Mi mañana iniciaba con otra postal de Dylann; esta vez de Londres, junto con fotos de ellos autografiadas. El primero era Dylann, su firma elegante en mitad de su cuerpo deslumbraba, el segundo era Christopher, el tercero Tao, quien parecía estar obligado y por último su hermano, Harry. Me sentía afortunada de tener ediciones autografiadas y aun mas de una banda tan famosa.
The Rain se había formado en el 2019, y hasta ahora su éxito no hacia mas que crecer, llevaban 3 álbumes de estudio, y la verdad "4ever" era mi favorito, Dylann me había comentado el era uno de los canta autores de la banda, pero que jamás escribió una letra con un sentimiento real. Mire por un momento mas las fotografías y aun no entendía como Tao y Harry eran hermanos...
Pero la verdad creo que eso era obvio, solo que i mente lo omitía. Decidí escribirle una postal de vuelta a Dylann, era mi primera vez respondiéndole una, ya que las 20 anteriores no supe que decir, y nos comunicábamos muy poco por mensaje, quizás esto de las postales lo hacia por cortesía y no por amistad.
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El sol del atardecer teñía de tonos dorados la pequeña sala de espera mientras esperaba mi turno para entrar a la consulta con la psicóloga. Observaba los libros apilados en las estanterías y las fotografías enmarcadas que decoraban las paredes, tratando de calmar los nervios que revoloteaban en mi estómago. Finalmente, mi nombre resonó en el silencio y me levanté, atravesando la puerta entreabierta hacia el espacio tranquilo y acogedor del consultorio.
La Dra. Martínez me recibió con una sonrisa cálida y me invitó a tomar asiento en el cómodo sofá frente a ella. Me senté con la espalda recta, tratando de parecer serena cuando en realidad mi mente estaba revuelta por las emociones que llevaba guardadas por tanto tiempo.
—¿Cómo te encuentras hoy, Danielle?— preguntó la Dra. Martínez, con su voz suave y tranquilizadora.
—Supongo que... confundida— comencé, desviando la mirada hacia mis manos entrelazadas en mi regazo. —Últimamente he estado lidiando con algunos pensamientos y sentimientos difíciles.
La psicóloga asintió comprensivamente, animándome a continuar.
—He estado reflexionando sobre mi relación con Dylann— confesé, sintiendo un nudo en la garganta. —A veces siento que... no sé, como si no fuera realmente mi amigo. Como si estuviera conmigo por lástima más que por verdadera amistad, se que llevamos tiempo de volver a vernos y es pronto para la palabra amigo, pero mi ansiedad no me deja tranquila.
La Dra. Martínez me observó atentamente, esperando a que continuara.
—Recuerdo momentos en los que me ha apoyado, pero también hay otros en los que siento que se distancia, como si estuviera incómodo a mi alrededor—expliqué, luchando contra las lágrimas que insistían con brotar. —Y entonces me pregunto si es porque sabe sobre mi pasado, sobre los traumas que he sufrido... Si en realidad no quiere ser mi amigo, sino que simplemente se siente obligado a hacerlo, si no quiere lidear conmigo, o porque simplemente es una persona famosa, quizás solo delirio doctora.
Un suspiro escapó de mis labios, liberando parte de la tensión que había estado acumulando.
La Dra. Martínez me escuchó en silencio, su expresión compasiva reflejando la empatía que sentía por mí. Tomó notas ocasionalmente mientras yo compartía mis pensamientos más íntimos, creando un espacio seguro donde podía expresarme libremente.
—Es natural sentirse insegura en las relaciones, especialmente después de experiencias difíciles— dijo finalmente, su voz reconfortante. —Pero recuerda que la amistad verdadera se basa en la aceptación y el apoyo mutuo. A veces, nuestras percepciones pueden distorsionarse por nuestros propios miedos e inseguridades, a si que de tal manera yo te recomendaría hablar con el, quizás eso puede ayudar mas.
Asentí lentamente, absorbiendo sus palabras con atención.
—Te animo a que hables con Dylann sobre tus sentimientos— continuó la Dra. Martínez con la idea —La comunicación abierta y honesta es fundamental en cualquier relación, y podría ayudarte a aclarar tus dudas y fortalecer su vínculo.
Me sentí reconfortada por sus palabras, sabiendo que tenía un camino para abordar mis preocupaciones. Agradecí a la Dra. Martínez por su orientación y salí del consultorio con una sensación de alivio, lista para enfrentar mis temores y buscar la claridad que tanto anhelaba en mi amistad con Dylann.
—No olvides tu cita con el psiquiatra hoy para seguir el tratamiento con los medicamentos.
Asentí un tanto nerviosa.
Me mantuve en la sala de espera por unos 5 minutos mas cuando mi nombre otra vez comenzó a sonar para mi cita con el psiquiatra. Esta fue corta y la esperanza de salir corriendo se aproximaba, cuando me dijo que me podía retirar y pasar por mi medicación fui la persona mas feliz del planeta.
Caminaba en circulos mientras esperaba mis medicamentos. Mi corazón latía con fuerza mientras sostenía el teléfono en mis manos temblorosas. Marcaba el número de Dylann, ansiosa por hablar con él y aclarar las cosas que me estaban atormentando desde nuestra última conversación. Esperaba escuchar su voz reconfortante al otro lado de la línea, pero en cambio, una voz desconocida respondió.