En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 13: rastros de memoria

Cuando Agda se mostró completa y seguía lanzando piedritas a ambos, se dirigió a sus compañeros con palabras a cada uno:

—¡Pobrecita Cha!, ¡La rechazas solamente por fea!, ¡No seas así, ¿No ves que te quiere mucho?!

—¡En primer lugar, no la estoy rechazando por esa razón! —explicó Sebástian enfadado por las rocas—. ¡Y en segundo lugar, ¿Qué haces aquí?!

—Pues supe que iban a estar aquí, así que quise ver qué pasaba.

Flashback

Con la luz de la mañana, Agda caminaba entre los pasillos de la Ee con la sonrisa característica que se cargaba, hasta que de pronto escuchó a Cha.

—¡Tengo que decirte algo!, ¡Veme en el valle Elementya a las cuatro, es algo sumamente importante acerca de nosotros dos!

Tras eso, vió como la coreana se dirigía a su habitación, y por el origen y naturaleza del sonido, parecía que se lo dijo a alguien que dormía en esos dormitorios. Agda sabía a la perfección en dónde estaba el cuarto de Sebástian, por lo que supuso que le hablaba a él y sintió mucha curiosidad por lo que ella le fuese a decir a las cuatro de ese día.

Fin del flashback

—¡Esas cosas son privadas! —le recriminó Sun-Shin secándose las lágrimas.

—¿Que no escuchaste el volumen con el que lo dijiste? Además, si no venía me hubiera perdido cómo te rechazaba.

Sebástian se enfadó, Agda era una persona realmente agradable, pero tenía la facilidad de sacarte de quicio en un dos por tres. Luego de eso, Agda tomó más piedritas y se las lanzó a ambos.

—¡Déjanos en paz de una vez! —le gritó Sebástian poniéndose frente a Sun-Shin para evitar que las piedritas la golpeen.

—¡No! —dijo Agda con un tono algo infantil.

Tras lanzar más piedras usando su cinta oscura, no se fijó en que una de ellas agarró una roca considerablemente más grande, que golpeó a Sebástian en la cabeza haciéndolo caer al suelo desmayado.

—¡Sebástian! —gritó Cha acercándose a su amigo inconsciente, pero de pronto un horrible calor azotó el lugar y le hizo alejarse un poco.

Agda reconoció el calor, y empezó a preocuparse bastante recordando lo que ocurrió en el torneo luego de esa sensación luego de que Sebástian se desmayara. Un remolino de fuego se formó tapando a Sebástian, y de las llamas una vez más apareció el arcángel infernal, con sus ojos faltos pupila pero que veían a Agda con rabia mientras batía sus alas para mantenerse en el aire y con unos músculos hinchados. Como una antorcha viviente, el fuego de las alas y el cabello de Sebástian teñían de una luz naranja todo a su alrededor.

Con un solo batir de alas, Sebástian se encontraba frente a Agda dispuesto a golpearla, pero Agda se hizo a un lado para esquivar el golpe por muy poco. A ambas chicas les sorprendió la velocidad con la que Sebástian volaba.

Cha, asustada por lo que Sebástian le pudiera hacer en ese estado, se puso detrás de uno de los árboles de por ahí mientras Agda empezaba a recibir una brutal paliza por parte del arcángel. Golpes en el estómago, las costillas, la cara y por todos lados eran servidos por el alado, quien golpeaba con una gran fuerza a Agda.

En un intento, Agda intentó defenderse con todo lo que pudo, envolvió a Sebástian en su cinta oscura, le disparó con sus balas de sombra, y hasta le daba golpes en la cara si lo tenía cerca, pero nada de eso funcionaba. La cinta se quemaba o desaparecía al contacto, las balas no le hacían ni cosquillas y los golpes no afectaban en lo absoluto.

Sebástian puso su mano en dirección a Agda y un torrente de fuego llenó el sitio, incendiando a Agda y a los árboles alrededor. Cha intentó apagar las llamas que habían en el suelo y la corteza para que el bosque no fuera perjudicado tanto, pero el fuego arrasaba sin importar cuánto lo intentara.

Tomando a Agda por la cara, Sebástian la estampó en el piso y la golpeaba repetidas veces en el rostro con llamas en sus manos, y la pobre de Agda lo único que podía hacer ante la fuerza de Sebástian era resistir lo que pudiera. Cha, que se mantenía aún ahí para socorrer a Sebástian cuando el arcángel se desactive, no pudo ver más cómo el alado daba tal paliza a Agda y le lanzó un chorro de ácido, mismo que no tuvo efecto alguno y que ni siquiera Sebástian se percató que se lo lanzaron.

—Este monstruo… —pensaba Agda aterrorizada al ver cómo nada surtía efecto alguno.

El arcángel la tomó por la pierna y la arrojó hasta uno de los árboles en llamas, partiendo lo y cayéndole brasas encima, las cuales le dolieron y se quitó rápidamente. Impulsado por un batir de alas, Sebástian estaba sobre Agda, y tomándola de los hombros, se la llevó consigo hasta una altura considerable y la dejó caer al suelo tras un golpe en el estómago. No se rompió nada en la caída, pero el topetazo y los golpes le dejaron morados en el cuerpo.

Sun-Shin corrió hacia Agda.

—¡¿Estás bien?!

—He estado mejor… —suspiraba adolorida.

Cha la ayudó a levantarse y se dispuso a ponerla a salvo, pero Sebástian, aún en el aire, vió a Agda y emprendió vuelo hacia ella. Cha intentó detenerlo con ácido, pero no surtió efecto otra vez.

En el suelo y volviendo a ser golpeada, Agda tomó un puñado de tierra del sueño y lo lanzó a los ojos de Sebástian, cegandolo por un rato permitiéndole escapar mientras él se frotaba los ojos.

Agda, en un intento desesperado, amarró a Cha con sus cintas y se puso detrás de ella para que le sirviera como escudo humano.

—¿Qué crees que hac…? —decía Cha, pero su boca fué tapada con otra cinta.

—Eres tú o yo, y no voy a ser yo, discúlpame.

El arcángel recuperó su vista, y giró la cabeza de un lado a otro para encontrar a su oponente, logrando verla detrás de Cha.

El arcángel aleteó hacia donde estaban ambas, y Cha, presintiendo lo que le esperaba, cerró los ojos esperando el golpe, mismo que nunca llegó.

Todas las cintas que apresaban a Cha desaparecieron, y vió como Sebástian estaba otra vez atacando a Agda, sin entender qué ocurrió.



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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