En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 12: en el valle Elementya

Así pasaron un mes entero, salidas que no les daban problemas en cuanto a economía se refería y en las que se relacionaban aún más con cada una. En las clases y trabajos, Sebástian se juntaba más con Cha que con otros, y esta correspondía gustosa a su amigo.

Entre los lugares que visitaron estaba el famoso "callejón 13", callejón que era famoso en Enemeia al punto de tener su leyenda. Hace muchos años, en la lejana época de 1753, en ese sitio se cometieron varios asesinatos por un elemental supremacista que seguía los ideales del difunto Connor Austin, el nombre de aquel asesino era desconocido, pero se dice que mató a más de veinte elementales ahí mismo. Fué capturado en 1755 y encarcelado de por vida, muriendo en 1832. La leyenda cuenta que las almas de sus víctimas y la del propio asesino están en ese callejón, esperando por alguien que se atreva a caminar en ese espacio para así, si es el alma del asesino, acabar con la persona brutalmente, y si son las víctimas, darle tal susto que muera de un ataque al corazón o quede loco.

Entre Cha y Sebástian, quien más aterrado estaba al oír eso era Sebástian, y fué solo por la experiencia y porque Cha no quería ir sola que se encaminó dentro del callejón sin soltar el brazo de la coreana y medio cerrando los ojos, sintiendo el corazón en la garganta.

Hubo gente que se rió de ellos por creer que eso era real, pero ambos eran tan supersticiosos que si les decían que la única forma de cruzar el callejón de forma segura era haciéndolo en ropa interior, ellos lo hubieran hecho solo por si las moscas, y el aspecto lúgubre y tenebroso del lugar no ayudaba a creer que ahí no pasaría nada.

Otro de los lugares que visitaron fue el mirador Ruoma, un mirador construido por un francés al pie de una colina de buen tamaño que daba una hermosa vista a la ciudad y la playa Lahmuq, aunque está última se alcanzaba a ver con algo de esfuerzos.

En ese sitio ambos se sentían completamente diferentes que en ese callejón, la sensación era agradable, tranquila, aquella sensación que te susurra al oído que todo va a estar bien y que no tienes nada de qué preocuparte.

Con el pasar de las salidas, aprendieron a no llegar tarde y que Azariel no los regañara. Agda, anotando cosas, siempre estaba detrás de ellos sin que lo notaran.

Un sábado, con el cielo teñido de un color purpúreo, estaban en la playa Lahmuq, recorriendola lo más que pudiesen. La playa tenía arena grisácea y el sonido de las olas llegando a la costa relajaba bastante, y la brisa combinada con gotas de agua marina refrescaban a cualquiera que estuviese ahí.

Habían recorrido ya un buen tramo cuando Cha se detuvo, vió una roca que estaba ahí y le dijo a Sebástian:

—Hace un año, en esa piedra de ahí, te conté lo que me atormentaba y tú me escuchaste a pesar de lo mal que te trataba, me felicitaste por mi cumpleaños y hasta me hiciste un pastel. Además, siempre voy a atesorar este collar —siguió mientras mostraba un collarcito de cadena delgada, hecha pareciendo oro rosa con una medialuna de un cristal brillante bordeado—. Ese día, me hiciste sentir escuchada y querida, además me regalaste una bonita forma de pensar: "No hay personas malas, solo gente con ideales incorrectos".

—No hay de qué —se apenó un poco— solo quiero que sepas una cosa: yo siempre voy a estar contigo sin importar qué, y me esforzaré porque tú siempre te sientas bien, estar allí cuando sientas que el mundo se te viene encima o cuando necesites un hombro en el cual llorar.

Aquellas palabras llegaron a Cha de forma especial, pues tras que fueron bonitas y venían de la persona que le gustaba, eran casi las mismas palabras que le dijo el Sebástian de su sueño de hace ya varias semanas. Sun-Shin sonrió tontamente y se sonrojó.

—Creo que ya tenemos que irnos —indicó Sebástian— no hay que romper la racha de regreso puntual.

—De acuerdo, voy tras de tí.

—Mejor a mi lado, así no te pierdo de vista y me aseguro que regresemos juntos.

Ambos emprendieron rumbo a la Ee, y en la entrada de la misma con buena puntualidad, Azariel los recibió con una cara amargada.

—Vayan a cenar —les indicó.

Bajo el manto de la noche, ya el cuarteto no cenaba junto, pues Wyatt y Luna les daban privacidad a sus amigos, viéndolos contentos de ver lo bien que se llevaban luego de ese mes de salidas.

—¿Cuándo se harán la pregunta? —dijo Wyatt.

—No lo sé —respondió Luna—. Hay que darles tiempo para que estén seguros.

—¿Como hace un mes cuando básicamente lanzamos a Sun-Shin al campo minado? —se burló refiriéndose a la primera cita espontánea entre Sebástian y Cha.

—¡Eso es diferente! Ahí necesitaban un empujoncito, ahora hay que dejarles el resto a ellos.

La hora de dormir llegó, y Cha estaba realmente feliz yéndose a la cama después de sus cosméticos en el baño. Agarró a Gaji Ma, el cual estaba aún despierto, y lo puso sobre la cama para hablar con él.

—Gaji Ma —le decía con una sonrisa— siento que Sebástian ya debe sentir algo por mí, la forma en la que dijo que estaría ahí para mí fue casi la misma manera que me lo dijo el Sebástian del sueño. ¡Incluso estábamos en el mismo lugar!, ¿Crees que sea una señal?

El conejo estaba arañando las sábanas buscando acomodarse.

—Siento que podríamos comenzar algo formal, así que esperaré ansiosa el día en que me pregunte si quiero ser su novia.

Apartando a Gaji Ma a un lado de la cama, Cha se acostó y se durmió, aún con una sonrisa en la cara.

Al día siguiente por la mañana y ya desayunados, Sun-Shin invitó a Wyatt y Luna a su habitación para contarles sus avances. Estaban ya en la salita cuando Cha comenzó a hablar.

—Les tengo buenas noticias.

—¿Ya son novios? —inquirió Luna con alegría, llevándose una pequeña decepción por la respuesta.

—No, aún no.

—¿Entonces?

—Es que siento que ya siente algo por mí. Ayer me dijo cosas que me habló el Sebástian de aquel sueño, ¿Recuerdas que te conté?



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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