En la primavera, Dylann tuvo al fin el valor para ir a la casa donde Danielle vivió la mayor parte de su vida, de conocer su habitación y estar con sus padres. Esto jamás lo había querido hacer ni cuando ella estuvo viva, ya que cuando ella murió él culpo a su madre de todo.
Danielle le había escrito una carta a sus padres, la cual D había leído, y fue hasta entonces en que decidió dárselas.
"Querida mamá,
Es difícil poner en palabras todo lo que he sentido a lo largo de los años. Desde pequeña, siempre anhelé tu amor y tu apoyo, pero en lugar de eso, encontré dolor y desilusión. Recuerdo los momentos en los que me sentía perdida y buscaba consuelo en tus brazos, pero solo encontraba indiferencia.
Crecí sintiendo que nunca era suficiente, que mis logros nunca eran lo bastante buenos para ti. Pasé noches en vela preguntándome qué había hecho mal, qué podía hacer para ganar tu amor. Pero nunca encontré respuestas.
He enfrentado desafíos que nunca te conté, dolores que guardé en lo más profundo de mi ser. Me esforcé por ser fuerte, por ser la hija que pensabas que debía ser, pero en el proceso, perdí parte de mí misma.
A pesar de todo, quiero que sepas que siempre te he amado y que, en el fondo de mi corazón, solo quería tu amor y tu aceptación. Me duele que nuestra relación haya sido tan difícil, y desearía haber tenido la valentía de hablar contigo sobre todo esto antes.
Hoy, escribo esta carta para liberarme del peso que he llevado por tanto tiempo y para decirte que te perdono. Te perdono por no ser la madre que siempre necesité, y me perdono a mí misma por esperar algo que nunca llegó.
En cuanto a papá el siempre fue lo mejor en mi vida, me ayudo y estuvo aun a la distancia por su trabajo para mi. Es por eso que jamás me aleje de él. Dile por mi que lo amo. Y que me perdone por acabar con mi vida.
Con errores y esperanza,
Danielle."
—¿Crees que ella me perdono de verdad?— pregunto la madre de Dan a D. Él parecía realmente triste con toda la situación.
—Yo se que si.
—¿Y tú?.
Era una buena pregunta, ¿Él había perdonado a la mujer que le causo tanto daño a la mujer que amo?, después de todo ella era su madre, quien le había dado la vida y a su vez quien en parte se la había quitado.
—Yo no tengo nada que perdonarle.
—Te arrebate a mi hija.
—Ella ya sufría, y mucho, no hay culpas aquí.
—Me das esperanza pequeño.
—Si alguien día se siente sola sabe que puede ir a la clínica, siempre habrá un lugar para usted allí.
Ambos fundieron sus palabras en un cálido abrazo y Dylann decidió continuar con su vida desde ese momento, llevando en su corazón siempre aquella poeta que le cautivo el corazón, se lo robo y llevo con ella.