En las llamas del arcángel (elemental School 3)

capítulo 15: enseñar la verdad

Sebástian entró a su cuarto realmente cansado, y ni bien puso la cabeza sobre la almohada se había quedado dormido.

De sus sueños, lo único que recordaba era que estaba en el valle con Cha, quien lloraba y éste la estaba consolando.

Sebástian se despertó temprano ese día sábado, tal vez debido a la costumbre de las clases y que en el centro se levantaba con los primeros rayos de sol, se estiró y recordó su sueño.

—Cha… tengo que hablar con ella, no quisiera que dejemos de hablarnos por eso.

Se dirigió al baño y se tomó una ducha, y mientras se bañaba, rápidamente se pasaba una afeitadora plástica por la parte del bigote y la barbilla. Aunque lucir una barba era algo que deseaba, la que sale cuando uno está a dos semanas de cumplir diecisiete años no es particularmente atractiva ni bonita, si no más bien todo lo contrario.

Al salir del baño se puso lo primero que tuviera a la mano y se dirigió a desayunar, siendo que Wyatt estaba ahí sentado comiendo tostadas. Cuando ambos se vieron y las personas alrededor ya no les interesaba como antes el tema del arcángel para ir a sofocar a Sebástian de preguntas, ambos entablaron conversación sentados en la mesa.

—¿Otra vez el arcángel?

—Otra vez el arcángel, y al parecer están más cerca de saber de qué se trata.

—¡Me parece genial! Eso quiere decir que ya no vas a desaparecer de nuevo por varios días, ¿No es así?

—Ojalá, no es desagradable el sitio pero prefiero estar aquí con ustedes —respondió Sebástian tomando un sorbo de café con leche.

Wyatt terminó de comer, pero se mantenía para platicar con Sebástian.

—Oye… ¿Y qué pasó en la cita con Cha la otra vez?

Sebástian casi se atraganta al escuchar eso, y Wyatt le golpeaba la espalda para ayudarlo.

—¿Y tú cómo sabes eso? —Sebástian pensó un momento— ¿Ustedes sabían que Cha…?

—Sí —aceptó sintiendo las intenciones de Sebástian con la pregunta—, es que Luna y yo creíamos que en serio podrían ser compatibles, han pasado por varias cosas juntos que no me sorprendería si terminan en un rincón de la cafetería ocultos mientras se devoran a besos.

—Basta —dijo Sebástian sonrojándose un poco.

—Y siendo honestos, ¿Por qué le dijiste que no?

—¿Qué dijo ella?

—Dijo que dijiste que no sentías lo mismo y que te disculpabas por hacerle pensar que sentías algo por ella.

Sebástian sintió un peso caer sobre él, pues había imaginado la forma en la que su amiga le contaba eso a quienes la habían ayudado a que la persona que le gustara le correspondiera. ¿Sería llorando? ¿O acaso solo se sentiría decepcionada?

—Es por eso… —aceptó Sebástian.

Wyatt notó algo en el cabizbajo mirar de Sebástian, y arriesgándose un poco dijo:

—¿Por eso y…?

Sebástian frunció el entrecejo.

—Si bien ambas versiones concuerdan, pareces como si no fuera por lo único que le dijiste que no, ¿No tiene algo que ver con el físico o algo así? Porque creeme que no iré de chismoso si me lo dices.

—¡No, para nada! Cha no es en absoluto fea, incluso me gustan sus ojos y pelo.

—Entonces no es por eso…

En aquel momento llegó Luna, quien al ver a Sebástian corrió hacia él y se sentó a la par vacía.

—¿El arcángel otra vez? —preguntó.

—Sí —le respondió Wyatt—, estábamos hablando de que Sebástian tiene otra razón oculta para no querer a Cha como novia, y no es por algo físico.

—¿En serio?

—¡No es verdad! —dijo Sebástian— ¡No hay ninguna otra razón!

—¿Y entonces por qué te alarmaste tanto que Luna también teorice? Sabes que ella es lo suficientemente lista como para averiguarlo.

—Me halagas, Wyatt —se sonrojó—, pero si Sebástian dice que no hay otra razón más que el que no siente lo mismo, entonces debemos creerle.

En ese momento Wyatt se levantó para irse a su cuarto y Luna fué a traer su desayuno, mientras que Sebástian estaba ahí sentado con algo de culpa en su mente. ¿Debía sincerarse? Al fin y al cabo, eran sus amigos, y fuese lo que fuese que le ocurra ellos siempre iban a estar ahí. Suspirando y decidido, dijo:

—¡Wyatt!, ¡Luna!, ¡Vengan!

Una llevaba su plato en manos y el otro estaba ya en la puerta del comedor, y los dos acudieron al llamado y se sentaron.

—¿Qué ocurre? —preguntó Luna.

—Es que, sí hay otra razón por la que le dije a Cha que no.

—Lo sabía —se enorgulleció Wyatt.

—¿Me prometen que si se los cuento no se van a burlar de mí o algo parecido?

—Lo prometemos —dijeron ambos al unísono, y Luna siguió comentando— y si tuviera que ir adivinando qué es por la forma en lo que lo dices, no tienes de qué avergonzarte. Si no te gustan las mujeres pues…

—¡A mí me gustan las mujeres! —aclaró alzando un poco la voz y disculpándose con los que voltearon a verlo.

—¿Y entonces? ¿Es porque tienes novia en el mundo humano y le eres fiel? —trató de acertar Wyatt.

—No —negó.

—Déjalo hablar.

—Bien. —comenzó Sebástian bajando un poco la voz.

»Hace casi seis años, estaba enamorado de una compañera de mi salón, su nombre era Sofía, y era la niña más bonita que se pudieran imaginar, aunque también me gustaba porque era inteligente y le gustaba ayudar a los demás. Yo tenía unos once años para ese entonces, y la verdad era alguien bastante tímido en el aspecto romántico, así que no intenté conquistarla.

»Así pasaron unos dos años, y cuando teníamos trece, decidí hacer algo finalmente. Ese catorce de febrero le escribí una carta donde le expresaba mis sentimientos y se la dejé en su asiento durante el recreo. Cuando volvimos, vió la carta que le dejé y la guardó hasta el final del día, dónde me interceptó y me mostró la carta. Yo me hice el que no sabía nada, pero me dijo que me había visto entrar al salón con ella durante el recreo y salir sin la misma, así que me sentí muy avergonzado mientras la leía enfrente de mí sin dejarme ir. Cuando terminó de leer yo ya me esperaba que me rechazara o algo así, pero para mí agradable sorpresa sonrió y me dió un beso diciendo que ella sentía lo mismo hace un tiempo, y ese fué mi primer beso y mi primera novia.



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En el texto hay: juvenil, romance, ficcion

Editado: 09.01.2023

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