¿en guerra con el pasado?

Prólogo

15 años después

—Tienen que poner todo de ustedes en esta vida, en los trabajos no pueden confiar en nadie y cualquiera que intente verles la cara tienen que pagarlo caro, ¿entendieron?— habló mi progenitor

—Si señor— respondimos todos y empezamos a apuntar a las figurillas con puntajes. Ya teníamos lentes protectores, chalecos, auriculares especiales y armas cargadas. Aquí es ganamos o ganamos, no debe de haber nadie débil en este cuarteto.

Mis tiros fueron muy precisos en cuanto al cerebro, pecho y piernas. Ya llevo años en esto y se puede notar mucho la diferencia. Una vez terminamos mi padre acerco las figurillas para ver nuestros tiros y fue satisfactorio ver que apuntaban en la misma zona y solo unos milímetros de diferencia. Quité mis auriculares dejando mi cabello en una cola alta y empezaron con el palabrerío.

—Mira papá, le di en el hombro— habló feliz el pequeño rubio.

—Pero yo le di en los bajos, eso cuenta más— interrumpió la pelinegra.

—Ya niños— habló mi padre —Son buenos lugares, solo asegúrense de cuando llegue el momento ataquen con total precisión—

—Y dejen de discutir ambos, ¿no hay otra cosa que prefieran hacer?— habló el de ojos verdes.

—No— respondieron ellos con una sonrisa inocente y los presentes nos reímos por su ocurrencia.

Y se preguntarán ¿Por qué muchos niños? Pues después de que mamá y papá tuvieron a Aidan, un año después se enteraron que serían padres por tercera vez y nada más y nada menos que de gemelos. Así como lo oyen, Bruno y Camille, ellos son la luz de la casa y yo, Emily Ritcher Lilhwood, hermana mayor estoy muy orgullosa de ellos. Varios en la escuela se burlaban de ellos por su característica genética, la cual es heterocromia, el ojo izquierdo es igual al de nuestro padre y el derecho al de nuestra madre.

Mientras que en edades, primero estoy yo que tengo 19, luego mi hermano Aidan que tiene 15 y los gemelos Bruno y Camille que tienen 13.

Y probablemente se pregunten que paso en todos estos años. Pues les cuento...

Mi tia Isa se caso con mi tia Susan, ambas adoptaron un hijo, mi primo Simon que tiene la misma edad que mi hermano Aidan. Mis tíos Peter y Eduardo se fueron con Vanesa a Miami a unas vacaciones familiares, los Golder se fueron por un año por trabajos y tratados y en solo 4 meses los veremos otra vez. Mi tia Seon heredó la Yakuza entera después que su padre falleciera por una enfermedad terminal y ha estado demasiado ocupada. Mi tía Rita nos visita de vez en cuando porque su esposo viaja mucho por trabajo. Y creo que se preguntarán de alguien en especial, Maxim...

Lamentablemente el falleció por un impacto de bala mientras protegía a los gemelos en un atentado. Pero nos dejo a sus 4 pequeños hijos que tuvo con una dóberman de un vecino, alcanzo a conocerlos pero la madre de ellos murió en el parto y nos los quedamos para cuidarlos.

Nuestros abuelos maternos se quedaron a cargo de su restaurante y expandieron su negocio por otras partes del país y nuestros abuelos paternos están en un trato importante con otras mafias de otros países para negocios y hacer nuevos hospitales –recalco que nosotros no matamos por gusto, solo cuando es necesario y el dinero lo invertimos en ayudar bondadosamente– y dura aproximadamente un año en lo que todos están de acuerdo.

Escuchamos pasos directo al sótano, donde nos encontrábamos, nos quedamos de frente a la puerta inmóviles pero preparados.

—¿niños, están aquí?— suspiramos y mi madre abrió la puerta. A pesar de que mi padre y mi madre tengan 43 y 41 años respectivamente siguen conservándose muy bien, siempre que estamos con ellos nos dicen que parecen como hermanos mayores antes que nuestros padres. Grace Ritcher sigue dando clases de danza en su compañía que ha sido un éxito mundial, mis hermanos y yo llevamos el baile en la sangre y es algo favorable si queremos hacer una misión. Aunque nuestros padres no lo permitan pero hemos ido en cubierto como bailarines profesionales en shows de alto prestigio. Damián Ritcher siempre ha defendido a su familia de todo y de todos, somos lo más importante para el y a dejado en claro al bajo mundo que si se meten con nosotros terminaran en la morgue, nos han contado historias y la más escuchada de Ivanov, mi padre movió mar y tierra para encontrarla porque la ama inmensamente, de aquí a China se puede notar cuanto.

—Pasa mi ángel— habló mi padre después de que ellos se saludaran con un beso rápido —Les estaba enseñando a los muchachos a reforzar sus habilidades para disparar—

—¿Y todo bien niños?— asentimos y los gemelos fueron con ella

—Sin duda soy mejor que él pero no quiere admitirlo— Bruno la observó frunciendo el ceño.

—No es cierto mamá, ella solo quiere quedar bien cuando ni siquiera puede disparar al hombro— Camille frunció el ceño esta vez y mi madre solo se hecho a reír.

—Los dos lo están haciendo bien, vamos, ya esta la comida— asentimos y subimos mientras que los gemelos no dejaban de ver quien lo había hecho mejor pero todo quedó en vano cuando percibimos el olor de la cocina, la tía Susan quiso sorprendernos y al ir donde estaba ella nos dimos cuenta que había preparado una pasta Alfredo, la ama de llaves entró diciendo que mis padres tenían una llamada importante así que se tuvieron que retirar.

—Hola tía, ¿te ayudamos?— dijo Aid acercándose con ella para ver como terminaba de hacer la pasta.

—Hola cariño, solo vayan poniendo la mesa, en un rato vienen Isa y Simon salieron a un encargo del hospital hace un rato pero no tardarán en venir— asentimos y fuimos por los platos, vasos y cubiertos para la mesa, en casa hay personas encargadas de la cocina pero los domingos, como hoy, acostumbramos a preparar todo en familia. Por el pasillo se escucharon unas voces y eran mi tia y mi primo, Sim se quedó con nosotros e Isa se fue a ayudar a su esposa.




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