba manchado de gotas de sangre, hasta que me llega un mensaje a mi celular, me doy cuenta de que no había pasado mucho tiempo desde que llegue a casa, pero para mí fue una eternidad. Reviso mi celular y era el de nuevo, él y sus estúpidos mensajes.

Mensaje de texto:

- No te trates de esconder dulce Alva, que ya llego tu hora de estar conmigo, sé que estás ahí adentro en ese baño ¿Quieres que suba y te recuerde nuestros lindos momentos? Te extraño

En ese instante solo grite, grite lo que más pude, no sabía qué hacer, me sentía tan perdida, me sentía en un constante juego con él, todos los recuerdos malos que viví con él se aparecieron en mi mente cada vez que fui abusada, cada golpe, cada palabra de ofensa, me estaba torturando sentía que mi cabeza iba a explotar del dolor, necesitaba calmar todas mis voces y pensamientos.

Empecé a llenar mi tina para poderme abrigar un poco con el agua caliente, pero cada segundo que pasaba hasta que se llene la tina era una eternidad para mí, no dejaba de temblar y de imaginar la voz de él, dando vueltas por mi mente y recuerdos, así que decidí tomar mis medicamentos para la depresión que yo misma me los había recetado nadie sabía que los tomaba porque solamente los tomaba cuando me sentía muy fuera de mí, en casos muy fuertes como este.

Saqué una pastilla del cofre y me la tomé, saque otra y me la tome, mi mente me gritaba que tome unas cuantas más para poderme calmar, que no me pasaría nada malo, así que impulsivamente sin pensarlo dos veces me tome medio frasco, mientras tragaba cada pastilla me iba sintiendo cada vez más relajada, noto que la tina ya estaba llena así que me meto para poder recuperar un poco de calor.

No sentía dolor, ni pena, ni odio contra nadie en ese momento solo estaba yo, sola con mi mente en paz con cada pensamiento tranquilo y mi mente estaba tan inmerso en la tranquilidad de la soledad que solamente me deje fluir y que el agua sea uno conmigo.

Me perdí del alrededor, de los sonidos del barrio, de los cantos de los pájaros, del sonido de mi corazón al latir, me sentía tan ligera en ese eterno momento que el único recuerdo que se me pasó por mi mente fue todos los momentos felices que tuve con Hugo; todas las veces que bailábamos bajo la tenue luz de las estrellas, cada vez que me consoló y me escuchó, cada beso que nos dimos, todos los momentos más felices que tuve con él se me aparecieron como una película, me sentía tan en paz al vernos felices y muertos de amor el uno por el otro y hay estaba él al final del camino sonriéndome como siempre lo hace, que me pudiera perder en su sonrisa mil veces por toda mi existencia.

Narra Hugo:

- Bueno ya me tengo que ir Jonas porque mi Alva no se sentía muy bien de salud, de verdad me preocupa un poco ya que note que estaba sudando frío

- Bueno, dale no hay problema nos vemos en el trabajo

Jonas es una gran persona y en realidad él es una de las primeras personas que conocimos acá y es gracias a Jonas que pude conseguir un trabajo, ya que su tío es el dueño del bar en donde trabaja él, yo le había contado que quería empezar a trabajar para poder tener mis propios ingresos y que Alva no sienta que yo le estoy obligando a pagarme todo, él me había recomendado con su tío y aceptó.




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