En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 4: la reunión del cuarteto

Durante lo que había transcurrido del día, la preocupación de Sebástian no mermaba y mantenía sus aires de inquietud en cada momento. Luna sentía curiosidad por conocer las razones que al parecer atormentaban a su amigo, pero Cha le explicó que se trataba del torneo y que Sebástian tendría que enfrentar a Ryan en dicho evento, creyendo Luna también en dicha idea.

Una vez terminada la clase de Lenard, la cual era acerca de valores básicos tanto de los elementales como de los humanos, el director se fué a otro salón. Los alumnos allí presentes, tan pronto como Lenard se perdió tras la cerrada de la puerta, hicieron relajo en el aula, allí el cuarteto aprovechó para hablar durante el ratito entre clases.

—Bien, matemáticas —comentó Wyatt mientras se estiraba— no es mi favorita pero al menos presto atención en ella.

—A tí ninguna clase la puedes considerar como tu “favorita” —lo regañó Luna— ¿hay tan siquiera alguna que te guste en el horario de la semana?

—Sí, el recreo —respondió.

Luna volteó los ojos mientras Cha le hablaba a Sebástian.

—Oye, y sobre el torneo…

—Ni que lo digas —respondió Sebastian.

—Quiero decir, no te preocupes por Ryan ni nada de eso, recuerda que hay reglas para que no te lastime tanto.

Sebástian, confundido por el comentario de su amiga pero sonriendo por su intento de hacerlo sentir mejor, le agradeció.

al aula llegó una mujer de estatura mediana, complexión delgada, oscuro cabello largo y un poco despeinado, nariz de punta redonda y ojos de color café, quien al mandar a sentar a los que estaban de pié se presentó:

—Segundo año ya, ¿eh? Por si no me recuerdan, me llamo Hannah Noguera y les imparto la clase de matemáticas. ¿Pasaron bien sus vacaciones?

Un "sí" llenó el aula.

—Me alegra por ustedes, hoy repasaremos lo que es álgebra, así que saquen sus cuadernos mientras les refresco los modelos de factorización.

Varias fórmulas fueron escritas mientras la profesora las explicaba, pero Wyatt, tras no prestar atención al considerar que volver a ver el tema sería contraproducente, llamaba a Sebástian.

—¿Y qué has hecho en vacaciones?

—Pues…

Luna los regañó y con la mano les indicó que prestaran atención, pero tras unos breves segundos al escucharlos hablar hace ratito, susurró:

—Si quieren vamos los cuatro a mi habitación y nos ponemos al corriente de lo que nos ha pasado.

Wyatt, Sebástian y posteriormente Cha cuando le preguntaron si aceptaba asintieron, y acordaron el sábado por la mañana.
 

La semana fué de agrado para todos recordando cómo vivían en la Ee y la nostalgia de haber llegado por primera vez a aquél increíble lugar.

A eso de las ocho de la mañana, Sebástian, Wyatt y Sun-Shin estaban en la puerta de la habitación 8 del pasillo 6, puerta de la habitación de Luna, quien luego de por qué tocaban les dejó pasar.

Aquella habitación tenía una pequeña sala con una mesa redonda en medio, las paredes eran de madera estilo vintage y el piso era de mármol, y más al fondo había otra puerta que tenía un cuarto para dormir y el baño.

—Pues este es mi cuarto, la verdad me gusta bastante porque… Cha, ¿Qué estás haciendo?

Todos voltearon a ver y vieron a Cha al borde de la puerta quitándose los zapatos hasta que escuchó que la llamaron y se detuvo.

—Entra así nomás —dijo Sebástian.

Cha se acomodó de forma lenta los zapatos otra vez, como si eso le fuera extraño y entró dando pasos largos como si quisiera evitar pisar tanto suelo lo más posible.

Una vez adentro, Luna los invitó a sentarse alrededor de la mesa para conversar.

—Bien —comenzó Luna con una sonrisa— me alegra que estemos juntos de nuevo, fueron cuatro meses la verdad que geniales a la vez que raros, principalmente por el contexto de nuestras habilidades.

—Si —opinó Wyatt.

—Bien, durante mis vacaciones hice cosas como estudios vacacionales o cosas por el estilo.

—¿Por qué no me sorprende viniendo de tí? —preguntó Wyatt con un tono sarcástico.

—… me agradaron bastante, allí aprendí cosas interesantes, además, a lo mejor si sigo así mi papá se pone contento.

—¿Huh?

Luna cambió su tono alegre a uno más serio.

—Mi papá es un hombre exigente y perfeccionista, tú podrías hacer cualquier cosa y él va a ver el más mínimo error para que lo notes y seas consciente de ello, pero aún así lo quiero mucho.

—¿Y no te estresa o algo así? —preguntó Sebástian.

—Sí y mucho, pero gracias a él es que soy como soy en cuanto a inteligencia me refiero.

—Mi papá era como el tuyo pero más suave —comentó Wyatt— si fallaba o algo así llegaba a ayudarme con su humor y su sabiduría.

Wyatt miró hacia arriba sonriendo y alzó el pulgar mostrándolo al techo, o tal vez, al cielo.

Wyatt era huérfano de padre y madre, los cuales murieron en un accidente hace ya varios años.

—Siento que nuestros padres se hubieran agradado, Wyatt.

—Tal vez. En fin, ¿y tú, Cha, qué nos cuentas?

—¿Yo? Pues… I learned to speak english.

Los tres se sorprendieron al oírla.

—Y no se las dá —comentó Wyatt.

—Verán, cuando volví a mi casa le conté a mi mamá y a mi papá que tenía cuatro meses de vacaciones, casi les da un ataque escuchar eso y pues no querían que pasara haciendo nada todo ese tiempo, así que les sugerí que aprendiera un idioma.

—Ya veo —dijo Sebástian— así los tendrías contentos y te ayudaría en tu sueño de ser maestra de idiomas.

—¡Exacto! Porque juro que voy a ser maestra de idiomas en el futuro y nada me lo va a impedir.

Cha demostraba seguridad en sus palabras y decía su sueño con orgullo.

—¿Y tú, Sebástian?

—Bien, pues, trabajaba en una heladería los fines de semana.

—¿Cómo ven? —dijo Wyatt— Nos salió emprendedor.

Hubo una risilla y Sebástian continuó hablando.



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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