En lo mas profundo del bosque

Capitulo 3: ¿Aren?

Muero de hambre desde que llegamos aquí no hemos comido absolutamente nada...

Para ser sincera este lugar no está tan mal, aunque hace frio, pero me gusta el invierno.

Hay que ver el lado bueno a las cosas.

Mi habitación no es tan grande, está en el piso de arriba, tiene un balcón mediano y las paredes son un color beige ¡Aburrido! Voy a tener que redecorar eso si, pero por el momento me ocupare de acomodar mis cosas.

Nuestras pertenencias las traerán más tarde, así que por el momento no tengo cama ni ningún otro mueble, pero la habitación tiene un armario incluido esta como incrustado en la pared, con una gran puerta corrediza color marrón oscuro.

Abro mi maleta y tiro toda mi ropa y otros objetos en el suelo, empiezo guardar todo, en eso encuentro una fotografía con mi mejor amigo Gabriel, estamos abrazados.

No sé si está bien que tenga estas cosas cuando me decidí a olvidarlo, pero a la vez no puedo porque le prometí no hacerlo.

-Hija ¿Quieres ir a comer? - veo a mi madre abrir la puerta de mi nueva habitación asomando su cabeza.

¡Al fin comida!

- ¡Claro que sí! Muero de hambre. – dejo mis cosas en el suelo y voy junto a ella. – ¿Qué vamos a comer? Y ¿A dónde?

-Escuche de un lugar que se encuentra aquí cerca, se llama Colorado burgue, así que vamos por unas hamburguesas. – bajamos las escaleras, son de madera de color blancas, están desgastadas y algunas rechinan al pisarlas.

- ¡Si! Mi comida favorita. – las tripas me resuenan y se me cae la baba de tan solo imaginarme una suculenta hamburguesa. – ¿Está muy lejos?

- No, solo a un par de cuadras, camina rápido que corre un viento frio. – apura el paso.

- ¿Por qué no vamos en auto? Por algo existe ¿No? – me freno.

-La gasolina no es gratis niña. – me agarra del brazo y me hace seguir caminando.

Por momento olvido que no somos millonarias.

Luego de caminar unas eternas "Par de cuadras" llegamos a Colorado burgue.

Entramos al lugar y aquí sí que está calentito, nos sentamos en una mesa que se encontraba en una esquina junto a la gran pared de vidrio o como sea que se llame.

-Señoritas... ¿Qué van a ordenar? - el mesero nos mira atento con su libretita en la mano.

Siempre he querido hacer eso, así como en las películas.

El aparenta de unos 20, tiene cabello castaño con rulos, es alto de piel pálida y ojos marrones oscuros.

-Gracias por lo de señoritas. – sonríe mi madre- Yo quiero una hamburguesa simple con un agua si gas, por favor. ¿Y tú? ¿Qué quieres? Tita.

Ash ya se estaba tardando en llamarme así.

-Yo quiero una hamburguesa doble, con papas fritas las del combo grande, de aderezo mostaza... ah, y una coca cola por favor. – el mesero me mira sorprendido.

-Diablos señorita. – suelta en un susurro no tan susurro porque si logramos escucharlo.

Mi madre se ríe.

- ¿Qué? No comí en todo el día. – me cruzo de brazos, ese comentario logró ponerme de mal humor.

- ¿Son turistas? – cambia de tema el mesero.

-Y a ti eso que te importa. – levanto una ceja.

- ¡Tita! – me regaña mi madre – De hecho, somos nuevas en el pueblo, nos mudamos hoy. – le sonríe amablemente al mesero.

-Ah, que bu...

-Ya ve a entregar la orden. – lo interrumpo y no dejo terminar su frase, mi madre solo me mira de mala forma.

El mesero se va.

- ¿Por qué eres tan grosera? – me apunta con el dedo mi madre.

-Él fue más grosero al decir "Diablos señorita". – intento imitar la voz de hombre - ¿Qué nunca vio a nadie con hambre?

- ¿Enserio te enojaste por esa estupidez?

-Si ¿Y qué?

-Mientras más grande, más pendeja te me haces. – pone cara de resignación.

Estaba por responderle, pero mi móvil comienza a vibrar.

Lo enciendo y son mensajes de Gabriel y Elena.

Gabriel: 10 llamadas perdidas + 30 mensajes nuevos.

Elena: 5 mensajes nuevos.

Solo leo los últimos mensajes de Gabriel.

"Oye, dijiste que no ibas a olvidarme :(

¿Por qué no atiendes mis llamadas e ignoras mis mensajes?

¡Ya encontraste un mejor Gabriel que yo! ¿verdad?

Tahiiiiis responde por favor, te extraño :( "

Sin pensarlo una sonrisa se me escapa.

"Perdoooon Gaby, es que aquí no hay muy buena recepción! "

Presiono la tecla *enviar*

La verdad que miento, no quise responder, pero me siento culpable al hacerlo sentir mal.

-Aquí están sus pedidos. – llega el mesero con nuestras hermosas hamburguesas.

Él se estaba por retirar, pero mi madre lo detiene.

-Oye mi hija quiere disculparse contigo por ser tan grosera. – mi madre me mira con una sonrisa tensa.

- ¿Qué? Yo nunca dije...- mi madre me patea debajo de la mesa. - ¡Ahuch!

-Tita... - pone un tono amenazante – Dile al joven lo que me dijiste que querías decirle.

El mesero me mira con una sonrisa divertida, lo disfruta el maldito.

-Ash... Discúlpame. –suelto muy bajo.

- ¿Qué? No escuche. – dice sonriente, se aprovecha de la situación el desgraciado.

-Que me disculpes por decir que hagas tu trabajo. – suelto con una sonrisa falta, él se cruza de brazos.

- ¡Thais! – mi madre me mira con esa mirada que solo las madres saben hacer, esa mirada que te penetra el alma y que si no haces lo que dice ¡Morirás!

Okey, exagero, pero me dio ...esa mirada...

- ¡Okey! Disculpa por ser tan grosera. – lo digo sarcásticamente mirándolo - ¿Contenta?

-Está bien señorita. – le habla a mi madre – Estoy acostumbrado a lidiar con niñitas como ella. – me señala con el dedo.

- ¡Oye! – maldito mesero.

Él se ríe y se va.

-Te lo tenías bien merecido. – me regaña mi madre.

- ¿Por qué? – pongo cara de perrito.

-Por grosera y malcriada, ahora come tu hamburguesa.

La miro y me limito a comer mi deliciosa hamburguesa.




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