...— Luego de casi perder, al final le gané ese juego y me lo dejó todo para mí, pero cuando todo iba bien, cuando yo ya estaba saliendo con ese chico, algo pasó. Resulta que un día, cuando fui al baño del colegio, me encontré a mi mejor amiga y el chico que me gustaba, besándose de manera desenfrenada... ver eso me enojó tanto que salí corriendo hacia el patio del colegio, no me importaba nada, cuando caminaba destruía todo a mi camino, me fui y me senté en un lugar donde no se encontraba nadie.
Estaba llorando hasta que se me acerca mi "amiga" a disculparse conmigo, no la miré por unos segundos, dejé de llorar y me puse a pensar... pensé en qué haría sin mi mejor amiga en la vida, ya que ella me acompañaba en todo momento, prácticamente nos conocimos desde que teníamos 4 años. Luego me levanté, ella seguía atrás mío tratando de hablarme, luego me di la vuelta y le dije...
—No pasa nada— Ella me miró y me preguntó...
—¿En serio?— Y yo le dije...
—Sí, total, las dos somos mejores amigas, ¿no?— Ella me mira con cara de sorprendida y angustiada a la vez...
—Ok, ¿Pasado pisado?—...
—Sí, pero vas a tener que dejarlo a ese pelotudo de Alex – Por un momento dudó, pero me dijo que sí, en ese momento, y para terminar le dije – Vení a mi casa hoy, nadie va a estar, podemos ver una peli solo nosotras—...
—Bueno, dale, ¿vamos a la clase ahora?—...
—Vamos—...
Esa noche sí fue a la casa, al llegar le dije que si quería tomar algo y me dijo que sí, me fui a la cocina, luego volví al living con una botella de cerveza y dos vasos en las manos, al volver la vi con su teléfono más nuevo que se la compró su papi para año nuevo, enviaba un mensaje de texto. No me importó que mandara un mensaje, pero lo que si me importó, era a quién, eché un vistazo y vi que le enviaba a ese pelotudo de Alex, el chico que me gustaba, pero no le dije nada, me senté y le serví la cerveza.
Luego le dije que iba al baño un rato, cuando volví, le pregunté inconscientemente por qué hizo lo que hizo ese día, ahí empezamos una fuerte discusión, no la soporté, agarré un cuchillo de la mesa y la empecé a amenazar. Ella trató de huir, pero yo la alcancé y en un descuido le corté el cuello, después de degollarla, no sabía qué hacer, pensé bien y luego la arrastré hasta el patio, la enterré y limpié toda la sangre que dejó.
Unos días después, casi me volvía loca por los ruidos que escuchaba en mi pieza, las cosas se movían solas de un lado para el otro, hasta que me harté, le dije a papá que teníamos que mudarnos lo más rápido posible, aunque él no quería, así que lo amenacé con decirle a mamá la verdad sobre él y la amante que tenía, rápidamente nos mudamos a esta casa. Pero no terminó ahí el problema, una noche, en mi pieza la volví a ver a mi amiga, me dijo que si no hacía lo que ella quería, me torturaría y me mataría lentamente, luego al pasar los días me empezó a gustar lo que ella hacía, nos volvimos mejores amigas otra vez como lo fue en un momento, desde ese día mi amiga los estaba aterrando a uno por uno, eso sí, me dijo que José se hizo amigo también de ella, y que nos estaba ayudando con todo lo que hacíamos... – La mira José y trata de decirle algo... – ¿Qué querés?— dice Brisa, le saca la mordaza y le responde...
—¡Que ella nunca fue mi amiga!, yo tenía un amigo, que no se llama igual que tu amiga, se llama de otra manera, él no vino de la otra casa, él salió de la esquina del techo de mi pieza— Brisa lo mira bien y no sabe qué responder, Braian intenta hablarle, Brisa le quita también a él la mordaza...
—¡¿Qué querés decir?!— Le alza un poco la voz a él y le responde...
—Que ahora entiendo todo— Lo mira a los ojos con enojo ella y le pregunta...
—¿Qué es lo que entendiste?—...
—Brisa, esa no era tu amiga, todo el tiempo era el monstruo que conoce José quien te manipulaba para hacer todo esto—...
—¡¡No es cierto!!— le grita en la cara...
—¡Abrí los ojos Brisa!, ¡No es tu amiga quien te está manipulando! ¡¡¡El monstruo solo vio la oportunidad en vos y lo hizo!!!—...
—¡Calláte! – Le grita y los amordaza otra vez a los dos, luego se vuelve a sentar y empieza a pensar. Magalí, Braian y José la miran atentamente, luego de unos segundos, ella empieza a llorar, se le acerca a Magalí y le dice con lágrimas... – Perdóname, mamá, vos sabés que no quería hacer nada de esto... por favor, perdonáme— Magalí logra quitarse la mordaza de la boca mientras ella llora arrodillada con la cabeza entre sus piernas.