—¿Ya conseguiste el objeto? —dijo un hombre misterioso por teléfono. Se encontraba de espaldas, viendo las calles de la ciudad desde lo alto de un edificio.
—No, aún no. Necesito más tiempo —respondió una voz que provenía del teléfono.
—¿Cuánto tiempo quieres? Te he dado lo suficiente. No puedo esperar más —gritó el hombre—. Entiende que ese objeto puede marcar el fin de nuestros planes.
—El plan va marchando de maravilla.
—Pero aún no consigues ese maldito objeto. Estoy harto de esperar; tendré que intervenir sin importar las consecuencias.
—No puedes hacerlo, créeme, es mejor tener al enemigo cerca. La chica es muy fácil de manipular —respondió la voz de la llamada.
—Se acabó el tiempo para ti. Hoy mismo conseguiré ese objeto a mi manera y no espero tu aprobación —replicó aquel hombre, dando por finalizada llamada.