Luego Nicolás se acerca lo suficiente como para ver lo que provoca el ruido, ve primero una mano horrible de color azul oscuro con uñas bastantes largas de lo normal y de fondo ve arriba de esa mano un par de ojos rojos que lo miran atentamente a él con una sonrisa malévola. Nicolás rápidamente empieza a rezar en voz alta frente al ente, la cual empieza a comportarse más raro de lo que está.
Grita el monstruo de repente lo más fuerte que puede y con esas ondas que emite con el grito lo tira a Nicolás contra la pared chocando de espaldas y luego cae al piso de boca abajo. Se levanta lentamente y se da cuenta Nicolás que fue transportado al sótano de la casa, luego se saca una cadena del cuello en la que posee una cruz con la cara de cristo en medio.
Empieza a rezar mientras apunta la cruz por todos lados, de repente aparece el monstruo en frente de él. Nicolás deja de rezar y cruzan miradas con el monstruo.
Por la oscuridad solo se le puede ver desde el pecho hasta arriba, pero a Nicolás le es suficiente reconocer el rostro de lo que está atormentando a esta familia desde el inicio. De repente el ente desaparece, pero en su lugar aparece algo que se cae violentamente al piso.
Nicolás se acerca un poco curioso y ve tirado el cuerpo de Kevin, corre rápidamente hacia su amigo, pero justo cuando lo está por tocar algo lo agarra de la remera desde atrás y lo tira lejos hasta chocarse contra la pared de nuevo. Se cae al piso por segunda vez y de repente ve que el monstruo regresa, pero esta vez aparece con una soga medio gruesa en la mano. El ente se queda parado al lado del cuerpo de Kevin mirándolo a Nicolás mientras sonríe y espera a que se levante del piso.
Se levanta como puede y quedan parados a mirarse entre ambos nuevamente a los ojos, Nicolás no duda luego de ese cruce de miradas en subir por las escaleras y tratar de huir porque sabe que él solo no puede vencerlo en esas condiciones. Al llegar a la puerta intenta abrirla a las fuerzas, pero no puede entonces empieza a gritar ayuda.
Pero desde el otro lado no se escucha nada, hasta que de repente siente algo en el cuello, para de gritar y mira hacia abajo. Al mirar llega a ver la soga ya amarrada en su cuello, luego aparece el ente justo atrás de él y con unos dientes largos y todos con punta como si fuesen los colmillos de un perro gigante le susurra al oído...
—Hoy, tu Dios, no te salvará— De repente lo tira hacia atrás con la soga y lo arrastra por las escaleras hasta oscuridad del sótano.