DECISIONES Y LOCURAS
EMILY
Años atrás
-¿Saben cuando van a venir?- pregunté a mis tías mientras Simon y Aidan estaban viendo el televisor.
-Pronto corazón- menciono mi tia Susan -En un rato más estarán en casa- asentí y me fui al patio mientras Maxim me seguía detrás. Ayer nacieron mis hermanos y estoy muy emocionada por verlos, desde que todos nos enteramos que nacerían dos fue algo maravilloso, mi papá hasta se desmayo, creo que se emocionó.
-Ya quiero conocerlos Maxim- mencioné mientras lo acariciaba, hasta que escuché un ruido de adentro.
-Hola familia- era mi papá.
Inmediatamente Maxim y yo corrimos a la sala y ahí estaban ellos. Mi madre sonriente cargando a mi hermanito con una cobija amarilla mientras que mi padre hacia lo mismo, pero el cargaba un bolso para bebés que contenía las cosas de ellos ¿Por que lo sé? Mientras mi mamá estaba con mis hermanos en su pancita le hacia preguntas de porque esto y porque aquello, era interesante.
Simon y Aidan se acercaron igual y mis padres se dirigieron al sofá principal de la sala, todos nos acercamos y ahí los vimos, eran como copias.
-¿Cómo les fue?- pregunto mi tia Isa.
-Todo salió muy bien, pero fue agotador- menciono mi mamá.
Mientras los adultos hablaban nosotros nos quedábamos apreciando a los bebés, se observaban muy tranquilos. De pronto se removieron y poco a poco abrieron sus ojos y...
-Mamá, los dos intercambiaron ojos- dijo Aidan asombrado y mis padres se rieron.
-No es eso campeón- respondió mi padre -Ellos tienen algo llamado heterocromia, que como ya ven el color de sus ojos es diferente y puede ser genético, y en este caso una hermana de mi padre lo tenia y por eso son así-
-¿Y se sabe cuando pasará?- hablo esta vez Simon.
-Eso es cuestión de la madre naturaleza mi amor- habló mi tia Susan.
-Eso es cierto hijo- la apoyo su esposa.
Yo estaba muy contenta de volver a ser hermana mayor y más de estos pequeños.
Juro que los cuidaré con mi vida de ser necesario.
Época actual
Ese recuerdo se repetía en bucle en mi cabeza.
Habían pasado unas horas de todo esto y era horrible. No podía dormir pensando en todo lo que les pudo haber pasado, lo único que escuchaba eran los sollozos de mi madre, mi padre intentando consolarla y gritando a todos que se apresurarán por información y mis tías averiguando quienes eran los tipos que nos atacaron. En ratos escuchaba llamadas y al parecer les informaron al resto de amigos de la familia lo que había pasado y venían directo a casa, mis abuelos habían llegado hace un rato pero yo seguía en mi habitación, no quería ver a nadie.
Escuché que la puerta se abrió y escuché un suspiro pesado.
-Vete, no quiero ver a nadie.
-Te traje algo de comer- menciono Aidan mientras dejaba el plato sobre la mesita de noche.
-No tengo hambre- respondí mientras me daba vuelta en la cama. Me sentía fatal.
-Los encontraremos, ya verás que si- menciono el pelinegro de pronto.
-Todo es mi culpa- me recrimine -Si tan solo hubiera avisado- mencione con el nudo en la garganta y estallé en un llanto amargo, mi hermano me abrazó y trató de consolarme pero me sentía una traidora, pude haber hecho algo pero no lo hice.
-Tranquilízate- mencionó mientras acariciaba mi espalda intentando calmarme -Vamos a encontrarlos y acabaremos con quien estén- me separe de él para mirarlo a los ojos, estaba igual que yo, sus orbes verdes estaban rojizos por el llanto y tenia ojeras algo notorias.
-Hay algo que debo decirte- mencione una vez me calme.
Su mirada estaba expectante y suspire profundo.
-El que me envió las cartas me quiere ayudar a encontrarlos.
No dijo nada, solo se quedo estático y con el rostro serio. De pronto cambio a uno de confusión y paso a presuroso.
-Si sabe algo, iré contigo, nece...
-No- lo interrumpí -Lo haré sola-
Me observó con el ceño fruncido
-Em
-Aid
No decíamos nada pero con la mirada nos podíamos decir muchas cosas y perfectamente sabia que no estaba de acuerdo.
-Yo los voy a rescatar- mencioné segura y levantándome de la cama pero el de ojos verdes me agarro del brazo.
-Ni de chiste te dejare sola con ese tipo, no sabes que te podría hacer- me zafé de su agarre.
-Yo se cuidarme sola Aidan- afirme - A parte, si sabe algo voy a salvarlos cueste lo que cueste- aseguré y el se fue de la habitación, se que no quiere que me arriesgue pero son mis hermanos, los traeré a salvo.
El día transcurrió lentamente y muy apenas baje a comer, sentía la mirada reprobatoria de mi hermano pero ya tenia mi decisión. No probé mucho la comida ni los presentes, estábamos más preocupados que otra cosa. Mis abuelos contactaron a sus hombres de seguridad y empezaron a investigar por toda la ciudad, mi madre lloraba de rato en rato hasta que se quedó dormida, mis abuelos y mis tías estuvieron investigando mientras mi papá cuidaba a mi mamá, no querían que pasará algo grave.
Yo estaba en el sofá hasta que recordé lo del chico con capucha.
Me dirigí a mi habitación lo más discreta posible hasta que me quede extrañada cuando observé a Aidan salir de mi habitación, abrí la puerta y cerré una vez ya estaba adentro. Observé una mochila y una nota, tomé el pedazo de papel y comencé a leer.
Em,
Sabes que no me agrada esta decisión que tomaste pero no escucharás razones y lo harás porque quieres que todos estemos bien. Por ello respeto y aceptaré lo que me dijiste en la mañana, te deje un arma, el silenciador y otras cosas por si los necesitas.
Cuídate mucho y tráelos devuelta sanos y salvos.
Tq, Aid.
Sonreí nostálgica.
A pesar de que no lo demuestre me quiere proteger porque me quiere mucho, podemos tener desacuerdos u otras cosas pero el amor de hermanos nunca se va de nosotros, desde que tenemos uso de razón siempre hemos sido así. Empecé a llevar algunas cosas, algo de ropa, un botequín por si acaso y las armas que me había puesto mi hermano, ya estaba lista, solo faltaba que aquel chico me buscara como dijo. Me cambié por algo cómodo para salir, una sudadera y un jeans hasta que escuche pasos, inmediatamente guardé la mochila bajo mi cama y me metí a la cama simulando estar dormida.