En Las Curvas ¿del Amor?

UN ESPEJISMO

—Creo que encontré a tu novia fugitiva, mejor dicho, la que se la comió o algo así, como sea, deberías darme un gran bono.

—¡Idiota!, Deja de decir sandeces, recuerda que trabajas aquí sin mover ni un dedo y tener el trasero calentando el asiento todo el santo día, así que darte bien pagado.

Responde con un tono un poco más alto de lo normal, no le gustaba que le dijera así

—Bueno, no te enojes, se supone que esa fiesta era solo para gente de la empresa, muy bien busqué entre los archivos del personal en recursos humanos, encontré una que otra con sus características, pero nada.

—Entonces no hiciste nada.

—Qué escandaloso e impaciente, claro, a un del Toro no le gusta perder. Bueno, a lo que iba, hay un archivo, pero sin foto. — Le lanza los documentos sobre el escritorio en la oficina del ahora accionista mayoritario de empresas Menfis.

—Como no va a tener, es ilógico.

—Tengo la teoría, que es como cenicienta, a las doce, se le acababa el encanto y es tan fea que hasta el flash falla con ella.

—Te estás portando más idiota de lo normal, ahora déjame solo. Voy a revisar esto y ver qué táctica usar.

Tratando de no tomarle importancia a los comentarios impertinentes de su dizque, mejor amigo, más bien cómplice, se podría decir.

—Todo un estratega, mi querido jefe, bueno, te dejo que voy a darme un paseo por las instalaciones de la empresa.

—No te le acerques, es mi lista, mi juego, mi presa; si estoy de buen humor, ya sabes.

—No gracias, no son de mi tipo, cuando repitas de la lista ahí, si puede ser, solo voy a tantear el terreno nada más—Poniendo las manos clamando inocencia, pero el humor de Sebastián, estaba que no lo calentaba ni el sol, era un hombre acostumbrado a tener a la mujer que deseaba y al momento que deseaba, nadie se le iba a escapar, mucho menos una mujer como ella.

—Disculpa, sabes. ¿Dónde está el baño?

Cuando Evelyn, lo vio, no lo podía creer, casi se atragantaba con su propia saliva. Lo reconoció al instante, era el príncipe de la fiesta, los nervios se apoderaron de ella, ¿sí la reconocía? De manera torpe señalo la otra puerta, su corazón latía a mil por hora, era tan atractivo, con un aroma tan varonil, uno que ella nunca había podido sus fosas nasales aspirar alguna vez, la imagen de aquel hombre la impacto aquella noche y seguía haciéndolo justo ahora, sin imaginar que en la mente de aquel hombre estaba la frase.

—Vamos hombre, recuerda que en la fiesta se veía hasta guapa, en el fondo lo es, repítetelo una y otra vez, en el fondo es guapa, en el fondo es guapa, si muy bien, no veas su horroroso cabello, no veas esos lentes que parecen platos o esa ropa horrible que luce, más parece un uniforme de granjera cuando va a limpiar el chiquero, recuerda ninguna se te escapa y ella no será la excepción.

—Me parece haberte visto en otro lado, pero es imposible, olvídalo, debo estar delirando, muchas gracias.

Se marchó dejándola ahí, con la expresión de sorpresa, con una mano en su pecho y otra en su boca, iba a lanzar un grito de la emoción de poder haberlo vuelto a ver, pero sabía que no podía, tenía pavor que la reconociera, se supone que ella no había ido, eso les dijo a las cacatúas cuando vinieron a burlarse de ella.

—Fue la mejor fiesta del año y ese socio, estaba para chuparse los dedos.

—Alto, rubio, esos músculos ¡Por Dios! Hasta creo que tiene tatuajes, le da un aire peligroso. Pero ¿qué vas a saber tú de hombres?, que ni a la fiesta fuiste.

—¿Cómo sabes que no fue?

—Solo mírala, no pasaría desapercibida.

—Si tienes razón, no fui. ¿Contentas? — Por primera vez en meses, de alguna manera intentaba defenderse.

—¿Hablas? Así suena tu voz, qué chistosa igual que tú, pues claro cómo te ibas a presentar, mírate, con esos cabellos de coliflor, aunque más parece nido de arañas — Intentaron tocarla y ella retrocedió por instinto, mientras que las cacatúas siguieron riendo y comentando entre ellas, a la vez que se alejaban, su pasatiempo favorito del día era molestar a Evelyn Carter, en eso eran expertas.

¿Cómo olvidarlo?, y sacarlo de su mente, si no pudo dejar de pensar en él.

—Un hombre tan guapo como él, debe tener un montón de mujeres babeando justo como lo hago yo. ¿Tendrá novia? No preguntes cosas que no son de tu incumbencia, Evelyn, tú haz tu trabajo y a casa a ver a tus bebés.

Las horas pasaban y recibió un mensaje de Alana, quien le dijo que se fue temprano por Andrés. Evelyn no entendía, es que las indirectas no iban con ella, solo le dijo que no se preocupara por ella.

Cuando estaba caminando hacia su casa, sintió mucho miedo, no le gustaba ir sola, no dejaba de mirar hacia todos lados, casi le da un paro cardiaco, cuando de repente una sombra se acercaba, pudo ver por encima del hombro, acelero el paso, muerta del miedo, hasta que sintió una mano sobre su hombro, dejo caer su bolso y grito.

—Llévese todo, por favor, no me haga nada.




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