En Pereira puedes encontrar muchas cosas, cada una más extraña que la otra, piensas que es una pequeña ciudad perfecta donde los acontecimientos no pasan de un asesinato en un bar o simplemente un nuevo suicidio en el viaducto frío de la ciudad. El primer día de universidad suele ser un nuevo comienzo para todo adolescente con un sueño de vida, pero, no sería mi caso, estaba rodeado de nerds, además de generarme interés en conocerlos, mi sensación era más de celos. La mañana era más fría de lo normal, mi mente solo se excusaba diciendo que eran los nervios, pero no sabes qué pensar cuando te mudaste de casa e ingresas a la universidad, adicional eres un asocial con rarezas tan perfectas que no todos pueden entender. Al final de cuentas, los nerds que esperabas que tuvieran rasgos solitarios como tú, resultan ser más sociables que un perro. El viento sonaba en silencio, se reflejaba en su invisibilidad, creías que te decía algo, se acercaba, silbaba, gemía, gritaba, se acercaba y cuando su llamado se hizo más fuerte, solo se escuchó un "hola" en tu espalda.
"Hola, me llamo Scarlett... ¿también eres nuevo?", dentro de mí solo quería oír el llamado tenebroso del viento, pero, necesitaba amigos, "soy Kerim, y sí lo soy, trágicamente". Nos miramos con lo que parecía una sonrisa sarcástica pero que demostraba las pocas ganas de existir, era agradable. Por un momento recordé que estaba atraído por el extraño llamado del viento, pero de la nada solo me centre en el bosque que cubría la universidad, de la nada el viento regresó, chocando contra las ramas de los árboles, por un pequeño momento escuche el llamado de auxilio de personas y un pequeño reflejo de mi nueva casa aprecie mientras los gritos en mi mente aumentaban, mi corazón sufrió un pequeño infarto cuando Scarlett me sorprendió con su mano en mi hombro con las palabras "hey, regresa conmigo, no quiero quedarme sola por tus viajes ancestrales". Con lo que logré hacer el primer día de universidad me sentía contento, hice una amiga, me gustó la temática de la carrera, aunque no sé la razón de haber entrado a negocios internacionales, en fin, fue un día largo y extraño, por todos los sucesos misteriosos que pasaron, todo desde que estamos en la casa nueva, aunque no le diría súper nueva, papá y sus gustos, al parecer era la única finca en la zona, es agradable, pero muy nueva para mí. El estar en casa es algo gratificante, aunque estresa ver los estados de los ex amores platónicos con los que nunca supe convivir, solo saben mostrar sus cuerpos en los estados, porque no tienen nada más interesante que mostrar, mis dos gatos adoran la casa porque tienen muchos lugares para dejar salir su tierna bipolaridad, aunque yo solo quería acostarme a dormir, estaba fatigado, pero como toda persona sin vida interesante solo veía idioteces en YouTube, pero lo que no llegué a imaginar era que, la casa nueva en un remoto lugar de Pereira, ocultaba algo que vuelve a la noche una estación de muerte y temor, en la noche estaba aquello esperando por mí, pero no lo sabía, en ese momento solo pensaba en la razón por la que dejamos Turquía por Colombia, solo recordaba mis primeros días hablando español, deberían oírlo, trágicamente nunca pude aprender a pronunciar la doble R, y vivir en un país latino con eso, bueno, es algo complicado si tus compañeros saben sacarle provecho, nunca me llegué a molestar por algo así, incluso me molesto a mí mismo. La noche estaba silenciosa, no imaginé que en una finca fuese así, pero no conocía del todo este país, era tan novato como mi hermana Hülya, siempre hemos sido muy unidos y compartíamos mismos sentimientos, eso implicaba la sensación al mirar hacia afuera cuando no había luz, pero no era solo mirar, era sentir, nuestros ojos y mente sabían que había algo ahí, pero vamos, somos extranjeros, aunque llevábamos 3 años viviendo aquí, sentíamos que era como la primera vez. La mente de nuevo buscaba calmarnos haciéndonos pensar que solo era el viento moviendo las hojas, pero no recordaba que el viento estuviera consciente de que estabas ahí, viéndolo, era como si la oscuridad tomara vida, una vida que comenzó dos años y medio después de haber llegado a la casa nueva, pero antes solo era el pensamiento de que la noche veía, cada día la sensación agregó el pensamiento de que la noche estaba cazando, sabía que no siempre se sentía eso, tal vez era porque en Estambul estábamos rodeados de ciudad, era la primera vez que convivía día y noche con naturaleza, a pesar de estudiar negocios por seguir el legado familiar, siempre fui amante de los animales y logré aprender todo sobre cada uno de ellos desde que tenía 8 años. Mi madre era colombiana, y después que un mal suceso llevara la empresa de mi padre a la quiebra, nos refugiamos en Colombia, porque la sede aquí no se vio afectada por el robo en masa que hubo en Turquía, después que nuestra economía se recuperó, decidimos quedarnos aquí, pero, fue la peor decisión.