En la oscuridad

Capitulo:9 Mentiras perversas.

Había pasado exactamente una semana desde que comencé a recibir los aterradores mensajes y llamadas de mi enigmático acosador apodado ´´El fantasma´´

Hasta el momento no sabía nada de él solo que era hombre y eso fue gracias a mis suposiciones ya que una mujer no tiene la fuerza suficiente para hacer todo eso, a menos que sea una boxeadora profesional y estaba segura de que no lo era.

Esta mañana me levanté realmente hambrienta, mi estómago rugía con fuerza pidiendo combustible para poder empezar el día de hoy, así que podía comerme todo un banquete si me lo ponían en frente. Di un paso atrás antes de pasar por el lumbral de la puerta de la cocina, debido a que mi madre hablaba de manera sospechosa por teléfono.

¿Cuál era el motivo?

Nunca hizo algo como eso, siempre demostraba lo poco que le importaba ser escuchada porque sus grandes conversaciones no eran más que programar conferencias, hacer citas con socios para cerrar tratos y darle órdenes a su asistente sobre eventos que debían agendar, supongo que algo está ocultando y mi maldita curiosidad moría por saber que era.

Me quedé tan quieta como podía e hice el mayor de los silencios posibles.

- ¿Este fin de semana? - susurró- estás loco ¿qué te hace pensar que iré? Las cosas están marchando muy bien y no quiero…¿olvidaste lo que te dije la última vez? No pretendo seguir con esto ya ha sido suficiente-suspiró ante la respuesta que recibió-bien iré solo prométeme que pararas de hacerlo y no te preocupes por ellos ya se me ocurrirá algo, por cierto, debo colgar en cualquier momento bajará-escuché sus pasos aproximándose a la puerta-está bien te veo el viernes.

Aguardé unos minutos antes de entrar no quería que sospechara nada con respeto a la posibilidad de haber escuchado algo referente a la llamada.

¿Con quién estaba hablando?

¿Qué es lo que desesperadamente quiere terminar?

Esto estaba muy raro, apostaba lo que fuera  a que no era nada bueno, sino no hablaría en susurros y sin olvidar un detalle importante recuerdo perfectamente oírla decir:

´´No te preocupes por ellos ya se me ocurrirá algo´´

¿A caso se estaba viendo con alguien más? Tenía más que claro la decadencia del matrimonio de mis padres, si el motivo de su rareza era ese no debía sorprenderme, el barco empezó a hundirse desde hace mucho, pero es solo que aun conservaba una esperanza, la misma que por años mantuve tras esperar día con día que volvieran a notar mi existencia y si eso ya ocurría con lentitud, ¿por qué la relación de mis padres no  podía cambiar también? 

-Elise- tragó fuerte suprimiendo el pánico que se reflejaba en sus ojos al creer que yo había oído su conversación-cariño, ¿cuánto hace que estás aquí? -sonríe forzadamente.

-Buen día mamá justamente vengo entrando-noté como apretaba el teléfono entre sus manos- ¿ya se acabaron tus vacaciones?

- ¿Qué? - bajó la mirada al móvil-Oh no, es solo que mamá llamó, quería saber cómo estábamos.

-Es muy lindo de su parte deberíamos ir este fin de semana a visitarla, ya sabes como un paseo familiar, hace mucho que no tenemos uno.

-Si tienes razón, si tan solo ayer no me hubieran hablado del trabajo, me dijeron que este fin de semana harían un seminario, serán tres días de aburridas reuniones y así. Quieren que todo el personal de la empresa asista.

-Eso es terrible- dije ocultando el sarcasmo en mis palabras- ¿no puedes decirles que tienes planes y se te hace difícil presentarte?

-Negó con su cabeza-No. Lo siento mucho es solo que son muy estrictos en cuanto a eso y al último empleado que no pudo ir por razones parecidas lo despidieron y no creo que tú quieras que pierda mi trabajo... ¿o sí?

No contesté nada solo la miré detenidamente llena de ira, luchando para que no se notara, era increíble lo mentirosa que era, juraba que si no hubiese escuchado esa llamada probablemente aquí estaría como tonta creyendo todo lo que me decía.

-Se acercó a mí y besó mi frente- Sabía que entenderías siempre has sido muy comprensible-sus labios se curvaron hacia arriba- ahora ve a desayunar pequeña.

Asentí con ganas de limpiarme y gritarle exigiéndole la verdad, odiaba las mentiras no hay justificación para ninguna de ellas, al fin y al cabo todas son hechas con el mismo propósito y sentimiento: engañar a quienes aman, herirles. Sin embargo, no lo haría no soy así, además que no conseguiría nada haciendo un numerito solo probablemente un castigo.

Llegaría al fondo de esto de una u otra manera, así como averiguaría quien es el imbécil que me fastidia.

De repente el apetito se había ido, lo único que deseaba era salir de casa, lo poco del buen humor que poseía se fue ante las eminentes razones.

-No voy a desayunar- cogí mi mochila azul marino- acabo de acordarme que le prometí a Thomas llegar temprano para repasar la materia de exposición de un proyecto.




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