No recuerdo mi infancia con exactitud, pero una vez cuando tenía 10 años, me preguntaron en clase si creía en los cuentos de hadas y finales felices, para mi corta edad no sabía la respuesta ya que desde siempre me habían enseñado a no soñar despierta y que la magia no era real.
Pero que equivocada estaba, lo sucedido me ayudó a darme cuenta que puedes tapar el sol con nunca dedo... O en este caso no puedes borrar el pasado con una mentira.