En la Lluvia

Capítulo 3

La temporada de lluvia parece no tener fin, a pasado ya tres semanas desde la bienvenida a los novatos, no tuvimos ningún accidente mayor. Bueno, desde entonces he tenido a una mosca rodeándome todo el rato.

-Sal vamos a la feria este fin de semana- me dijo Juli-tenemos tiempo sin salir con los chicos.

- ¿Quién va?

-Rob, Lara, Carl, tú y yo, ¿vas?

- Si-Me gusta ver llover, pero no el olor que queda después de la lluvia. Hoy es jueves, mi día favorito de la semana, hoy es el día en que leo cuentos a los niños en un orfanato a las afueras de la universidad.

-Salma! - ¿ya les mencioné que una mosca anda volando por aquí?

Noah había desarrollado la manía de seguirme desde la noche de la bienvenida, lo encontraba en todos lados, hasta en la sopa.

-¿Qué tal mi outfit?- un jean negro, una camisa blanca, acompañado de una cadenas color plata y una bolsa de color negro, puedo admitir que se esfuerza mucho en lucir bien.

-Esta bonito-admití

- ¿Sólo bonito?

- ¿Qué quieres que te diga?

-Vas a ir a leer a los niños-afirmó- ¿Puedo ir contigo?

- Si puedes- creo que a los niños les gustará que otra persona les lea por hoy.

- ¿Enserio?

-Si

Es un chico muy raro

Los chicos no quieren leer a los niños

El orfanato “Rosas” es un lugar muy vistoso a la vista, con un color naranja que resalta entre las construcciones blancas del lugar, con grandes ventanas que permiten ver como niños pasan de un lado a otro. Tenía 15 años cuando lo conocí, en lugar de tener una quinceañera vistosa mis padres me trajeron aquí…

“-Es importante que aprendas el valor de compartir lo que tienes- dijo mi papá estacionando el auto- es mejor dar que recibir.

-No somos millonarios, ¿No podemos ayudar a los demás? – dije.

-No tienes que ser millonario para ayudar a los demás Salma, créeme que tu tienes mucho más de lo que los niños aquí tienen-suspiró- vivimos con el concepto de que si no das miles de dólares no ayudas-abrió la puerta- por más pequeña que sea la ayuda, estás haciendo algo para cambiar la vida de alguien y eso…es lo que verdaderamente cuenta.”

-Hola Sal, ¿Cómo estás? - me preguntó el señor que cuida la puerta del lugar desde hace mucho tiempo.

-Bien gracias por preguntar- le di una sonrisa.

- ¿Quién es él? - señaló a Noah que se encontraba a mi lado.

-Un amigo que quería venir- me encogí de hombros.

-Josh y Derek se van a poner celosos

-No lo creo.

Los pasillos eran de colores con distintos cuadros pintados por los niños que habían vivido aquí.

-¿Quiénes son Josh y Derek?- me pregunto mi compañero ganándose mi atención.

-Ya los conocerás- me limité a responder.

12:35 es hora de almuerzo, el patio y pasillos estaban vacíos, dejando ver lo amplio del lugar, girándome agarre el antebrazo de Noah y corrí con él.

- ¿A dónde vamos?!

-A tu iniciación- en el costado del patio había una resbaladera de unos dos metros de color amarillo esperando por los niños- sube- dejé de correr.

- ¿A eso?

-Si.

-Tengo 22 años, no 12.

-Eso no importa, sube- le animé- Tu reputación no se dañará, no hay gente.

-Tu-me señaló.

-No lo haré.

-Recuérdame la razón por la que estoy haciendo esto- me miro mientras se sostenía de los costados del juego.

-Siempre es bueno recordar a nuestro niño interior.

-Soy un adulto-repitió.

-Una vez vi en un kdrama que un adulto es sólo un niño sin quejas, que se ha inclinado al mundo de los adultos y ha crecido acostumbrándose a las ilusiones de su alrededor, un adulto es sólo eso, un niño- le sonreí.

Suspiró- ¿Cuál es ese kdrama? Suena interesante.

-Reply 1988, prepara los pañuelos porque lloras mucho- caminé hasta la parte de la caída de la resbaladera- ahora déjate caer, estoy aquí, así que no tengas miedo.

Soltó una carcajada escandalosa para después decir- no tengo miedo- sin más se dejó caer levantando arena cuando sus pies tocaron en piso.

-Genial- se sacudió los pantalones- mi outfit está lleno de arena.

-Tu outfit no va a durar impecable-me crucé de brazos- estamos hablando de niños, tendrás suerte si no te vomitan- le di una miranda- vamos.

La hora de comida era muy especial para los niños ya que siempre cantaban antes y era la antesala de una tarde divertida llena de aventura para ellos.

-Sal llegaste-me llamó la atención Iron- estaba preocupado, no puedo yo sólo con los niños.




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