En lo más profundo de tu mirada

Capítulo I: Riamos juntos y divirtámonos

Las risas no podían faltar cuando Victoria contaba aquella anécdota de aquel último día de clases de su hija, en las cenas familiares. Por otro lado, su hija Verné escuchaba siempre en silencio y sonreía cuando algunos de los presentes empezaban a reír o a preguntarle: —Pero pasaste 7 años en ese colegio ¿Cómo pudiste perderte? —. A lo que Verné siempre contestaba: —No había estado durmiendo bien esos días por las tareas tal vez fue por eso—. Seguidamente se sobaba el brazo un poco avergonzada por lo descuidada que había sido.

—Lo bueno es que el portero estaba ahí para guiarla supongo que a cualquiera en esas circunstancias podría pasarle algo similar— decía su madre tratando de que su hija no se sintiera incomoda y riera junto con ellos.

No puede dudar que por un lado le parecía gracioso, pero aunque quisiera reír de aquella experiencia no podía porque siempre se sobaba su brazo cuando sentía vergüenza y siempre que lo hacía podía sentir un leve ardor, un recordatorio aun impregnado y posiblemente con una marca a futuro grabados en su brazo.

—¿Ma ese día me llevaste a casa, no? ¿Me fuiste a buscar verdad? — Siempre preguntaba cuando estaban solas y su madre que aunque confusa por la pregunta respondía que sí, que ese día había tenido tiempo y había pasado a buscarla, entonces ella podía estar tranquila al menos durante algunos días antes de bañarse y ver de nuevo la marca.

Mientras el agua corría por sus hombros, parecía como si el agua fluyera con recuerdos que ella por ninguna razón querría evocar, pero para cuando se daba cuenta de lo que pasaba dentro de su cabeza, ya era demasiado tarde. Podía sentir el frio aire recorriendo por sus piernas y luego por sus brazos, al principio era relajante pero después de un rato sentía una corriente de miedo que le impedían moverse. No había absolutamente ningún ruido, nadie estaba ese día y el sol empezaba a ocultarse.

“—Eso era porque había dormido y como me había sentado en la carpeta que estaba al lado de la ventana por eso sentía frio y yo…—“Pensaba en sus adentros pero entonces volvía a sentir la corriente de miedo recorrer por su cuerpo cuando dentro de aquellos recuerdos observaba sus zapatos deportivos pegados a la pared y luego al caer en la cuenta que no podía dar un paso más… cuando quería gritar y no podía entonces…

“—El portero ese día me había encontrado en el patio cerca del puesto de comida y mi madre me había venido a recoger—“Se decía para sí misma y entonces podía sentir de nuevo el agua de la ducha recorrer su cuerpo y su cabello mojado en su espalda también podía escuchar los ruidosos perros de su vecino de al lado ladrar, rogando posiblemente que su dueño regresara de trabajar. Su madre siempre le recordaba que debía tener cuidado con esos perros cuando salían de casa, cualquier movimiento brusco los ponía nerviosos y por lo tanto podrían morder. Era cierto, aunque en realidad debía tener cuidado con cualquier perro, si señor todo animal merecía respeto y cuidado.

Cuando entraba a su cuarto luego de bañarse, ver las sabanas limpias y echarse encima de ellas, era el ambiente más acogedor para descansar o mirar algo por su celular mientras su cabello secaba, no sin saltarle un último pensamiento a la cabeza y reírse ligeramente ante aquel pensamiento: “No puedo creer que me perdí en mi colegio exactamente ese último día de clases, todo por andar distraída y por querer dormir un poco más” “Debería tener mas cuidado”




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.