—Tranquila, todo estará bien.
—Nunca le había presentado un novio a alguien, bueno, nunca he tenido novio en realidad—, con el rostro algo avergonzado por sus palabras.
—Quiero ser el primero en tu vida en muchas cosas, es todo un placer ser quien te robe besos a diario y provoque tus suspiros.
—Eres muy romántico, ¿lo sabías? — Enredando sus manos al cuello de Sebastián, quien trataba de rodear su cintura con sus brazos con un poco de dificultad, sin perder la sonrisa que hacía que las mariposas en el estómago de Evelyn danzaran sin detenerse.
...
Ahora estaban en un restaurante, a ella le sudaban las manos en cambo, él estaba muy tranquilo, después de todo era un paso más hacia su objetivo, tenía que hacer que se sintiera segura, de su supuesto amor que sentía hacia ella y eso significaba tener que ser presentado como el flamante novio frente a la mejor amiga de la chica “De sus sueños”
—Allá está, esa es mi mejor amiga —se saludaron muy efusivamente, en ese instante, el rubio sintió una opresión extraña al ver cómo Alana, le regresaba el abrazo a Evelyn. No podía entender que era exactamente.
—Soy Alana, la mejor amiga de Evelyn, dejémonos de formalismos que no estamos en la empresa y yo no soy su empleada aquí en la calle— Dejo con la mano extendida al príncipe, sintió una corriente fría, en vez de la mejor amiga, sentía que estaba frente a algún adversario por la atención de quien para él ya era su chica.
—Alana, por favor, no seas así, él fue el de la idea. ¿Recuerdas?
—Sí, pues, ¿por qué será? — Expresó ella con total desconfianza, le era muy difícil aceptar aquel supuesto y repentino amor de Sebastián hacia Evelyn.
—Tranquila, mi cielo, la entiendo, solo te está protegiendo, después de todo es tu mejor amiga. — En un momento dado detecto algo que solo una persona le podía confirmar.
—¿Ves, Alana?, te lo dije, mi príncipe es encantador.
—Sí, claro como no—tratando de evitar el poner los ojos en blanco , ante lo absurdo que le parecía aquello, definitivamente algo no le cuadraba en todo aquello.
—En señal de mis intenciones con mi hermosa novia, estoy esperando alguien que quiero presentarles, justo ahí viene.
Ambas dirigen su mirada hacia una joven, despampanante, con figura de infarto, usando un vestido pegado al cuerpo color Salmón, resaltando sus tributos, cabello corto y unos pendientes largos, sobre todo impecablemente maquillada, como si fuera a alguna alfombra roja.
—Disculpen la tardanza, perdóname primito, pero Albert es nuevo en la ciudad y no se sabe los atajos— Luego de saludar con dos besos en la mejilla a su primo, sin antes decirle “Eres un desgraciado, luego te las cobro” — Miren quien tenemos aquí, seguro que eres tú la mujer que vuelve loco a mi querido primo
Su mirada no estaba en alguna de las dos en particular, pero al ver cómo Evelyn, baja los ojos sumándole las mejillas sonrojadas, era evidente, pero no entendía por qué su primo hacía aquello. ¿Obra de caridad? O un simple juego macabro, pero no importaba, después de todo habían hecho un trato, la habían sacado de prisión sin informarle a su hermano y, aunque lo lamentaba por la pobre ilusa, no podía hacer nada más que seguir el juego.
—Ella es Evelyn, la mujer de la que tanto te he hablado, prima— Sebas, cogió de las mejillas de Evelyn y le dio un casto beso.
—Príncipe, no hagas eso, que va a decir tu prima, mucho gusto.
Le estiró la mano para saludarla, pero esta la atrajo hacia ella, con un abrazo. Ahora la recordaba perfectamente, era la de la fiesta, de hace un poco más de un mes.
—Cariño, nada de saludo de las manos, somos familia y esta preciosura con cara de haber chupado un limón. ¿Quién es?
Alana, estudiaba sus gestos, pero también debía aceptar que ante ella estaba una mujer muy hermosa, seguramente era modelo porque su rostro se le hacía conocido.
—Soy Alana, la mejor amiga de Evelyn, pero no soy la única que le puede patear las bolas a tu primo, si se pasa listo con ella.
—¡Ouch!, eso de seguro duele, lo siento, primo por las joyas de la familia, es broma, cariño, bájale un poquito a la agresividad, que mi primo no es ningún demonio vestido de ángel. ¿Verdad, rubio?
Lo miro, luego de quitarse los anteojos, era evidente el doble sentido que había puesto en sus últimas palabras, se sentía un poco intimidado, después de todo eran tres pares de ojos, que no dejaban de observarlo.
—Alana, tiene mucha razón en defender a Evelyn. La entiendo, es como cuando te defiendo de ti de cualquier amenaza y lo hacía sin dudar. ¿Cierto prima? Pero después de todo, para eso es la familia, para apoyarse en las buenas y en las malas.
—Tienes razón y por ti soy capaz hasta de esconder un cadáver, así de unidos somos no hablemos de cosas fúnebres y comamos para conocernos mejor,
Estaba sentada al lado de Alana, quien seguía viendo a Sebastián y no prestó atención cuando Lorena tocó unos cabellos sueltos que tenía.
—Amo tu cabello, ¿Qué champú usas? O, mejor dicho, ¿Quién es tu estilista? ¿Cómo te encuentro en las redes? El mío se escribe así.